Editorial
Díaz Ayuso, liderazgo indiscutible y merecido
Ayuso y los populares madrileños jugarán un rol crucial en el tiempo electoral definitivo que se avecina. Su autoridad sumará decisivamente para que Núñez Feijóo alcance el objetivo
Para Isabel Díaz Ayuso no ha sido una singladura natural y tranquila la de alcanzar aquello que otros barones populares han logrado por la evolución y el desarrollo lógico y razonable de los acontecimientos. El Congreso del PP madrileño oficializa estos días su elección como presidenta de la organización con un respaldo abrumador de la militancia y de los cuadros, y el aval de la nueva dirección nacional que dirige Alberto Núñez Feijóo. Hace unas semanas este hito parecía casi una misión imposible. En la vida pública se dan específicas comunidades institucionales y líderes con un concepto y una visión de la política celosa y jibarizante que los conduce obsesivamente contra los más selectos y probos compañeros de viaje en el proyecto que comparten. La anterior cúpula de Génova 13 se equivocó demasiado y con intensidad, forzó batallas internas absurdas y convirtió y dio trato de adversario, incluso de enemigo, a quien sin duda alguna no lo merecía, como fue el caso de Isabel Díaz Ayuso. Jugó a la ruleta con el patrimonio del partido, con uno de los más potentes activos. Prendieron el fuego que los quemó finalmente y precipitaron un crepúsculo inaudito. La desventura acabó como acabó y hoy se puede asegurar que la organización ha salido mucho mejor parada de lo que se podía esperar dada la magnitud de una crisis que se podría haber convertido en sistémica. No fue así por fortuna para la democracia, los españoles y el propio Partido Popular, en la convicción de que una alternativa sólida y robusta al poder vigoriza el sistema, más todavía cuando el poder está en manos de una izquierda desleal. Recompuesta y normalizada la vida interna popular, el mando orgánico de Isabel Díaz Ayuso en la región solo puede ser una palanca para el PP en su propósito de ganar las próximas elecciones generales que se antojan cruciales para la nación. Es el suyo un liderazgo consolidado y merecido, de facto y de hecho, que se ha alzado como un modelo de gestión dentro y fuera de nuestras fronteras y que ha librado con pulso, determinación y eficacia batallas contra la pandemia, la crisis económica, la guerra y el juego sucio de La Moncloa y sus socios. Su extraordinario resultado en los comicios de hace un año supuso un refrendo popular abrumador en un contexto general complejo por la atomización partidista. Los ciudadanos agradecieron el coraje de un trabajo que marcó un camino casi en solitario para salvar de la ruina a las familias frente a la inasistencia o la incapacidad de socialistas y comunistas. España necesita al PP porque urge un cambio político que entierre una etapa nefasta que ha hipotecado el presente y buena parte del futuro de los españoles. Ayuso y los populares madrileños jugarán un rol crucial en el tiempo electoral definitivo que se avecina. Su autoridad sumará decisivamente para que Núñez Feijóo alcance el objetivo.
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