Entrevista

Salvador Illa: "Puedo garantizar que no habrá referéndum con nuestro apoyo"

Defiende la ley de amnistía y los indultos: "Es la normalización institucional de lo que está normalizado en la calle"

Salvador Illa (La Roca del Vallès, 1966) aspira a ser president de la Generalitat. Quiere pasar página de una década independentista fracasada que acumula mala gestión y frustraciones. Está convencido de que Cataluña necesita un nuevo tiempo liderando una nueva transformación que define incansable como «unir y servir». Nos recibe en un despacho sin ostentaciones en el que ha escuchado a todos los sectores de la sociedad civil. Lo preside un cartel del presidente Zapatero y en las estanterías libros y fotos con Sánchez e Iceta. Junto a ellas, con una cariñosa dedicatoria, una del Rey Felipe en Zarzuela: «Con todo mi afecto y grato recuerdo». También una de un Illa muy joven, quizás de su época de alcalde en su pueblo. A tres meses de las municipales, lo echó una moción de censura. En los comicios obtuvo mayoría absoluta.

José Montilla le dijo a Zapatero: «José Luis, te queremos, pero queremos más a Cataluña». ¿Le diría lo mismo?

Lo que le digo al presidente Sánchez es que Cataluña tiene que cerrar una década perdida y abrir una nueva etapa para volver a ser lo que siempre fue, una tierra de prosperidad con capacidad de liderar económicamente a España.

Puigdemont le envía mensajes a Sánchez. Si usted no lo hace president, el Gobierno tendrá los días contados. ¿La Generalitat se decidirá en Moncloa?

Lo decidirán los 135 diputados elegidos. Más que amenazar, vetar y bloquear, ahora toca proponer y explicar proyectos. Los catalanes saben que será el Parlament quien elegirá al president.

El panorama se augura ingobernable. ¿Teme usted una mayoría de bloqueo?

Lo que percibo es una voluntad muy mayoritaria y transversal de dejar atrás esta década perdida protagonizada por Junts y ERC con cuatro presidentes –Mas, Puigdemont, Torra y Aragonès– y abrir un tiempo nuevo, una tercera gran transformación. La primera fue el despliegue del autogobierno liderado con Pujol; la segunda, la expansión de los servicios sociales con Maragall y Montilla, y ahora, toca liderar una tercera que defino como unir y servir. Poner el acento en lo que nos une como sociedad en un contexto de cambio sistémico en el mundo, y servir, poner los servicios públicos como primera prioridad para seguir generando prosperidad y cohesionarnos social y territorialmente.

¿Un socialista reivindicando a Jordi Pujol?

Los que le combatimos políticamente no tenemos ningún complejo en reconocer que su presidencia de más de 20 años, en colaboración con el PSC, impulsó la Generalitat.

¿Los votos del PSC harán presidente a Pere Aragonés o a Carles Puigdemont?

Los votos socialistas servirán para abrir un tiempo nuevo. La tercera gran transformación no necesita a los protagonistas de la década perdida. Los dos han sido presidentes y el resultado es que no estamos preparados para hacer frente a la sequía, llevamos un retraso de 10 años en energías renovables, en educación hemos pasado del liderazgo a la cola de España, no se ha tomado ninguna decisión en infraestructuras, ninguna es ninguna, no se ha hecho nada en el sistema sanitario, la percepción de inseguridad ha crecido... Después de diez años, la tercera gran transformación no la pueden protagonizar los responsables de esta década perdida.

«Quiero ser el presidente de todos, hablen la lengua que hablen y piensen lo que piensen»

¿Gobernaría usted con alguno de ellos?

Aspiro a tener un amplio respaldo para desplegar mi proyecto de transformación y poner los servicios públicos a la altura. Es mi prioridad y un símbolo de respeto a la ciudadanía. El día 13 corresponderá a la política articular un gobierno estable, lo más estable posible.

¿Se cree lo que dicen ERC y Junts de que no contarán con la extrema derecha?

Respeto su palabra. Lo relevante es cerrar el paso a los discursos de odio de Vox y Orriols, Orriols y Vox. Son lo mismo y una amenaza para la convivencia.

¿Rechazará entonces el apoyo de Vox al PSC?

Con los que practican discursos de odio no tengo nada que hacer. Defiendo una acción política de respeto a las diferentes formas de pensar pero no puedo, ni quiero, alcanzar ningún compromiso con aquellos que siembran el odio.

¿Ve usted en el horizonte nuevas elecciones en Cataluña y en España, a la vez?

No. Me planteo ser capaz de construir un gobierno estable que estoy en condiciones de liderar. Cataluña y España son dos ámbitos institucionales diferentes. Diez años después, con gobiernos independentistas, ¡cómo se tiene que ver Cataluña! Con todo el potencial económico, empresarial, académico, cultural, deportivo, científico, con toda la vitalidad del tercer sector, servicios públicos… Cataluña está muy por debajo de donde le corresponde por una pésima acción de gobierno protagonizada por ERC y Junts. Han destruido este potencial. Ahora corresponde abrir un tiempo nuevo.

¿Cómo?

Con acuerdos amplios al margen de los apoyos del nuevo Govern. Lo he hecho en este mandato con lealtad y colaboración. Acuerdos con el mundo local, el Gobierno de España y otras comunidades, haciéndonos respetar en Europa. Este es el método de trabajo, el objetivo unir y servir, potenciar los servicios públicos y tomar decisiones, asumir compromisos desde infraestructuras a seguridad pasando por reformar la administración, que es un freno para muchas iniciativas empresariales.

«Percibo una voluntad de dejar atrás una década perdida protagonizada por Junts y ERC»

¿Cómo piensa combatir la inseguridad?

Con más policías en la calle. Desplegaré 570 mossos más cada año, pero de forma efectiva, descontando las jubilaciones. Crearé una Comisaría General de la Mujer, una unidad para combatir a las mafias y la multirreincidencia, aplicaré un plan contra la ocupación, y fomentaré la cooperación policial.

¿Afecta la amnistía al votante del PSC?

La amnistía en Cataluña se ve como la normalización institucional de lo que está normalizado en la calle. Entiendo que hay gente que tiene reservas porque lo vivido en 2017 tuvo un fuerte impacto emocional. Entiendo este punto de desconfianza, pero tengo la convicción de que es una ley acertada, como los indultos y la reforma del Código Penal.

Los independentistas suben la apuesta: referéndum.

La gente quiere que se atienda la sequía, la educación, las infraestructuras, la vivienda, la transición energética, la sanidad. Está cansada de movimientos divisivos. Puedo garantizar que no habrá referéndum de autodeterminación con nuestro apoyo. Ahora toca votar el 12 de mayo. Hemos votado mucho en los últimos años.

El PP le acusa de abandonar el constitucionalismo.

Quién conozca al PSC sabe que hemos defendido el marco de convivencia definida por la Constitución y el Estatut. Los que han contribuido al desencuentro han sido quienes han buscado réditos políticos con una confrontación que no va a ninguna parte. Me siento orgulloso del papel del PSC contra de la polarización y a favor de la normalización política. Hay que superar la década perdida.

«La gente está cansada de movimientos divisivos. Quiere que se atienda la sequía o la educación»

¿Cuál es su receta ante la inmigración?

Cuando se acoge y se integra al inmigrante, este no solo no pone en riesgo la identidad de quien le acoge, sino que la enriquece, mejora y fortalece. Esta es la historia reciente de Cataluña y España. De acoger a personas que han venido a buscar una vida mejor. Con los reincidentes inmigrantes actuaremos igual que con los delincuentes nacionales, aplicando la legislación que endureció el Código Penal. Hemos de trabajar para hacerla más eficiente.

Habla de recuperar el pulso económico perdido. ¿Cómo?

Con estabilidad, previsibilidad y certidumbre en las instituciones. Desde luego, no multando a nadie por decidir dónde pone su sede, reformando la Administración para hacerla más ágil, apostar por agua y energía, prepararse ante las sequías e impulsar las renovables para alcanzar la autosuficiencia energética, y mejorar las infraestructuras viarias, ferroviarias o aeroportuarias.

¿Habrá dinero para tanto?

Si se gestiona bien y se aprovechan los fondos europeos, sí, aunque hay que mejorar la financiación. En estos años no se ha hecho absolutamente nada. Mi compromiso es no usarla como excusa para ocultar las deficiencias de gestión ni para generar más frustración. Ya hemos tenido bastante. Hay que gestionar bien, aplicar el Estatut que prevé un consorcio tributario, acabar con el dumping fiscal porque es competir con dopaje inaceptable y trabajar para que Cataluña deje de ser la tercera en aportar y la decimocuarta en recibir. Esto no lo aceptaría ningún presidente autonómico. Y quiero reducir las desigualdades y, para lograrlo, plantearé un Acuerdo Social de Financiación con sindicatos, patronales y tercer sector. Quiero un sistema de financiación justo que aplique la singularidad de nuestra ley de Estatut. Lo incomprensible es que en diez años, ni Aragonès ni Puigdemont hayan hecho nada y ahora lo prometen todo.

«En diez años, ni Aragonès ni Puigdemont han hecho nada y ahora lo prometen todo»

¿Como hará para sumar el voto indeciso?

Aspiro a ser presidente y me dirijo al conjunto de la ciudadanía. Me dirijo a todos. Piensen lo que piensen, hablen la lengua que hablen, vengan de donde vengan, vivan donde vivan, se sientan como se sientan. Otros solo se dirigen a una parte de la sociedad catalana.

¿Como se sintió en Congreso dando explicaciones sobre el «caso Koldo»?

Era mi obligación comparecer y explicarme. Lo asumo con honor. En mi exposición y en las respuestas a sus señorías dejé claro que el ministro de Sanidad actuó en unos momentos muy extraordinarios, especiales y difíciles con medidas extraordinarias y excepcionales, todas ellas amparadas por la legislación. Me expliqué como he hecho siempre y no mentí en sede parlamentaria. Encaro la comparecencia en el Senado con el máximo respecto.

Si no es president, ¿hará como Puigdemont? ¿Dejará el escaño y la política?

Mi compromiso es estar al servicio de Cataluña en la posición que decidan los ciudadanos. No voy a valorar otras decisiones. Políticamente se explican por sí mismas.