Economía

Gabriela Orille: «No invierto en ideas bonitas sino en gente que sabe cuándo pivotar y cuándo cortar»

Para esta business angels reconocida por el universo de startups español, el factor humano es el predictor más sólido en sus decisiones de inversión

Gabriela Orille
Gabriela OrilleCedida

La carrera de Gabriela Orille comenzó a principios del año 2000, construyendo páginas web desde una habitación en Oviedo. En esos primeros proyectos, ofrecía y vendía análisis técnicos de bolsa, lo que le permitió establecer una relación temprana con el mundo Fintech, sector al que lleva vinculada más de 28 años. Para esta business angels reconocida por el universo de startups español, el factor humano es el predictor más sólido en sus decisiones de inversión.

¿Qué distingue a una buena startup Fintech frente a una que simplemente sigue modas o buzzwords?

Una buena startup Fintech resuelve una fricción real del cliente con una propuesta clara y escalable, de un modo mucho mejor que lo que hacen los actores tradicionales. A esto se le suma un entendimiento del cliente profundo, una ideación y ejecución rápida, un testeo inmediato y ciclos ágiles de decisión: capacidad de retirada o apuesta por lo entregado. La omnicanalidad en la experiencia de usuario es clave: el reto de mantener una UX uniforme en todos los puntos de contacto es el foco actual y la demanda del cliente. La interoperabilidad desde el diseño unido al cumplimiento normativo automatizado son elementos esenciales para la escalabilidad y la confianza del usuario.

Ha invertido en proyectos muy diversos, desde muebles hasta arte digital

Como en mis años como asesora financiera, siempre he creído que la diversificación es clave para gestionar el riesgo, y esa lógica también la aplico cuando invierto en startups, Empiezo por lo básico: un equipo fundador sólido, complementario y con visión clara; un mercado suficientemente grande y accesible (TAM); un problema real y relevante que la startup quiera resolver, y una capacidad de interacción ágil, que como decía antes hoy es más crítica que nunca.

Además de focalizar en la "resiliencia adaptativa", es decir, la habilidad de una startup para modificar su modelo sin perder su propósito. Es algo que detectas cuando el equipo demuestra capacidad para tomar decisiones difíciles en un momento temprano.

Cuando analiza una inversión:¿Qué peso tiene para usted el equipo fundador frente al modelo de negocio o la tecnología? ¿Qué señales le hacen confiar o desconfiar?

El equipo fundador es, sin duda, el principal predictor de éxito en etapas tempranas, y representa más de la mitad del peso en mi análisis de inversión. Esto no es solo intuición: lo confirman muchos de los estudios: la calidad humana y operativa del equipo marca la diferencia incluso por encima del modelo de negocio. Complementariedad de perfiles, claridad estratégica desde el primer pitch, y, sobre todo, capacidad probada de ejecución. Lo que más me hace desconfiar es la incoherencia entre lo que se dice y lo que reflejan los números, o un liderazgo que reacciona con rigidez cuando hay que tomar decisiones duras o cambiar de rumbo.

Como digo tecnología, en muchos casos, se ha convertido en un commodity. Lo que realmente marca la diferencia es cómo el equipo la interpreta, la adapta y la convierte en una solución viva, útil y escalable. En última instancia, no inviertes solo en una idea o en una arquitectura técnica: inviertes en la gente capaz de hacer que eso funcione, y de reinventarlo si es necesario.

En todo este recorrido como inversora: ¿Cuál diría que ha sido su mayor acierto… y su mayor error? ¿Qué aprendió de cada uno?

Mi mayor error fue dejar mucho tiempo una inversión. Hay que salir cuando se debe. Mi mayor acierto: vislumbrar que estamos avanzando hacia un mundo híbrido, donde lo digital y lo físico se integran cada vez más. Por eso, las startups que conectan ambos mundos tienen un papel clave en el futuro. Imagina tener una experiencia inmersiva en una habitación de tu casa, sin necesidad de gafas, como quien hoy tiene una sala de cine en casa. Pero aquí, al tratarse solo de software, ese contenido puede cambiarse y adaptarse a lo que tú quieras, en cualquier momento.

Ha estudiado en instituciones como MIT, Harvard, IESE o ISDI. ¿Qué papel juega la formación continua en su carrera y en su capacidad para innovar?

La innovación sostenible nace del aprendizaje continuo y de la diversidad de pensamiento. En mi caso, explorar metodologías distintas, cruzar industrias y compartir con personas de generaciones diversas ha sido clave para detectar patrones, conectar ideas y diseñar desde la perspectiva del usuario. No se trata de acumular títulos, sino de mantener la mente abierta y cuestionar los propios sesgos y estar dispuesta a desaprender para volver a empezar.

Es docente en ESIC, Digit Institute, ISDI, UNIR… ¿Qué mensajes o valores suele transmitir a las nuevas generaciones de profesionales que quieren entrar en Fintech o emprender?

Lo primero que intento transmitir es mi pasión por este sector. Me siento una afortunada por poder dedicarme a algo que realmente me gusta, y creo que agradecerlo es más importante que nunca, especialmente en los tiempos que corren.

Después, hay tres pilares que considero esenciales:

  • Los datos, como base para tomar decisiones informadas.

  • La regulación, que debe estar presente desde el inicio. Siempre insisto en que las primeras reuniones sean con legal y compliance, no con tech.

  • Y el diseño centrado en el cliente, porque vivimos en un mundo donde la imagen importa, la simplicidad es clave y solo tenemos unos segundos para captar la atención del usuario.

También defiendo con firmeza que, para innovar de verdad, hay que entender el negocio. Si no comprendemos bien los procesos y los "pains" del cliente —ya sea interno o externo—, no seremos capaces de aportar soluciones que marquen la diferencia.

Ha sido reconocida entre las Top 100 Mujeres Líderes y en medios como Forbes. ¿Cuál es su visión sobre el liderazgo femenino en el mundo startup y tecnológico? ¿Qué cree que aún nos falta como ecosistema?

Falta confianza estructural en la diversidad como palanca de valor, aún arrastramos sesgos y hay escasez de referentes técnicos femeninos. Pero destaco que según un estudio de BCG, las startups fundadas por mujeres generan más ingresos por cada euro invertido, aunque reciben mucho menos capital.

Lo que falta es normalizar el liderazgo inclusivo como una ventaja competitiva, no como una concesión social. La verdadera equidad vendrá cuando no haga falta preguntarlo, porque el talento, no tiene género.

Está a punto de lanzar una nueva insurtech como CEO. ¿Puede adelantarnos algo sobre el enfoque que tendrá o qué necesidad concreta busca cubrir en el mercado?

Sí. Estamos abordando un pain point muy claro en España: la desconexión entre producto asegurador e inversión flexible y fiscalmente eficiente. Nuestra plataforma permitirá combinar ahorro, inversión, eficiencia fiscal e inmediatez en el mismo canal digital. Según PwC, más del 60% de los usuarios quiere combinar ahorro e inversión en un mismo canal digital, pero pocos productos lo permiten hoy. Ese es el espacio que queremos transformar.

Si pudiera hablar con la Gabriela que empezó vendiendo análisis técnico desde Oviedo: ¿Qué consejo le daría con todo lo que sabe hoy?

Le diría: "Es natural tener cierta inocencia al empezar, pero no dejes que tu inexperiencia se convierta en la puerta de entrada para quienes no merecen tu confianza y por supuesto nunca dejes de soñar".

Mirando a medio plazo: ¿Qué le gustaría construir o transformar en los próximos cinco años dentro del ecosistema tecnológico y financiero?

Llevo muchos años enseñando la misma diapositiva en el aula. No porque me haya quedado atrás, sino porque resume una convicción que sigue vigente, aún no está aterrizada/realizada y cada vez está más próxima: el futuro de los servicios financieros se construye inspirándose en modelos como los de WeChat o Alipay, donde convergen las superapps y el concepto de invisible banking & wealth.

Esa visión consiste en integrar servicios financieros —y no financieros— de forma nativa en la vida del usuario, sin fricciones, sin saltos de canal, y desde un único entorno digital. Es decir, infraestructuras abiertas, interoperables y centradas en el usuario. El reto no está en lo tecnológico, está en lo cultural, en redefinir la relación entre personas y ahorro/inversión/negocios…

Hoy tengo la suerte de formar parte, como consejera, de Denarius, una compañía que está dando forma a ese futuro desde el presente. Su foco está en un colectivo muy concreto —los profesionales del sector salud— con esa propuesta de valor 360.

Si pensara a futuro, me encantaría haber aportado mi granito de arena para que en España exista una plataforma que ayude a las personas a alinear sus decisiones financieras y no financieras con sus metas vitales. Porque el dinero, cuando se gestiona con sentido, no va solo de cifras, sino de poder elegir con calma, vivir con más tranquilidad y construir un futuro con propósito.