Transporte ferroviario

El Gobierno baraja un modelo mucho más sencillo que el de Rodalies para traspasar Cercanías al País Vasco

Maneja hacerlo con un contrato programa por el que Renfe Viajeros operaría el servicio y no habría transferencias de material e infraestructuras

Cercanías Bilbao- Muskiz
Cercanías Bilbao-MuskizRENFERENFE

El Gobierno baraja un modelo más sencillo para traspasar las Cercanías al País Vasco que el acordado con ERC para transferir este servicio a Cataluña. Así se lo han trasladado desde el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible a los sindicatos.

El pasado miércoles, el número dos del departamento, José Antonio Santano, se reunió con los representantes de los trabajadores para informarles sobre los avances en el traspaso de Rodalies a Cataluña y para abordar la apertura de Renfe Mercancías a Medlog, del grupo MSC, como socio estratégico. En el encuentro, que se enmarca en los acuerdos alcanzados tras la llegada al ministerio de Óscar Puente que permitieron evitar la huelga convocada por el acuerdo sobre Rodalies, Santano transmitió a los sindicatos que el modelo que barajan para transferir las Cercanías al País Vasco es más sencillo que el de Cataluña porque se trataría de un contrato programa con Renfe Viajeros y no de una transferencia integral, que atañe también a los trenes, el personal y las infraestructuras.

A diferencia de lo suscrito con ERC, un modelo de este tipo implicaría una transferencia de los servicios en unas condiciones similares a las que hay ahora en Cataluña, en las que la Generalitat es la encargada de gestionar los servicios, fijando horarios y circulaciones y Renfe presta un servicio que financia el Estado al tratarse de una Obligación de Servicio Público (OSP), si bien es cierto que Cataluña no tiene firmado contrato programa alguno con Renfe «porque nunca lo ha querido», según aseguran fuentes del sector. En el caso vasco, el dinero se detraería del conocido como cupo vasco. Este sistema de financiación, exclusivo de esta comunidad, establece que sea la Hacienda vasca la que recaude los impuestos y luego liquide al Estado el coste de aquellos servicios que presta la administración central mediante una compleja y polémica fórmula que la mayoría no entiende.

De implantarse este modelo, se dejarían a un lado las espinosas cuestiones de la transferencia del material rodante, el personal y las infraestructuras acordadas con Cataluña y que van a suponer el principal desafío para completar la transferencia de Rodalies.

Red de Interés General

En el caso del País Vasco, si se abordase una transferencia de infraestructuras, la dificultad estribaría en sacar de la Red Ferroviaria de Interés General (RFIG) sus líneas dado que, como explican desde el sector, «ninguna de las suyas es pura de Cercanías. Tienen tráfico de mercancías y larga distancia y solamente una es intracomunitaria». La condición de RFIG implica que se trata de líneas consideradas esenciales para garantizar un sistema común de transporte en todo el Estado y cuya gestión no puede desgajarse de la red estatal salvo que hayan desaparecido los motivos de interés general que justificaron su inclusión en la red.

El País Vasco, a este respecto, está particularmente interesado en la línea de ancho métrico León-Bilbao en su tramo vasco dado que sus autoridades quieren convertir la parte más cercana a Bilbao del trazado en parte de la red de metro, según añaden las mismas fuentes.

El traspaso del servicio de Cercanías forma parte del acuerdo que suscribieron el PNV y el PSOE en noviembre para que los nacionalistas vascos apoyaran la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. El pacto, eso sí, recorta a tres meses el plazo que se dan ambas partes para completar esta transferencia, si bien el secretario de Estado de Transportes aseguró a los sindicatos en la reunión que, por el momento, no hay nada.