Opinión

La vía chilena al socialismo

Por trágico y violento que fuera el final del gobierno de Allende y del propio Allende, no deberíamos blanquear su gestión económica que fue un completo desastre contra los chilenos

September 10, 2023, Santiago, Metropolitana, Chile: A mural of Savlador Allende is seen amidst the smoke from flares during a march marking the 50th anniversary of the military coup led by Augusto Pinochet that overthrew President Allende, in Santiago, Chile. 10/09/2023
Pancarta con el rostro de Salvador AllendeEuropa Press/Contacto/Matias BasEuropa Press

Salvador Allende gobernó Chile entre 1970 y 1973, hasta que el 11 de septiembre de ese año, hace ahora cinco décadas, se suicidó durante el golpe de estado perpetrado por Augusto Pinochet. Su trienio al frente del Estado chileno fue ominoso desde un punto de vista económico: el país colapsó conforme Allende puso en marcha la llamada “vía chilena al socialismo”.

Primero, Allende nacionalizó gran parte de la economía del país: mientras que en 1965 sólo el 14% de todo el PIB era controlado por el Estado, en 1973 ese porcentaje se había disparado hasta el 40%. Particularmente grave en este sentido fue la reforma agraria, que nacionalizó casi la mitad de la tierra del país y eliminó la propiedad privada en los latifundios. Como consecuencia de esta progresiva nacionalización, el PIB fue contrayéndose, especialmente el agrario (la producción agraria se redujo casi un 20% entre 1970 y 1973).

Segundo, esa caída de la producción nacional fue de la mano de una disparatada política presupuestaria: por un lado, la pésima gestión de las empresas estatales obligó a disparar el gasto (en 1973, el 10% del PIB se destinaba a cubrir las pérdidas de las compañías estatales) y, por otro, se buscó crear redes clientelares que apuntalaran su régimen socialista disparando los salarios públicos y las transferencias sociales. Todo ello disparó el gasto público desde el 30% al 46% del PIB, pero todo ello no se financió con impuestos, sino mediante déficit público: en 1971, el déficit fue del 15% del PIB, en 1972 del 24,5% y en 1973 del 30,5%.

Se trata de desequilibrios presupuestarios absolutamente inmanejables para cualquier Estado que, para más inri, se financiaron esencialmente mediante la impresión de moneda, lo que, junto a la caída del PIB, disparó la inflación al 260% en 1972 y al 605% en 1973. Sin embargo, estas tasas de inflación oficiales están manipuladas dado que Allende implantó controles de precios para la mayoría de productos, lo que significa que muchos artículos sólo podían encontrarse en el mercado negro a precios entre 5 y 10 veces superiores a los oficiales. De hecho, y en tercer lugar, estos controles de precios implantados por Allende terminaron de apuntillar la economía, generando un desabastecimiento y empobrecimiento generalizados. En definitiva, por trágico y violento que fuera el final del gobierno de Allende y del propio Allende, no deberíamos blanquear su gestión económica que fue un completo desastre contra los chilenos.