Polémica

Los cuentos que no leerá la niñera de Montero

Ni Caperucita Roja, ni la Bella Durmiente ni tampoco Peter Pan

Irene Montero
Irene MonteroImagenLa Razón

La ex responsable de Cumplimiento Normativo de Podemos, Mónica Carmona, enviaba el pasado 20 de enero un informe al juez del “caso Neurona” en el que denunciaba que el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, y la ministra de Igualdad, Irene Montero, utilizaban como niñera a una trabajadora del partido-que hoy en día es un alto cargo de Igualdad-, a la que en 2019 pagaba el propio partido, según su versión.

La empleada a sueldo del Ministerio de Igualdad, Teresa Arévalo, quien ejerce de niñera de la hija de Montero, -cobra un sueldo bruto de 51.946 euros anuales como asesora -se define a sí misma como una activista desde su adolescencia. No en vano se ha curtido en la facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid, aunque no aporta titulación de Licenciatura y ha ostentado diferentes cargos dentro de Podemos, incluido el de diputada. Comparte con Irene Montero su lucha por el feminismo, el empoderamiento de la mujer y acuden siempre juntas a la manifestación del 8-M. Es por eso que en esa sala de juegos creada entre despachos y despacho del ministerio de Igualdad es posible que no haya cabida para algunos cuentos.

Cuentos infantiles

Aún no están “prohibidos”, aunque ya Netflix o Disney hayan empezado a aplicar su propia autocensura sorteando los que ven claras connotaciones sexistas o racistas en ellos.

Caperucita Roja será uno de esos cuentos que probablemente no aparecerá en la biblioteca de la niñera de la hija de Irene Montero. Ya la Escuela Tàber, de Sarrià lo eliminó del catálogo de su biblioteca infantil por tener matices “tóxicos” para los niños porque, hay quien piensa que “reproduce roles que los niños pueden naturalizar y contiene estereotipos que pueden acabar creando violencia machista personificados en el lobo feroz”.

Disney o Netflix también han aplicado su autocensura y ya se cuestiona a Dumbo, la cual se estrenó en 1941, al considerarla algunos sectores como “racista” por cómo muestra a los afroamericanos esclavizados en las plantaciones del sur en las escenas de los cuervos. Además, uno de esos cuervos, el líder se llama Jim Crow, nombre que se utilizaba para insultar a los negros y que sirvió para denominar un conjunto de leyes segregacionistas en el sur de Estados Unidos.

Tampoco estaría entre sus libros el de Peter Pan (1953) porque los niños perdidos bailan con plumas y tocados indios que podría constituir una burla y apropiación de la cultura de los pueblos nativos y de los “pieles rojas”.

Princesas

La Cenicienta cumple 70 años y entre ratones que hablan y hadas madrinas hay quien puede ver el concepto de “mujer como sujeto subordinado al hombre” donde solo encuentra la liberación casándose con un príncipe. Y es que en esa tipología también entraría Rapunzel o la Bella durmiente.Blancanieves incluso tiene frases como “para conseguir que me dejen quedarme -los enanitos en su casa- les limpiaré la casa” o en La Sirenita que lo deja todo, el mar y hasta su voz por amor. También había que revisar el de la Bella y la Bestia, porque la protagonista es capaz de renunciar a su vida y ser prisionera por salvar a su padre. Eso sí, no se achanta ante la Bestia.