Comicios en Europa
El PP marca más distancia con el PSOE
Feijóo triplica su ventaja de las elecciones generales, pero aun así este triunfo no parece legitimar un fin de ciclo en Moncloa
El PP logró ayer 22 escaños, por 20 de los socialistas. Vox llega a seis diputados, pese a la competencia de Se acabó la Fiesta (3). Sumar (3) gana a Podemos (2) por muy poco y queda por detrás de la coalición de ERC y Bildu (3). Las comunidades autónomas que gobierna el PP vuelven a votar azul.
Alberto Núñez Feijóo (34,18%) se impone sobre Pedro Sánchez (30,19%). Triplica su ventaja de las generales (fueron 1,4 puntos y ahora son cuatro), pero aun así este triunfo no parece legitimar un fin de ciclo en Moncloa. No, al menos, en lo que dependa del presidente.
El veredicto de la urnas permite a Feijóo reivindicarse como aspirante a vencer en unas próximas elecciones generales, pero sin las fuerza que pronosticaban las expectativas, mientras que Pedro Sánchez aguanta para afrontar la negociación de la investidura de Salvador Illa en Cataluña y hacer frente al nuevo pulso que le está plantando el expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. Esta tarde se constituye la nueva Mesa del Parlamento catalán, y ahí se verán las primeras señales de por dónde puede ir la negociación de la investidura. Puigdemont ha estado trabajando para conseguir que el control quede en manos de los independentistas, lo que, de confirmarse, haría más difícil que Illa pueda sacar adelante su designación como presidente de la Generalitat sin ir a una repetición electoral. Además, esta tarde se examinará el independentismo ante la decisión del TC de excluir de derecho al voto a los parlamentarios que se mantienen huidos de España. Ya han anunciado que su intención es desobedecer.
El resultado de las europeas hay que aplicarlo sobre los elementos que cada uno de los partidos han convertido en ejes centrales de este examen en las urnas. Sánchez ha intentado demostrar que él es el único capaz de garantizar la democracia frente a la extrema derecha mientras que Feijóo ha insistido en mostrar al PP como el único capaz de acabar con el «sanchismo» y ha presentado estas elecciones como una oportunidad para dar sentido al cambio, como un juicio sobre la amnistía y también sobre la corrupción que dice que afecta al PSOE y sobre el caso Begoña Gómez. Estas elecciones cierran el nuevo ciclo electoral que, tras las generales, se abrió con los comicios en Galicia, y luego siguió con las vascas y las catalanas.
La diferencia entre el PP y el PSOE en las últimas generales fue de 1,4 puntos y eso se tradujo en 16 escaños más para la lista de Feijóo. Esa distancia crece ahora hasta los cuatro puntos. Lo que en una extrapolación de resultados permite sostener que la derecha estaría hoy en condiciones de gobernar y que a Feijóo ya no le faltarían los cuatro escaños que le fallaron para conseguir sacar adelante su investidura.
Estas elecciones no afectan directamente a la composición del Gobierno y la atribución de escaños se hace por circunscripción única, lo que reduce la influencia de los partidos nacionalistas o independentistas, pero los comicios funcionan como una especie de encuesta real que mide el desgaste de los gobiernos y las opciones de la oposición para llegar a Moncloa. Habitualmente, quien gana las europeas gana las siguientes generales.
En el bloque de la derecha, Vox pasa de cuatro escaños a seis y rompe la tendencia descendente de todas las elecciones, con el 9,48%. La condición de tercer partido es lo que le da una enorme ventaja para lograr escaños en circunscripciones pequeñas y medianas en unas elecciones generales. El PP ha captado todo el voto de Ciudadanos, pero sigue resistiéndosele el de Vox, pese a los gobiernos autonómicos de coalición que ya forma con el PP. La ventaja para Santiago Abascal es que estos comicios no deciden gobierno nacional y ha podido utilizar la baza del voto protesta contra la gran coalición que funciona en Europa en la mayoría de las votaciones.
En el Parlamento Europeo entra también la candidatura antisistema de Se Acabó la Fiesta, de Alvise Pérez, con tres escaños. La división de la derecha favorece al PSOE y por eso Pedro Sánchez no ha dejado de alentarla en campaña. Estas elecciones se han celebrado, además, en un clima de ascenso notable de partidos de ultraderecha, que son socios de Vox, en los principales países de nuestro entorno.
En la izquierda, Moncloa tiene una razón para preocuparse con la caída de Sumar porque sin sus escaños tiene muy difícil reeditar el Gobierno de coalición, aunque en estas elecciones atraer sus votos le haya servido para intentar acortar la distancia con el PP.
La plataforma de Yolanda Díaz se queda en tres escaños, la mitad de voto que consiguió en las generales, consolidando su posición de cuarta fuerza, lo que en unas generales la dejaría en muchas circunscripciones sin diputados. Son las primeras elecciones que afectan a todo el territorio en las que mide sus fuerzas con Podemos, que obtiene dos diputados, y para conseguir hacerse un hueco Yolanda Díaz ha intentado diferenciarse del PSOE en estas últimas semanas, aunque sin éxito, porque Moncloa ha conseguido arrinconarles con banderas muy polarizadoras y movilizadoras del voto útil como la de Palestina.
Quedarse tan próximos a Podemos y por debajo del 5 por ciento supone poner en cuestión el proyecto y el liderazgo de la vicepresidenta segunda del Ejecutivo y actual ministra de Trabajo.
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