Opinión
Fuego y normas absurdas
Los eco regímenes agrícolas, pensados para la biodiversidad, se convierten en combustible para los incendios que arrasan el campo español
Al hilo de los incendios forestales, voy a poner un par de ejemplos de normas absurdas impuestas desde los despachos, en este caso los de Bruselas, sobre todo, que fomentan la propagación del fuego cuando ha prendido la mecha. El primero se refiere al eco régimen conocido popularmente entre los agricultores como «el de los pájaros». Así, para cobrar la ayuda correspondiente, es obligatorio que los cerealistas dejen sin segar hasta el 1 de septiembre un 4% de la superficie que hayan sembrado y por la que soliciten esa ayuda.
Evidentemente, si surge un fuego en esa zona en julio y agosto y se encuentra con ese combustible las llamas se propagan mucho más rápidamente. El objetivo de la citada medida es que haya más alimentos para los pájaros y fomentar la biodiversidad con más insectos y mariposas. Pero, claro, si aparece el incendio, estas últimas y las aves van a sufrir las consecuencias.
El segundo ejemplo se refiere a lo que se denomina «cubiertas vegetales en cultivos leñosos». Explicado para que todo el mundo lo entienda: se trata de no arrancar todas las hierbas y plantas que nacen entre los olivos, las vides o los frutales. Cuando esta vegetación se seca en verano, facilita la propagación de las llamas. El agricultor debe respetar esta práctica agronómica si quiere cobrar la ayuda correspondiente.
La lista de normas absurdas desde el punto de vista de la lucha contra el fuego sería muy larga. Ahora es la ocasión de dar una vuelta a todas ellas, a la vista de que los incendios están provocando daños económicos importantes en el campo español.
La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) lanzó ayer una primera estimación de 600 millones de euros, avisando, eso sí, de que se trata de cifras muy provisionales. Lista de perjuicios: animales muertos, parcelas arrasadas, naves y maquinaría destruidas, pueblos y casas que han sido pasto de las llamas y problemas en la alimentación del ganado extensivo que ha logrado sobrevivir, por no hacer la relación extensa.
Y, mientras sucede todo lo anterior, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, que se supone que todavía lo es, sigue desaparecido. Sus vacaciones son sagradas, mientras una parte del campo español sigue ardiendo.