Remodelaciòn

Sánchez hará una crisis de Gobierno «mínima y pactada» con Iglesias

En Moncloa se reservan una remodelación de mayor calado para, una vez superada la crisis sanitaria, dar un impulso político al Ejecutivo

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, ayer en su última sesión de control al Gobierno juntos
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, ayer en su última sesión de control al Gobierno juntosEUROPA PRESS/A.Ortega.POOL

Pedro Sánchez tendrá que acometer la próxima semana su segunda remodelación del Gobierno en menos de dos meses, forzada, de nuevo, por una convocatoria electoral. La primera fue pilotada por el presidente, que tomó estratégicamente la decisión de apartar a Salvador Illa de la cartera de Sanidad, en lo peor de la tercera ola, para asumir las riendas de la candidatura del PSC en las elecciones del 14-F en Cataluña. En esta ocasión, sin embargo, el movimiento le ha venido impuesto por la determinación de Pablo Iglesias de abandonar el Ejecutivo para garantizar la supervivencia de Podemos en la Comunidad de Madrid, ante el riesgo cierto de los morados de no superar la barrera del 5% de los votos. Ambas remodelaciones compartirán también su alcance. Fuentes gubernamentales consultadas por este diario aseguran que no será de gran calado, sino que se abordarán los cambios «previstos» e inicialmente «pactados» con Iglesias, ya que afectan a la cuota morada de la coalición.

Los tiempos tampoco los ha marcado Sánchez y podría decirse que ni siquiera lo ha hecho el propio líder de Podemos, que ha visto como una incompatibilidad sobrevenida –reflejada negro sobre blanco en la Ley Electoral de Madrid– le impide mantenerse en el Consejo de Ministros, una vez presentada su candidatura a las elecciones. «Nadie lo tenía controlado», reconocen desde Podemos. La obligación de dejar el cargo antes del 31 de marzo, fecha límite para presentar las listas, obliga a una salida precipitada de Iglesias del Gobierno y, por tanto, imprime la misma premura a los relevos.

El «ajuste mínimo y pactado» se limitará a que Yolanda Díaz asuma la Vicepresidencia Tercera, compatible con su actual cartera de Trabajo, su máxima prioridad; lo que implica que Nadia Calviño ascienda a la Vicepresidencia Segunda. Esta correspondía a Podemos, pero el hecho de que Calviño deba estar en un escalafón superior a Díaz, al presidir la Comisión Delegada de Asuntos Económicos ha propiciado el cambio sin discusión. La cartera que ostentaba Iglesias, Derechos Sociales y Agenda 2030, la encabezará en el futuro Ione Belarra, que hasta ahora detentaba la Secretaría de Estado.

En este segundo nivel, habrá dos vacantes por cubrir, la que deja Belarra y la de Hana Jalloul, hasta ahora secretaria de Estado de Migraciones, y para la que pesa la misma incompatibilidad de Iglesias, ya que será la número dos de la lista de Ángel Gabilondo. A esto se limitarán los cambios. Aunque se barajó que algún ministro pudiera saltar al cartel electoral del PSOE en Madrid, emulando el «efecto Illa», esta opción quedó descartada cuando se confirmó a Gabilondo como candidato. Tampoco está previsto que Sánchez aproveche la ocasión para acometer una remodelación de mayor calado. Aunque la eventualidad de realizar una crisis de Gobierno en profundidad lleva tiempo sobre la mesa, las fuentes consultadas aseguran de manera insistente que no ha llegado el momento.

En Moncloa prima la apuesta por la estabilidad y señalan que un movimiento de esta trascendencia no tendría sentido en la coyuntura actual. El horizonte temporal se ubica una vez superada la crisis sanitaria, o al menos con unas cuotas de vacunación superiores al 70%, a las que el Gobierno se comprometió para después del verano. El objetivo también está claro y se entiende que tal movimiento solo tendría sentido para dar un impulso político al Gobierno de cara a la recta final de la legislatura o cuando las urnas se vislumbren cercanas. Apuntan que no estamos en este momento todavía, aunque desde algunos sectores se hagan sonar los tambores electorales. En Moncloa están comprometidos con la vacunación y también con la recuperación económica, dotando de máxima trascendencia para sus expectativas electorales, el reparto de los fondos europeos y la salida del túnel de la crisis.

Solo en ese momento se podría optar por comenzar a realizar algunos movimientos que también irían encaminados a reducir un Consejo de Ministros mastodóntico, de 22 carteras, forzado por las cuotas de la coalición. No obstante, todas las fuentes consultadas siempre señalan que cualquier decisión solo está en la cabeza del presidente, que es quien toma la decisión final y que desde que está en la Moncloa solo ha hecho los cambios a los que se ha visto forzado por las salidas sobrevenidas de sus ministros.