Gabilondo vs. Becerril
El hombre de “cromañón” frente a la “pepito grillo” de Sánchez y Marlaska
El nuevo Defensor del Pueblo aguantó y salió “escaldado” de la política. A su número dos, la vida le obligó a luchar y alzar la voz contra el terrorismo
Ángel Gabilondo será el nuevo Defensor del Pueblo. Lo que parecía imposible hace unos meses, tras presentarse como candidato del PSOE a las eleciones de la Comunidad de Madrid, se ha hecho realidad. El filósofo, el hombre “soso, serio y formal”, conseguía el cargo por el que tanto había aguantado. Y es que el político pensaba más en su retirada, quizá interrumpida durante un tiempo como Defensor del Pueblo, que en verse inmerso en una campaña electoral, un terreno de juego que no es el suyo.
Gabilondo, donostiarra (1949), de raíces humildes. Es el quinto de nueve hermanos de una familia católica. Fraile, profesor, rector, político y finalmente, Defensor del Pueblo. Ingresó en el noviciado en Alsasusa con 17 años y dejó los hábitos en los años 80. Quienes le conocen destacan de él su buen modo de trabajar. Sin gritos, con tranquilidad. Un hombre afable. «Una especie rara en política», le dedicó el ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero el día que le nombró ministro de Educación.
De jovenle colgaron el mote de «cromañón», que nunca ha sido ocultado por el candidato socialista. De hecho, él mismo desveló tiempo atrás que sus alumnos también idearon otro apodo que sumar a la lista. «El clorofilo». Dice que el primero se correspondía por la «forma física» –en referencia a su gruesa mandíbula– mientras que el segundo correspondía a su atiendo habitual. Llevaba zapatos verdes, pantalón verde, camisa verde... De primitivo tengo la aspiración a la sencillez», presumía.
Tras abandonar la carrera eclesiástica se licenció en filosofía y más tarde llegaría a presidir la Conferencia de Rectores Universitarios. Hasta su nombramiento como ministro en 2009 fue profesor de Metafísica,–ostentó el título más alto de la Universidad como catedrático en la materia– Hermenéutica y Teorías de la Retórica y de Pensamiento Francés. Pero sería como ministro de Educación, en la era Zapatero, cuando alcanzó uno de sus mayores logros e impulsó el Pacto Social y Político por la Educación.
En abril de este año, el adelanto electoral en Madrid le colocó en una situación incómoda, que él no quería, que él no buscaba y a la que no tuvo más remedio que enfrentarse. De nuevo en primera línea política, viendo cómo se alejaban sus opciones de convertirse en el nuevo Defensor del Pueblo. Sobra decir que los resultados de esas elecciones fueron una catarsis para él y el PSOE. Sin embargo, atrás quedan ya todos sus temores. El pacto anunciado días atrás entre PP y PSOE para renovar varios órganos constitucionales ponía fin a su larga y tediosa espera.
Becerril, el azote del terrorismo
Junto a Ángel Gabilondo estará Teresa Jiménez Becerril, diputada del PP y hermana del edil asesinado por ETA en 1988, Alberto Jiménez Becerril. Un crimen en el que la banda terrorista también acabó con la vida de su mujer, Ascención García. Combativa, luchadora, guerrera, incansable... son algunos de los calificativos que utilizan quienes la conocen para referirse a ella. Y muestras de ello ha dado en el Congreso de los Diputados cada vez que se hablaba de terrorismo, de ETA y del doble juego del Gobierno con Bildu.
Y es que Becerril se convirtió en el “pepito grillo” del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la pesadilla del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. “Me he rebelado cuando Sánchez ha dicho, con toda su cara, que Zapatero y Rubalcaba han acabado con ETA. Yo le he contestado alzando la voz desde mi escaño , porque no tenía micrófono y no tengo mucha voz, que ETA no está acabada y que sus herederos estaban sentados ahí. En ese momento los he señalado, y le he recordado que él ha pactado con ellos para conseguir que le invistan presidente. Le he dicho: «Usted está ahí porque ha pactado con ellos». Luego he señalado a la bancada socialista y les he dicho «y ahora sigan aplaudiendo a su líder», porque estaban aplaudiendo”.
Hoy precisamente, tras las últimas palabras de Arnaldo Otegui, es bueno recordar lo que dijo Becerril hace un año: “Ya están pidiendo el fin de la política de dispersión, que realmente está prácticamente hecha. Y seguirán pidiendo, porque el nacionalismo es una planta carnívora, le das un dedo y quieren la mano. Y su fin es la independencia del país Vasco. Quieren que salga la Guardia Civil del País Vasco y Navarra, ley de abusos policiales etc. Son todos guiños al entorno de ETA, a Bildu”.
Casada y con dos hijas, esta licenciada en periodismo decidió trasladarse a Milán para realizar un master de diseño de moda. Tras finalizar sus estudios fijó su residencia en Londres, pero a los pocos años regresó a Italia, donde vivió hasta 2011, cuando regresó a España.
Teresa Jiménez Becerril abanderó junto a Francisco José Alcaraz, ex presidente de la AVT, la rebelión cívica de las víctimas de ETA contra la negociación política entre el Gobierno Zapatero y la organización terrorista. En 2009 consiguió un escaño como eurodiputada, tras ir de número 3 en las listas del PP. Escaño que revalidó en 2014. Cinco años después, entraba en el Congreso de los Diputados, como parlamentaria por Sevilla. Y desde entonces, Becerril ha sido la voz de las víctimas en la Cámara Baja.
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