
Opinión
Sushi con deuda, el menú que Japón ofrece al mundo
El Gobierno nipón siembra el pánico global al afirmar que la deuda actual más el envejecimiento coloca a la isla en peor situación que la Grecia del rescate

Durante décadas, Japón ha mantenido un modelo de gestión de deuda muy singular ya que, a pesar de su elevado endeudamiento, los mercados han seguido confiando en el país gracias a una serie de factores tales como una economía avanzada, superávits por cuenta corriente, una moneda fuerte y, sobre todo, una gran parte de la deuda en manos de inversores nacionales, incluidas instituciones públicas y el propio banco central.
Sin embargo, el contexto está cambiando ya que, tras muchos años de tipos de interés cercanos a cero, el Banco de Japón ha comenzado a subir progresivamente el coste del dinero para frenar las presiones inflacionistas, lo que implica un aumento directo en el coste de financiación del Estado.
Actualmente, más del 40% del presupuesto japonés se destina a pagar intereses o refinanciar deuda ya emitida haciendo que el margen fiscal se reduzca cada año.
Además, la población japonesa está envejeciendo rápidamente haciendo que el sistema público de pensiones y sanidad necesite más recursos, mientras la base de contribuyentes disminuye. Así pues, la combinación de deuda elevada, tipos al alza y presión demográfica genera crecientes dudas sobre la sostenibilidad fiscal a medio plazo.
El miedo surge cuando el gobierno afirma públicamente que la situación actual es peor que la de Grecia en su peor momento y aquí se disparan las alarmas ya que la situación de deuda de Japón es de tal magnitud que cada vez son muchos los expertos que piensan que podría haber un efecto de bola de nieve global y generar una crisis financiera global, ya que todos los mercados están interconectados y los inversores japoneses son una pieza clave en el sistema financiero mundial.
Aunque es el país con la deuda per cápita más alta del mundo, Japón ha financiado siempre su crecimiento con una deuda muy elevada sin consecuencias inmediatas y tampoco es Grecia porque tiene una industria muy sólida y emite su propia moneda.
Sin embargo, ahora, los inversores no están dispuestos a comprar bonos a menos que la rentabilidad sea mayor, algo que está creciendo y eso desata todas las alarmas porque abre la ventana de la vulnerabilidad del país donde la quiebra parece que puede hacerse real convirtiendo esta situación en una tragedia griega con sushi.
✕
Accede a tu cuenta para comentar