Política

PSOE

Sánchez se blinda y no ve en riesgo su investidura

Creen que el fallo «no les afecta» y no se comerán un «sapo» que no les corresponde

El PSOE dice condena ERE no afecta ni al Gobierno ni a dirección del partido
José Luis Ábalos esperó ayer a que reaccionara el PSOE andaluz para comparecer en FerrazJavier LizónEFE

Pedro Sánchez ha forjado su carrera política en torno a la regeneración. Llegó al poder en 2018 a lomos de una moción de censura a Mariano Rajoy que justificó en la sentencia de la «trama Gürtel» y ahora el «caso de los ERE», el particular «vía crucis» judicial socialista, amenaza con complicar las negociaciones para formar Gobierno. En Ferraz y en Moncloa no están dispuestos a que el fallo les pase factura y advierten de que no se comerán un «sapo» que no les corresponde. En los núcleos de poder socialista aseguran que la sentencia «no les afecta» porque es un caso ya «amortizado» y que se corresponde con una «época pasada», «hace diez años». Estos comentarios que se trasladaban en la esfera puramente privada se tornaron públicos cuando el partido reaccionó a la sentencia. Fue por boca del secretario de Organización socialista y ministro de Fomento en funciones, que quiso dejar claro desde el inicio de su intervención que ésta la hacía en su doble condición, también como miembro del Ejecutivo. Asimismo, que los hechos enjuiciados son «muy ajenos a este Gobierno y a esta dirección».

José Luis Ábalos, en una declaración ciertamente delirante, llegó a asegurar que el de los ERE «no es un caso del PSOE –a pesar de que José Antonio Griñán detentara la presidencia del partido durante años–, sino de antiguos responsables públicos de la Junta de Andalucía». La actual dirección socialista se afana en marcar distancias para que el escándalo no les salpique en un momento decisivo para la formación del gobierno y miran de reojo a Susana Díaz, conscientes de que este puede ser el desencadenante definitivo para forzar su salida. La que fuera presidenta de la Junta pende de un hilo desde que cediera la hegemonía andaluza al pacto de las tres derechas el pasado 2 de diciembre. Ya entonces la asimilaban con «fruta madura» que debía «caer por su propio peso» y el mismo Ábalos le señaló la puerta, asegurando que el éxito de un proyecto iba ligado a sus resultados en las urnas. Sin embargo, con múltiples citas electorales en el horizonte, se pospuso cualquier movimiento que pudiera generar malestar en el partido y que trasladara de nuevo la imagen de una formación enredada en sus cuitas internas.

En la dirección socialista miran directamente a San Vicente (sede del PSOE-A), donde se encuentran «desolados» y en «shock», y recuerdan la actitud de Sánchez en todo el proceso de los ERE. Cuando el líder socialista desembarcó en Ferraz lo hizo bajo la premisa de que no le «temblaría el pulso a la hora de echar a un corrupto del Partido Socialistas» y aunque públicamente siempre defendió la «inocencia» y «honestidad» de los ex presidentes Chaves y Griñán, se negó a que el partido costeara sus defensas y fue el artífice de que se «depuraran responsabilidades». Ábalos recordó que fue a raíz de la llegada de Sánchez a Ferraz en 2014, cuando se comenzó a aplicar un «código de conducta con medidas drásticas» por el que se exigió que, tras la apertura del juicio oral, tanto Manuel Chaves como José Antonio Griñán abandonaran sus escaños en el Congreso y el Senado, respectivamente, y, posteriormente, la militancia del partido. A esto cabe añadir el nulo vínculo que existe entre Sánchez y los condenados –no es el caso de Díaz, mano derecha y sucesora de Griñán–, porque en aquella época «lo más que era [Sánchez] era concejal de Madrid en la oposición».

Tras esto, Ábalos quiso dejar claras las diferencias respecto a la «trama Gürtel» que afecta al PP y que motivó la moción de censura. El ministro de Fomento en funciones destacó que ni esta sentencia afecta al PSOE como partido, sino a antiguos dirigentes vinculados a la Junta de Andalucía; que no existió enriquecimiento ilícito y que los socialistas nunca trataron de ocultar el caso, comprar el silencio de testigos, destruir pruebas o arremeter contra los jueces, como –en su opinión– sí hicieron los populares. En este punto, Ábalos también lanzó un recado para Ciudadanos –que ayer pidió la dimisión de Sánchez–, recordándoles que durante tres años gobernaron en Andalucía junto al PSOE cuando ya se conocía este caso y ni siquiera se habían acotado las responsabilidades.