Análisis

¿'Mal rollo’ con los obispos?

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Juan José Omella, en la sede de la CEE.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Juan José Omella, en la sede de la CEE.LA MONCLOALA MONCLOA

¿Tiene trascendencia la visita del presidente Pedro Sánchez a la sede de la Conferencia Episcopal Española?

Sí, sobre todo teniendo en cuenta de que tiene lugar justo una semana después del encuentro entre el cardenal Juan José Omella y el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños. Hasta la fecha, Sánchez había delegado completamente en su equipo la relación con los obispos, como también sucedió con la exvicepresidenta Carmen Calvo, que también llevó las riendas del diálogo con la Iglesia. Según hemos podido confirmar, fue Sánchez quien solicitó expresamente acudir a la Casa de la Iglesia y no provocar otro desplazamiento del presidente de la Conferencia Episcopal. Se puede interpretar como un gesto de no confrontación en la Iglesia, al comprobar la mano tendida de los obispos en temas sociales como la reforma laboral o el Ingreso Mínimo Vital. Pero, también en aspectos en materia política peliagudos, como los indultos de Cataluña. Desde Moncloa también saben de la deuda pendiente por el capote de los pastores españoles en relación a la exhumación de Franco.

¿Hay ‘mal rollo’ entre los obispos y Moncloa?

No. Podría decirse que cada uno sabe el lugar en el que se sitúa y desde el que habla. Como ha expresado el propio cardenal Omella no se puede hablar de «relaciones rotas», sino de «un diálogo fluido» que se facilita cuando se ponen sobre la mesa cuestiones vinculadas a la dignidad y los derechos de los más desfavorecidos. Sin embargo, las fricciones llegan cuando se ponen sobre la mesa otros aspectos como la eutanasia y el aborto. Firmes en sus denuncias, los obispos no han querido ejercer de «oposición política» lanzándose a las calles.

¿Hay alguna prueba de que no se trata solo de una cordialidad para la foto?

Sí se pueden encontrar algunos detalles destacados. Por ejemplo, la relativa rápida designación del nuevo arzobispo castrense, Juan Antonio Aznárez. Teniendo en cuenta la repentina muerte por coronavirus hace un año de su predecesor, Juan del Río, y la demora de Roma para nombrar prelados, este nombramiento que precisa del visto bueno del Gobierno y la Casa Real se ejecutó en apenas diez meses y sin incidencias. De la misma manera, al margen de las fricciones sobre las horas recortadas a la asignatura de Religión, en el Ministerio de Educación están gratamente sorprendidos por la actualización del currículo de la asignatura, por su enfoque ligado a la actualidad y las preocupaciones sociales del Papa Francisco, sin dejar de lado los contenidos teológicos y morales.

¿Ha quedado vista para sentencia la polémica de las inmatriculaciones?

Sí. Es el cierre final. De hecho, en principio Moncloa ya dio casi por cerrada la cuestión cuando el Ministerio de Justicia presentó el listado de bienes registrados por la Iglesia y certificó que no había encontrado ninguna inscripción irregular. De hecho, en este año desde el Estado no se ha planteado ninguna sola denuncia para reclamar ninguna propiedad. Ha sido la Iglesia quien ha querido llegar hasta el final con su propia supervisión que ayer vio la luz y subrayando que los bienes que le adjudicaba Justicia ni estaban en sus propios listados ni le pertenecen.

¿Qué se hará con esas propiedades que el Gobierno adjudicaba erróneamente?

Tal y como manifestaron ayer ambas partes, a través de un comunicado «la previsión es que el Gobierno ponga en conocimiento de las entidades locales y de los registros esta información y se puedan, de este modo, iniciar los procesos de regularización que, en su caso, pudieran corresponder», Por su parte, la Iglesia también ha manifestado «su compromiso de de colaboración a fin de facilitar tales procesos».