Pedro Sánchez
Sánchez entrega el centro político al PP
Buena parte del desgaste que afecta a la coalición gubernamental viene originado por unos pactos políticos que sus votantes no acaban de entender.
Parece evidente que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha cometido un error estratégico con su giro a la izquierda, proclamado sin ambages en el debate parlamentario del Estado de la Nación. Al menos, así se desprende del último sondeo electoral elaborado por «NC Report» para LA RAZÓN, que, entre otras cuestiones, da cuenta de que la inmensa mayoría de los 870.000 votantes que perderían los socialistas se decanta por partidos de centro derecha, incluso, por encima de la abstención.
El fenómeno, que cristalizó en las últimas elecciones andaluzas, no es nuevo, sólo gana en intensidad, lanzando la candidatura de Alberto Núñez Feijóo hasta un 32,2 por ciento de los sufragios, lo que se traduciría en 140 escaños. Como Vox se mantiene en el entorno del 15 por ciento de los votos, con 45 escaños posibles, parece claro que podríamos encontrarnos con una cómoda mayoría alternativa a la que actualmente sostiene al gobierno de coalición.
El cambio político que se vislumbra en el horizonte –que comenzó en mayo pasado con la victoria de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid y que parece consolidarse con la victoria del popular Juanma Moreno en Andalucía–, no tiene sólo su reflejo en la intención declarada de voto de los encuestados, sino que apunta a un cambio sociológico más pronunciado por cuanto el Partido Popular es la formación preferida en todos los segmentos de edad y sin distinción de sexos.
O dicho de otra forma, los jóvenes que se incorporan al censo electoral prefieren a Núñez Feijóo antes que a la candidatura de Unidas Podemos, partido que se dejaría casi tantos votos como los socialistas y hasta 12 escaños. Tampoco, por cierto, despega la otra opción de la izquierda populista, Más País, que apenas subiría un 0,7 por ciento, tres escaños más. Prácticamente, los partidos nacionalistas e independentistas que forman parte de la mayoría de la investidura se mantienen en los mismos porcentajes de apoyo y de escaños que en las elecciones generales de noviembre de 2019, con lo que cabe colegir que buena parte del desgaste que afecta a la coalición gubernamental viene originado por unos pactos políticos que sus votantes no acaban de entender.
Ciertamente, quedan muchos meses para la celebración de las próxima elecciones generales y, pese a que la mayoría de las encuestas, incluida la última del CIS, apuntan en la misma dirección, todavía tiene el presidente del Gobierno tiempo para rectificar unas políticas económicas y sociales que alejan al PSOE del centro político y, sobre todo, para distanciarse de unos socios parlamentarios poco recomendables y con agenda propia, que, como Bildu, disgustan a la mayoría de los simpatizantes socialistas. Extremar ideológicamente al PSOE pudo venir bien a Pedro Sánchez, que se apoyó en las bases más ideologizadas, pero no es lo que desean la mayoría de los españoles.
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