Emprendedor
Pedro Castillo, a por su segundo unicornio con Signalit
Tras lograr ese estatus para Devo, este emprendedor logra 11 millones en su primera ronda para su proyecto Signalit
Algunos emprendedores lo son por necesidad. Otros, por vocación. Es el caso de Pedro Castillo, quien tras fundar Devo (uno de los unicornios españoles y el único en materia de seguridad), dejó su puesto de directivo (no como asesor) para montar otro proyecto, Signalit. Una idea para la que, sin apenas producto, ha levantado ya su primera ronda de 11 millones de la mano de algunos de sus principales valedores en Devo.
Castillo no se plantea como meta llegar a ser un nuevo unicornio, pero tampoco lo descarta. “Devo era ya una empresa más grande en lo que a mí me gusta estar implicado”, asegura a La Razón. Por eso, tras un periodo de más de un año de reflexión, en junio del año pasado deja sus puestos de responsabilidad en Devo. “Once años en una plataforma analítica de datos te dan la visión del resto de problemas que tienen los clientes antes de mandar los datos”, expone.
Es así como empieza a montar su nueva startup para la que buscaba una financiación inicial de 3 millones. “La trayectoria y la historia de Devo hizo que fuera muy fácil levantar dinero”, reconoce para justificar esos 11 millones con los que arranca Signalit y con los que, en estos momentos, están construyendo el producto, que podría salir antes de que acabe este año. Dos de los principales fondos son, de hecho, los principales inversores de Devo. Castillo asegura que esta ronda también les permite no tener que buscar “las dos siguientes”. “Ahora mismo tenemos el dinero que necesitamos. Tenemos un plan que es muy agresivo en ventas, pero también en el desarrollo del producto”, detalla.
Un lanzamiento que coincidirá, según adelanta a La Razón, con un cambio de nombre de la startup.
La nueva propuesta
En esta nueva andadura, Castillo explica que la mayoría de las empresas mandan todos los datos que tienen a plataformas analíticas. “El problema es que pagas por datos y todos al mismo precio, pero no todos pesan igual”, detalla. Castillo lo compara con el precio de la energía: que independientemente de cuál se consuma, se paga siempre al precio de la más cara. “Todos esos datos sin valor que envía el cliente, los paga al precio del dato más caro” porque, según su experiencia, las empresas no saben qué datos están enviando a esas plataformas analíticas.
Por eso, Signalit quiere ser una plataforma que permita orquestar los datos, saber cuáles se envían a cada plataforma, cómo, cuándo y por qué. Algo que, según sus cálculos, podrá llegar a ahorrar hasta el 40% de los costes de analítica en los que incurren las empresas. “No creemos que el cliente materialice este ahorro”, asegura. “El cliente siempre tiene más datos que mandar; lo que no tiene es presupuesto. Por eso, gracias a Signalit sí va a tener esa más espacio para mandar datos que tienen valor y que la plataforma analítica le aporte verdadero valor”, justifica.
Viejos conocidos
En un momento déjà vu, Castillo reconoce que para esta nueva aventura cuenta con muchos antiguos compañeros de Devo. También estará el que va a ser su mano derecha en esta aventura (que no proviene de Devo) y cuya incorporación anunciará en breve.
Tanto es así que la oficina de Signalit está también en la que fue primera sede social de Devo. “A mi socio siempre le dije que algún día volveríamos a trabajar en esa oficina”, rememora Castillo. “Es una oficina alucinante, llena de energía por la zona en la que está, con un buen espacio, luz y donde nos apetecía a todos volver. Es un poco como volver a casa”, confiesa.
La compañía cuenta ya con 34 empleados y, aunque la previsión es crecer, Castillo no quiere sobredimensionar su equipo. “No me gustan los equipos grandes. Siempre prefiero un equipo pequeño y altamente cualificado que un equipo grande”, defiende.
La vida después de montar un unicornio
En este punto, le preguntamos a Castillo por sus aspiraciones con Signalit, dado que no le gustan las empresas ni los equipos grandes pero tiene experiencia montando un unicornio y levanta su segundo proyecto con una primera ronda de 11 millones.
“Siempre les digo a mis compañeros que sin límites y sin metas. Ojalá podamos volver a montar otro unicornio, claro que sí, porque el equipo está ahí y el momento es muy bueno para esta propuesta de valor”, confiesa. “Ojalá. Mentiría si dijera que no aspiro a hacerlo”.
Pero también está convencido de que las personas dentro de una organización cubren una etapa que “puede ser muy larga o no”, siendo sus 11 años en Devo “mucho tiempo”. “Ojalá seamos capaces de repetir muchas de las cosas que conseguimos en Devo, pero también hay algunas que haría de forma diferente”, reflexiona. ¿Una de ellas? “Que podamos tener un tamaño similar en valoración y que yo que pueda seguir sintiéndome a gusto”.
Otra es dedicar más tiempo al marketing o al posicionamiento de la empresa. “No tenemos producto y ya tenemos una reunión de ventas cada dos semanas”, reconoce como parte de ese cambio, “para ver cómo lo vamos a vender y qué materiales necesitamos, cómo nos vamos a comparar con la competencia y cuáles van a ser nuestros valores”.
Y aunque no todos, efectivamente parte de esos primeros clientes podrían ser tambén aquellas que ya lo son en su primer unicornio, Devo.
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