Opinión
La «herencia» del reciclaje
Además de haber sido pioneros en reciclaje, nuestros abuelos nos han enseñado a reconocer el valor intrínseco de dar una nueva vida a los materiales
Nieves Rey es Directora de Comunicación y Marketing de Ecoembes
«No tires ese bote, que voy a hacer mermelada y ahí se conserva muy bien». «Déjame apartado ese hueso de jamón, que luego lo aprovecho para hacer un cocido». «Cuidado con ese pantalón, no lo vayas a romper, que le tiene que valer después a tu prima». Qué lecciones de economía circular nos daban nuestros abuelos y abuelas, cuando todavía nadie conocía si quiera el término. La reutilización estaba muy arraigada en la mentalidad de su generación. Quizás por necesidad o, quizás, por una lógica mucho más práctica y menos consumista que la del momento actual.
La capacidad de adaptación también define muy bien a la generación de nuestros abuelos y abuelas, que ha vivido muchos de los mayores cambios y avances de la humanidad en unas pocas décadas. Y se ha amoldado a todos esos cambios, ya no sin rechistar, sino, en muchos casos, liderando la adopción de nuevos hábitos. De hecho, ellos y ellas vivieron el nacimiento y la evolución del hábito de reciclar y reajustaron el espacio en sus casas, que pasaron de tener un solo cubo de basura a tener varios para separar los residuos.
Tuvieron que aprender a reciclar y a hacerlo bien. Al amarillo, los envases de plástico, de metal, de madera y los briks. Al azul, el papel y el cartón. Al verde, el vidrio. Al naranja, los residuos orgánicos. Al gris, los restos… Una amplia gama de colores y contenedores que llegaron para quedarse y que integraron en su vida con total naturalidad. Un cuarto de siglo después, las personas más mayores demuestran ser las más comprometidas con este hábito: el 61,9% de los hogares recicladores en España está constituido por mayores de 50 años.
Pero lo más importante es que, además de haber sido pioneros en reciclaje, nuestros abuelos –y nuestros padres, en mi caso– han sido verdaderos «influencers». El aprendizaje que nos han ido dejando, desde la niñez, nos ha servido a muchos para adquirir sin reparos el hábito del reciclaje y, sobre todo, para reconocer el valor intrínseco de dar una nueva vida a los materiales. Para creer, en definitiva, que cada pequeño gesto puede tener un impacto significativo en nuestro planeta.
Aunque muchas veces no sea visible, a nuestro alrededor podemos ver el resultado de la circularidad que logramos al reciclar: en la ropa que vestimos o en el mobiliario urbano de los parques en los que juegan nuestros hijos. Lo que un día era un envase de plástico vacío en el cubo amarillo, pasado mañana puede ser parte de un nuevo producto, pero evitando que se necesiten nuevas materias primas para fabricarlo. El reciclaje es útil porque cada envase reciclado se puede transformar en un nuevo objeto. No lo digo yo, sino que lo afirman en un 89% de los hogares recicladores de nuestro país.
En un día como hoy, Día Mundial del Reciclaje, celebramos la capacidad que tenemos para dar nueva vida a los envases a través del reciclaje y celebramos a todas aquellas personas que día a día, reciclan más y mejor, conscientes de la necesidad de dejar a las generaciones que vienen un planeta más limpio. Y precisamente en un día como hoy, debemos «reciclar» las enseñanzas de nuestros abuelos, sus ganas de aprender, su predisposición a hacerlo un poquito mejor y compartir con quienes aún no reciclan la utilidad de este pequeño gran gesto. Porque, sin ellos será imposible que dejemos en «herencia» ese futuro sin residuos con el que soñamos (y por el que trabajamos) en Ecoembes. Es nuestro turno. Tomemos el relevo de nuestros mayores. Eduquemos y formemos a nuevas generaciones que, de forma totalmente natural, ahorren en recursos, consuman con cabeza, reutilicen todo lo posible, reparen y reciclen (más y mejor).
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