Salarios
La menguante clase media española: el 31% de las familias con hijos subsiste con menos de 2.000 euros al mes
Crece la clase baja y media-baja y un 25% de los españoles no podría afrontar 5.000 euros de gastos imprevistos
El 31% de las familias españolas con hijos a cargo sobrevive con menos de 2.000 euros mensuales. En consecuencia, una cuarta parte de los españoles se encuadra en la clase baja o media-baja, según el último Observatorio Cofidis de Economía, Sostenibilidad y Nuevas Tendencias de los Hogares Españoles.
La situación, lejos de mejorar pese a los incrementos salariales, van a peor como consecuencia de la inflación y de la no indexación del alza de los precios al IRPF, a la que se niega el Gobierno de Pedro Sánchez. De hecho, según el informe, los hogares con ingresos entre 2.000 y 3.000 euros muestran una caída continua desde 2023.
Pero es que, además, la asfixia por la que pasan muchos hogares lleva a que la capacidad de ahorro sea tan escasa que un 25% de los hogares no podría afrontar gastos imprevistos de unos 5.000 euros, lo que da idea del deterioro no ya de las rentas de la clase baja y media-baja, sino de la clase media, con cada día menos recursos disponibles.
La polarización socioeconómica se agrava a pesar de los "escudos sociales" del Gobierno, como demuestra el aumento de casi tres puntos porcentuales de la clase baja o media-baja, en la que se encuadra el 28% de la población.
La clase media, aunque se mantiene como el grupo mayoritario con un 46%, muestra señales de estancamiento, asegura el estudio. La clase media alta o alta, representa el 26% de la población. Todo ello muestra la elevada concentración de la leve recuperación económica.
El documento remarca que esta limitación de la capacidad de ahorro de los españoles dispara el riesgo de exclusión financiera y social con severas dificultades para cubrir necesidades básicas y esenciales en el día a día.
En concreto, un mínimo porcentaje de españoles, tan solo el 12%, que puede ahorrar más del 30% de sus ingresos mensuales, aunque en este caso el porcentaje ha mejorado dos puntos respecto a 2024.
Rebajando la cota, uno de cada tres tiene la posibilidad de ahorrar entre el 10% y el 30% de sus ingresos, en parecidos términos a los años anteriores recogidos por el centro de análisis.
La precariedad se traduce en que uno de cada cinco hogares (23%) no puede ahorrar nada, y nada menos que un 16% depende de ayuda económica externa de personas ajenas al hogar para cubrir sus gastos corrientes.
Las dificultades para ahorrar se traducen en una incertidumbre económica ante sucesos inesperados como se deduce del hecho de que uno de cada diez hogares españoles no podría asumir un imprevisto de 1.000 euros.
Aumentando la cuantía de los gastos inesperados, un 25% de los hogares españoles no podría afrontar un desembolso imprevisto de 5.000 euros, lo que significa que la clase media está también muy cerca de la insolvencia, según detalla el informe.
Más de la mitad del sueldo al alquiler
El estudio subraya que el 20% de los hogares arrendatarios destina más de la mitad de sus ingresos mensuales al alquiler, una carga económica que complica su capacidad para cubrir otras necesidades.
Esta situación contrasta con los hogares hipotecados, donde solo el 4,8% destina más de la mitad de sus ingresos al pago de la vivienda. Esta disparidad resalta la vulnerabilidad de los hogares en alquiler y su mayor exposición a la inestabilidad económica.
En conjunto, el 43% de los hogares españoles vive en propiedad sin hipoteca. Le sigue la propiedad con hipoteca o préstamo, con un 31%, mientras que el alquiler a precio de mercado representa el 21 %.
La inflación, otro impuestazo
El aumento de los precios ha obligado a los hogares a ajustar sus hábitos de consumo más personales. Un 41% de los españoles ha reducido el gasto en ropa, calzado y artículos individuales, mientras que el 47% ha recortado en ocio fuera del hogar, especialmente en salidas a bares y restaurantes.
La contención también afecta al acceso a la cultura y el entretenimiento, con un 28% que ha dejado de asistir a eventos o espectáculos de pago y casi un 10% que ha cancelado suscripciones digitales. Este repliegue del consumo refleja no solo el encarecimiento de la vida cotidiana, sino también el impacto directo que tiene en el bienestar y en la calidad de vida.