Relevos

Sánchez «olvida» a Redondo en 72 horas

Evita referirse a Redondo y defiende los «relevos»

Pedro Sánchez e Iván Redondo
Pedro Sánchez e Iván RedondoMariscalAgencia EFE

72 horas después de acometer una remodelación de Gobierno que ha supuesto más una revolución que una reestructuración, el presidente del Gobierno, reaccionó ayer a las derivadas que se han surgido a raíz de abrir en canal el Gabinete y el partido. En una entrevista en Informativos Telecinco, Sánchez se excusó en que «no son ceses, son cambios necesarios» y puso el acento en que se ha pasado del «Gobierno de la emergencia» al «Gobierno de la recuperación». «Los relevos se tienen que producir en todos los equipos, sobre todo cuando entramos en una nueva etapa», argumentó

El presidente expresó su «enorme gratitud» a los ministros y al «equipo más estrecho de colaboración» que le ha acompañado. A esto se limitó su referencia a su jefe de Gabinete, Iván Redondo, a quien evitó nombrar expresamente como sí hizo con «Carmen (Calvo) y José Luis (Ábalos)». De este último sí destacó que ha sido «muy buen ministro y un gran secretario de Organización, que ha dejado al PSOE en la posición más fuerte que ha tenido». De Calvo, por su parte, bendijo que haya aceptado continuar como diputada rasa y evitó entrar en las quinielas que la colocan al frente de la Presidencia del Consejo de Estado o del propio Partido Socialista. El presidente hizo mucho hincapié en que ahora se abre una «nueva etapa de recuperación y modernización», tras 18 meses en los que los ministros salientes han «trabajado a destajo y con compromiso por su país». «Ahora es momento de cargar pilas y recobrar energías para una tarea apasionante», dijo. Se deshizo en halagos hacia Nadia Calviño, a quien consideró «una mente privilegiada»

Hasta ahí sus apreciaciones sobre la crisis de Gobierno a la que, apuntó, «los medios dan mucha literatura» y animó a asumirlos con «la mayor de las naturalidades». En la remodelación, Sánchez no solo ha prescindido de su núcleo de máxima confianza en el Gabinete, sino también de ministros como el de Justicia, Exteriores o Educación, que no se han tomado bien su salida.

Unos relevos que la oposición ha aprovechado para cargar contra el presidente del Gobierno para desgastarle. Sánchez expresó la necesidad de tener una «relación más cordial y constructiva» con el PP para poder llegar a grandes acuerdos, algo que –dijo– «agradecería la ciudadanía». No obstante, se mostró escéptico por contar con la «oposición más furibunda de Europa». «Dos no bailan si uno no quiere», resolvió, sobre la actitud de Pablo Casado que está en el «no a todo y váyase señor Sánchez». El presidente le tendió la mano para abordar y gestionar los fondos europeos y acometer las reformas necesarias para apuntalarlos, en lugar de mantener esa crítica en la que subyace la consideración del Gobierno como «ilegítimo».

Sánchez también se refirió a dos cuestiones polémicas: la «crisis del chuletón», en la que volvió a mantener su postura de «acompañar al sector de la agroalimentación» y no «regañar a los ciudadanos», y los indultos. El presidente se hizo cargo de que es una «decisión que genera dudas y reparos en buena parte de la población española y catalana», pero la defendió como una «decisión necesaria para restablecer lo que se rompió». Esto, teniendo en cuenta la gravedad de los delitos, pues utilizaron sus puestos para subvertir el orden constitucional, y su actitud actual.