Independentismo

Diada 2021: “Todos contra ERC”

Junts y la CUP calientan la manifestación de hoy para mostrar su rechazo a la Mesa de Diálogo y a la estrategia de Esquerra

Sábado 10 de julio de 2010. Casi medio millón de personas salen a la calle para protestar contra los recortes del Estatut realizados por el Tribunal Constitucional. El presidente de la Generalitat, José Montilla, encabezaba la marcha junto al president del Parlament, Ernest Benach, rodeados de los expresidentes de la Generalitat y expresidentes del Parlament en una manifestación convocada por entidades cívicas con el apoyo de PSC, CiU, ERC e Iniciativa per Catalunya. Montilla a poco de iniciarse la marcha se vio rodeado de banderas independentistas y fue increpado al grito de botifler (traidor) y los servicios de seguridad tuvieron que emplearse a fondo ante los intentos de agresión.

Han pasado 11 años, pero los ánimos están todavía más caldeados y Esquerra Republicana no descarta para nada “que nos hagan un Montilla”, pero esta vez en la figura del president Pere Aragonés, o el líder del partido, Oriol Junqueras. Los sectores más radicales del independentismo, agrupados en tono a los Comités de Defensa de la República -que oficialmente no están adscritos a ninguna formación pero en los que Junts y la CUP, junto a grupos más radicales, tienen la voz cantante- llevan días espoleando una manifestación que bien podría resumirse en “todos contra ERC”, por su estrategia de ampliar el apoyo social al independentismo y no forzar la confrontación, sin renunciar en ningún momento a sus postulados.

Elisenda Paluzié, presidenta de la Asamblea Nacional Catalana entidad convocante, fue la que rompió las hostilidades haciendo un llamamiento a la sociedad civil independentista para superar la inercia de los partidos. Es más, incitó a crear un nuevo partido. No es la primera vez. En las últimas elecciones municipales, la ANC financió y fue impulsora de “Primaries”, una organización que fracasó estrepitosamente. El segundo en apuntarse a las diatribas contra la estrategia de Aragonés fue el expresidente Carles Puigdemont, en su papel de presidente del Consell de la República, un organismo de carácter privado que tiene una actividad parecida al Guadiana, desapareciendo y apareciendo a voluntad del líder autoexiliado.

Aumentar la confrontación

Puigdemont cargó contra la Mesa de Diálogo y emplazó a los catalanes a aumentar la confrontación con el Estado. Su partido, Junts per Catalunya, está presente en el Govern aunque no lo parezca. El vicepresidente Jordi Puigneró dijo en la Universitat Catalana d’Estiu que se celebra en Prada de Coflent (Francia) que no descarta la Declaración Unilateral de Independencia y que la DUI tendría que estar preparada para aplicarla cuando se den las condiciones. Tres llamamientos que van directos a la línea de flotación de Esquerra Republicana.

Sin embargo, estas diatribas que otrora eran fundamentales para activar a la masa social independentista, este año no parece que logren el efecto deseado. La manifestación, que empezará en la Plaza de Urquinaona y acabará en la Estación de Francia, se asemeja a una mini-mani porque no se espera batir ningún record de asistencia y los “perfomances” parece que han pasado a mejor vida. La manifestación no finalizará en el Parlament y solo tendrá un momento delicado, cuando pase por delante de la Jefatura de la Policía Nacional en la Vía Laietana. Ni siquiera está previsto que estén presentes todos los miembros del Govern. De hecho, el conseller de Interior, Joan Ignasi Elena ha manifestado que no acudirá porque estará al frente del control y seguimiento de las diferentes manifestaciones y actos. El Govern tampoco ha pasado una lista de los consellers que estarán presentes.

La sensación de enfrentamiento es tal que la portavoz de ERC, Marta Vilalta, dijo el lunes que es un error “lanzarse ataques entre compañeros de viaje”, en un intento de frenar este clima enrarecido que la CUP atiza con fervor lanzando duros ataques contra la Mesa de Diálogo. De hecho, la extrema izquierda se manifestará la noche del día 10 en la zona del Fossar de las Moreres -donde están enterrados los defensores de la Barcelona de 1714-. En la marcha, no está prevista la presencia de otras fuerzas como ERC que sí había acudido en anteriores ocasiones.

“Corremos el riesgo de que los más radicales hagan algo esperpéntico”, sintetiza un dirigente republicano que al tiempo critica que “los que no han estado en prisión, que no tienen riesgos judiciales, se arroguen la opinión del movimiento independentista”. El líder del partido no ha confirmado su presencia en la manifestación pero sí realizará un acto a las 13 horas en la calle Bruch esquina con Ronda de Sant Pere, justo al lado del monumento a Rafael Casanova, junto a los líderes locales del partido en Barcelona. En la retina de los republicanos todavía están vivos los rescoldos de los insultos que recibió Gabriel Rufián en las protestas por las cargas policiales tras conocerse la sentencia del 1-O que acabó con las calles de Barcelona incendiadas. Una opción que este 11-S tampoco puede descartase. Quizá sea esta la justificación más razonable sobre la ausencia en la manifestación del conseller de Interior.