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Tras los altercados

Policías señalan a Marlaska: “Nos mandó a Vallecas con equipos rotos”

Daniel García, delegado de la UIP de Jupol, relata en primera persona cómo fue el ataque de los violentos en Vallecas

La batalla campal que se desató el miércoles por la tarde en Vallecas se saldó con al menos 25 agentes lesionados, según confirmaron fuentes policiales. Un balance que refleja la magnitud de los disturbios que se desataron en la «Plaza Roja» del barrio madrileño como consecuencia de la presencia de Vox que acudió hasta allí para arrancar la campaña de cara a las elecciones a la Comunidad de Madrid del próximo 4 de mayo. Daniel García, delegado de la Unidades de Intervención Policial (UIP) de Jupol, cuenta a LA RAZÓN cómo se desarrolló el operativo policial.

«Qué no pasó ayer... pasaron tantas cosas que no deberían haber pasado», explica. En su opinión, el planteamiento del dispositivo «no fue bueno» porque el número de antidisturbios desplegado fue «insuficiente». «En la orden de servicio –que es el documento que establece los criterios de actuación de cada dispositivo– se había programado que hubiera cuatro grupos de UIP. Y eso no fue así», relata en una conversación telefónica. Según este sindicato, el dispositivo diseñado no fue el adecuado ya que faltó previsión y dotación de medios ante una concentración que se preveía extremadamente violenta y que contó con un 40 por ciento menos de funcionarios de los necesarios. Hasta este barrio del sur de Madrid acudieron alrededor de 500 manifestantes contrarios a la misma y unos 350 asistentes al mitin de Vox.

Una vistazo a los numerosos vídeos que circulan en las redes sociales basta para comprobar que la distancia que separaba a los manifestantes contrarios a la presencia de Vox y a los seguidores de la formación no era muy grande. Esa circunstancia fue lo que dio pie al líder nacional de la formación, Santiago Abascal, a llamar al ministro de interior, Fernando Grande-Marlaska, «ministro criminal». «Teníamos a los manifestantes a un lado, a los del mitin al otro y una nube de fotógrafos... fue un auténtico caos. Fue un dispositivo negligente a todas luces». Además de los «18 pasos» –tal y como denunciaron los líderes de Vox–que separaban a unos de otros, Daniel García también es crítico con la distancia que había entre los antidisturbios, que a su juicio, era «muy grande». «Si de repente echan a correr 50 personas, se cuelan», describe. Esa línea tan separada en una masa pacífica, explica, «está muy bien porque delimita cuál es el terreno a partir del cual hay que impermeabilizarse y no se permite acceder a una zona pero con una masa violenta, esa distancia y esa cantidad de policía es absurda».

Además de la escasez de medios humanos, el delegado de la UIP de Jupol pone el acento en la calidad de las porras. En uno de los documentos audiovisuales que circula por las redes se aprecia cómo un agente está en el suelo y cuando uno de sus compañeros acude para socorrerle, usa la porra para dispersar a los violentos que están golpeando a su compañero y se le rompe la defensa. «Han comprado unas defensas que no sabemos qué exámenes han pasado, pero al golpear se parten. Si mi único medio coercitivo, si el único medio que tienes de una forma legal es la defensa y se rompe, ¿qué haces?», se pregunta.

Lo que sucedió el miércoles en el madrileño barrio de Vallecas no le sorprendió en exceso a Daniel García. «Estamos hablando de una corriente de opinión totalmente opuesta (Vox) a la que hay en una barrio donde históricamente residen muchos miembros de extrema izquierda», dice. Según pudo comprobar este periódico, a la Plaza Roja de Vallecas acudieron muchísimos vecinos enojados con la presencia de Vox pero también otros muchos encapuchados. «Se lanzaron contra nosotros como leones. Se les ponen los ojos rojos, se ponen en guardia y se nota que saben pegar cuando lanzan puñetazos. En ese momento piensas ‘esta gente me va a matar’», describe.

Radicales boicotean el acto de presentación de Vox en VallecasAlberto Ortega

A los agentes les lanzaron adoquines, palos y latas de cervezas. «Saben que no pueden llevar armas susceptibles de ser requisadas por la Policía en los filtros previos, entonces hacen acopio de lo que tienen en el sitio. Lo del miércoles fue una auténtica guerrilla urbana, terrorismo callejero», concluye.

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