Amenaza

El Ejército del Aire vigila la trayectoria del cohete chino

Los efectivos del Centro de Operaciones de Vigilancia Espacial creen que la mayor parte se desintegrará y confían en que sólo pequeños trozos caigan en aguas internacionales

Efectivos del Ejército del Aire en el Centro de Operaciones de Vigilancia Espacial (COVE)
Efectivos del Ejército del Aire en el Centro de Operaciones de Vigilancia Espacial (COVE)Ejército del Aire

El Centro de Operaciones de Vigilancia Espacial (COVE) del Ejército del Aire está realizando el seguimiento de la trayectoria del núcleo central del cohete chino fuera de control “Long March 5B”, también conocido como CZ-5B y que podría caer en algún lugar de Europa, incluyendo España.

El cohete fue lanzado el pasado 29 de abril, y se espera la reentrada del módulo en algún momento entre mañana y el domingo 9 de mayo. Se trata, según explica el propio Ejército del Aire, de un cuerpo cilíndrico de 31 metros de longitud y 5 metros de diámetro, con una masa de alrededor de 20 toneladas.

El COVE es el centro militar que se encarga de velar por la vigilancia espacial y desde hace varios días está monitorizando el objeto con datos actualizados de trayectoria y predicciones de reentrada en la atmósfera procedentes de diversas fuentes a las que el Ejército del Aire tiene acceso, así como con observaciones obtenidas del radar de vigilancia espacial que se encuentra en la base aéra de Morón (Sevilla) y de otros sensores que forman parte de la red del consorcio europeo EU-SST, (European Union Space Survelliance and Tracking), en el que España participa.

Una pequeña parte podría impactar

Según el Ejército, una vez el cohete descienda por debajo de unos 80 kilómetros de altura, el rozamiento con las capas más altas de la atmósfera provocará que la mayor parte del lanzador se desintegre durante la reentrada, siendo solo una pequeña parte de la estructura la que podría llegar a impactar sobre la superficie terrestre.

Los cálculos para la reentrada, añaden, se basan en modelos estadísticos que deben ser actualizados con los últimos datos conocidos del objeto, a fin de ir “estrechando las ventanas de incertidumbre”. Y añaden que, por ahora, “el punto probable de reentrada atmosférica y, consiguientemente, el área de posible impacto en la superficie no se podrán estimar con cierta precisión hasta pocas horas antes de producirse”, aunque la mayor probabilidad es que “los fragmentos caigan en aguas internacionales”.

De momento, el Centro de Operaciones de Vigilancia Espacial del Ejército del Aire realizará un seguimiento específico hasta el momento de la reentrada, comprobando si el evento puede afectar a territorio nacional “a fin de proporcionar el oportuno conocimiento de la situación a través de los canales operativos establecidos”, concluyen.