España

Preocupación en los barones del PSOE: «¿A qué esperas Pedro?»

Ante la imputación de Podemos. No entienden la «tibieza» de Sánchez con Iglesias y piden una remodelación del Ejecutivo

Lo cuentan destacados dirigentes socialistas: la grave crisis sanitaria, institucional y económica preocupa enormemente a los dirigentes regionales del PSOE. Según fuentes del partido y el grupo parlamentario, muchos de ellos así se lo han hecho llegar en conversaciones privadas al propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Durante la última conferencia de presidentes autonómicos celebrada en La Rioja, algunos barones con peso «le trasladaron su inquietud por la actual situación». Las bravuconadas de Pablo Iglesias, la agresividad de Podemos contra la Monarquía, el terrible estado económico y el descontrol en la gestión de la pandemia, alertan a los cuadros territoriales del PSOE, que exigen un cambio de timón desde la Moncloa. Varios barones que gobiernan territorios importantes se lo expresaron gráficamente: «¿A qué esperas Pedro?». La pregunta no es baladí.

Las mismas fuentes confirman que la mayoría de los cuadros territoriales del PSOE están sufriendo un desgaste por la gestión de los últimos acontecimientos. Así se lo hicieron saber esta misma semana dirigentes del socialismo con peso regional a las ministras Nadia Calviño y María Jesús Montero. La vicepresidenta económica se reunió hace unos días en un lujoso hotel de la costa gaditana con un grupo de empresarios y sindicalistas de la región, altamente preocupados por el lastre del turismo, primera industria de nuestro país, y las alarmantes cifras de paro. Según algunos asistentes al encuentro, entre los que se encontraban, el alcalde socialista de Chiclana, José María Román, empresarios y dirigentes de UGT, la ministra Calviño se mostró tranquila y confiada en presentar unas cuentas públicas equilibradas a la Unión Europea que garanticen la ayuda de los fondos que España necesita imperiosamente.

Calviño no ocultó su satisfa-cción por ver a su tradicional adversario, Pablo Iglesias, en la situación de fragilidad en la que se encuentra, acorralado por las acusaciones de financiación ilegal de su partido. Los empresarios le expresaron su gran incertidumbre por el otoño que se avecina, dado que el PIB español, es el más bajo de la Unión Europea. En este encuentro, al que también asistieron dirigentes del PSOE andaluz, pero no Susana Díaz, totalmente desaparecida, se abogó por la salida del vicepresidente Pablo Iglesias y los ministros morados del Gobierno, como única solución para que el PP y Ciudadanos puedan secundar unos Presupuestos Generales del Estado acordes con la ortodoxia económica y fiscal que exige Bruselas. En similares términos se expresaron compañeros del partido que se han visto estos días con la ministra de Hacienda, María Jesús Montero.

La titular de Hacienda, desautorizada por Pedro Sánchez en el impresentable convenio con la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), que dirige el alcalde socialista de Vigo, Abel Caballero, ha desplegado una intensa agenda política de propaganda en la provincia de Cádiz, en lo que se interpreta como un aterrizaje en toda regla para liderar el socialismo andaluz. «A Susana ni se la ve ni se la espera», afirman fuentes del partido en Andalucía.

Para nadie pasa inadvertido que, con un Gobierno en la sombra, donde mueven hilos la vicepresidenta Carmen Calvo y el influyente jefe de gabinete presidencial, Iván Redondo, las dos ministras guardianas de las cuentas públicas, Calviño y Montero, hayan desplegado una cierta actividad con sectores económicos. Las dos, ahora, enfrentadas a Pablo Iglesias, en horas bajas para intentar rebatir unos presupuestos que no comparte. Según ha sabido este periódico, varios barones socialistas le habrían trasladado a Sánchez su deseo de que prescinda del lastre que supone la presencia de Iglesias y sus ministros afines, en el Gobierno de la Nación. «Esto ya es demasiado», dice uno de ellos en relación a la agresividad de Iglesias y sus secuaces contra la Monarquía. Nadie entiende la tibieza del presidente Sánchez, con su socio de coalición, implicado ahora en una instrucción penal, frente a lo que consideran «una presión inusitada» para forzar la salida de España del Rey Juan Carlos.

En estos círculos serían partidarios de una remodelación del Gobierno, más exiguo y austero, sin carteras de enorme gasto público y sin ningún peso como las que ostentan Irene Montero, Manuel Castells o Alberto Garzón, entre otros, por no hablar de la titular de Educación Isabel Celaá, totalmente desaparecida en un verano lleno de incertidumbres ante el nuevo curso educativo. «Ni Pedro puede estar en La Mareta de vacaciones, ni el resto del Gobierno ausente», señalan dirigentes territoriales del PSOE. Esta imagen, añaden, daña profundamente al partido, ya de por sí muy dividido por el apoyo de Sánchez a Iglesias y su displicencia en el debate contra la Corona: «Su carta a los militantes no calma las aguas», advierten.

Por el contrario, desde Moncloa, se exhibe un mensaje triunfalista: «Pedro tiene a Pablo donde quiere, acorralado y debilitado». Según estas fuentes, la posibilidad de romper la coalición es por el momento, impensable, dado que los treinta y cinco escaños de Podemos son necesarios para aprobar los Presupuestos, piensan que «Iglesias tragará para mantener moqueta y poder». Aunque, en estos momentos, la artillería monclovita mira hacia Ciudadanos y el PNV, pendiente, no obstante, de una posible imputación de Iglesias. Si ello se produjera, dado por descontado el voto negativo de JxCAT y ERC por las elecciones catalanas, está claro que Cs exigiría la salida de Podemos del Gobierno. La abstención del PP, también necesaria en este caso, jamás se produciría con la presencia de Iglesias.

Si algo ha demostrado Pedro Sánchez en su trayectoria política es su ausencia de escrúpulos y ser un superviviente. Por ello, en aplicación de su teoría de la geometría variable, girará al son que más le convenga. De momento «se frota las manos», dice un destacado barón sobre el horizonte. Opina que con Iglesias en horas bajas, y con Pablo Casado obsesionado con Vox, Sánchez tiene la oportunidad de dar un golpe de timón, que permita al PSOE paliar el desastre de la gestión sanitaria y el tremendo hundimiento de la economía. En su lujoso refugio veraniego, Sánchez no parece tener prisa. Pero sus barones, lastrados por unas trágicas cifras que arrastra la pandemia, le demandan un poco de prisa. Como dice uno de ellos: «El que espera, desespera». Aunque Sánchez y su equipo son expertos en todo lo contrario.