
Energía
A oscuras, pero con etiqueta «eco»
El Gobierno de Sánchez quiere cerrar entre 2027 y 2035 los siete reactores nucleares que hay en España y, aunque la etiqueta «eco» queda muy lucidita, sin respaldo, nos conduce a tirar de velas ante «eventos» como el que generó el apagón

El Gobierno socialcomunista que dirige Pedro Sánchez aún nos marea como un trilero sobre las causas del gran apagón del pasado 28 de abril. Todo para no asumir sus propias responsabilidades. Porque resulta que el accionista de referencia del gestor de las redes, que opera en monopolio y, por tanto, es estratégico, es la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI): el Estado, resumiendo. Y quien nombra a su presidente, en este caso presidenta, es el Gobierno, con un sueldo de más de medio millón de euros anuales.
Lo que deducimos los medios independientes –es importante esta distinción con un Gobierno socialcomunista acorralado por los escándalos de nepotismo de Sánchez– de las opiniones de expertos del sector eléctrico es que la caída de tres plantas fotovoltaicas por sobretensión, unida al parón de generación por turbina (nuclear, hidráulica y ciclos combinados de gas) desacopló el flujo, lo que provocó caídas en centrales que, ante la escasa generación que estabiliza esos flujos irregulares de la electricidad renovable (porque el viento no sopla de forma constante y las nubes tapan el sol de cuando en cuando), terminaron por provocar el mayor apagón de la historia reciente de España.
El hecho se produce en pleno debate nuclear. El Gobierno socialcomunista de Sánchez se mantiene en sus trece de cerrar entre 2027 y 2035 los siete reactores nucleares que hay en España y que proveen con solo el 5,5% de la potencia instalada el 20% de la electricidad consumida. Energía barata y, lo que es más importante, estable y síncrona, lo que necesita cualquier
sistema energético.
La etiqueta «eco» queda muy lucidita, pero sin respaldo nos conduce a tirar de velas ante «eventos» como el que generó el apagón y a parecernos cada día más a Cuba, donde los apagones son el pan nuestro de cada día. Porque, por mucho que en nada se parezcan, sin luz no hay tecnología, lo que nos lleva a todos al pasado, donde vive Cuba. Por eso, las escenas que vivimos el lunes del apagón en las ciudades de España, con gente arremolinada en los coches para escuchar la radio, recordaban demasiado a La Habana. De isla (energética) a isla.
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