Unión Europea

La UE se plantea ser “mediador” para Cataluña tras los indultos

Podría llegar a plantearse de nuevo ofrecer la mediación como ocurrió con el 1-O y el Gobierno de Rajoy frenó «in extremis»

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pronuncia la conferencia 'Reencuentro: un proyecto de futuro para toda España', en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pronuncia la conferencia 'Reencuentro: un proyecto de futuro para toda España', en el Gran Teatre del Liceu de BarcelonaDavid ZorrakinoEuropa Press

Los indultos a los líderes del «procés», que hoy aprueba el Consejo de Ministros, han hecho ya saltar por los aires todos los esfuerzos de los últimos años de la diplomacia española en Europa. Para la UE los indultos son la confirmación de que el Tribunal Supremo emitió una «sentencia política» y que en Cataluña hay, efectivamente, un «conflicto político». Los europarlamentarios españoles, de uno y otro color político, han tenido oportunidad en estos días de intercambiar impresiones con sus colegas europeos en distintas reuniones informales, y la conclusión es que en la UE interpretan que los indultos dan la razón a la idea de que en Cataluña hay un «conflicto político».

Ésta es la tesis sobre la que la diplomacia independentista centró su ofensiva durante el «procés» y en la declaración unilateral de independencia. Y no hace falta incidir en el desgaste añadido a la Justicia española de esta decisión política, y especialmente al Tribunal Supremo, después de los varapalos que ya han recibido de la Justicia belga y suiza en todas las decisiones que afectan a los políticos soberanistas fugados, con Carles Puigdemont a la cabeza.

Por tanto, ya no es que lo diga la propaganda independentista ni tampoco la propaganda de Moncloa de los últimos meses. Hasta en el Grupo Popular Europeo admiten que han podido constatar la buena acogida en la UE a los indultos porque «les quita un problema de encima». En la lógica europea, si hay un conflicto político, pasa a ser un problema a resolver entre España y Cataluña, y hasta incluso podría volver a plantearse la oferta de la mediación, como ocurrió con el referéndum ilegal del 1-O.

Aquel «fuego», que el Gobierno de Rajoy apagó sin dar publicidad, fue una crisis de primera magnitud que obligó a Moncloa a reaccionar «in extremis» para cortocircuitar esa oferta, que había dejado escrita en su discurso el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, justo para el debate que se celebró en el Parlamento Europeo la semana después del referéndum ilegal.

El mismo día 2, el entonces portavoz del Grupo Popular, Esteban González Pons, pidió un debate en el que intervinieran todos los presidentes de los grupos. «Está en juego una declaración unilateral de independencia contra la Constitución que se ha anunciado para el próximo jueves y que puede romper mi país en dos mitades», alertó el representante popular. El debate tuvo lugar el miércoles 4, antes de la declaración unilateral de independencia, y en su discurso, Jean-Claude Juncker, incluyó la mano tendida a la mediación entre España y Cataluña. Hubiera sido la estocada final para el Gobierno de Rajoy. Juncker tuvo que ausentarse por un viaje precipitado a la India, y el texto lo iba a leer el comisario responsable,Frans Timmermans. Jorge Toledo, secretario de Estado de Relaciones con la UE, se desplazó de manera urgente a Bruselas, alertado por González Pons de la jugada que estaba en marcha, y consiguieron convencer a Timmermans de que no leyera el discurso. Si esa oferta de mediación se hubiera producido, la historia se habría escrito de manera totalmente distinta. Y ahora, en el nuevo clima, en Europa no consideran un sacrilegio retomar esa oferta de mediación para ayudar a que evolucione la mesa de diálogo entre Gobiernos. No hay ninguna decisión oficial al respecto, está sólo en el clima de opinión de la diplomacia europea.Y Moncloa tendrá voz en lo que pase.

Que el Gobierno español facilite con los indultos que el problema evolucione hacia esa consideración de «conflicto político» lleva también a Bruselas a abrir una puerta de esperanza a la posibilidad de que España pueda dejar de vetar el referéndum en Escocia. La diplomacia europea se mueve en la sombra para agitar la separación de Escocia del Reino Unido, y debilitar así al ex socio desleal. También enreda para fortalecer la unión de las dos Irlandas. Pero España siempre ha vetado hasta ahora cualquier actuación que pudiera animar las veleidades independentistas escocesas porque serviría de precedente para Cataluña.

Hoy se conocerá el alcance de los indultos y la argumentación técnica de una medida de gracia, que, aunque debe ser individual, tendrá parecidos argumentos para todos los casos, y el Gobierno la sostendrá, además, en el listado de todos los indultos que ya ha concedido la democracia española, apuntando directamente a los Gobiernos del PP.

Los parlamentarios españoles del PSOE y del PP votaron ayer en la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa contra la recomendación hecha por el informe elaborado por el socialista letón Boriss Cilevics para que se abandone el proceso de extradición contra los políticos catalanes huidos de la Justicia española, incluido Puigdemont.