El Personaje
Laura Borrás: La guardiana del trabajo fantasma
Fue la voz de Carles Puigdemont en Madrid y su mujer de confianza en el Congreso.
Ha montado un lío de campeonato con el tema de la llamadas “licencias de edad”. O sea, un grupo de funcionarios del Parlament de Cataluña que podrían acogerse a sueldos suculentos sin trabajar, una especie de prejubilaciones privilegiadas de hasta diez mil euros, ordenadas por la nueva secretaria general de la Cámara Autonómica, Esther Andreu, a quien la presidenta Laura Borrás nombró tras cesar al anterior, Xavier Muro, por considerarlo poco independentista, en su opinión “un lastre” para el desafío de Cataluña contra el Estado opresor. Con un equipo a su medida, Borrás inició su mandato con una purga de altos cargos que ahora se le ha vuelto en contra por el escándalo de los funcionarios prejubilados de cobran sin acudir a su puesto laboral. El asunto es complejo, ya que aunque la Mesa del Parlament autorice vía libre a la supresión del privilegio, debe ir a la Comisión de Asuntos Institucionales del Parlament y está por ver si los acogidos a estas “licencias por edad”, podrían recurrir ante los tribunales por derechos adquiridos.
De manera que Laura Borrás afronta un conflicto sin precedentes y está en el punto de mira del ex letrado mayor del Parlament, Antoni Bayona, a quién también cesó de manera fulminante por sus críticas al independentismo catalán y que ahora pide la dimisión de la protegida de Borrás, la nueva secretaria general Esther Andreu. Una guerra dentro del mundo separatista, en el que muchos ven el eterno pugilato entre JuntsxCat y Esquerra Republicana, a quien desde el entorno de Borrás acusan de la filtración de esta sueldos sin trabajar en el periódico “Ara”. Lo cierto es que la presidenta del Parlament, persona de confianza del fugitivo de Waterloo, Carles Puigdemont, afronta un espinoso tema que deteriora su figura, máxime cuando dentro de las filas de JuntsxCat se perfilaba como una posible candidata presidenciable a La Generalitat. Desde su entorno aseguran que ya se ha iniciado el trámite para eliminar este privilegio, pero el proceso no es inmediato. De momento, Laura Borrás aparece como la gran protectora, guardiana de un trabajo fantasma a cargo del erario público. Secesionismo sí, pero siempre bien pagado.
Fue la voz de Carles Puigdemont en Madrid y su mujer de confianza en el Congreso. Laura Borrás Castanyer pertenece a esa elitista burguesía catalana fervorosa del soberanismo. “Una pija metida a independentista”, dicen quienes bien la conocen. Pero esta Doctora en Filología Románica, que paseaba su porte de gran señora bajo una imponente estatura por la Cámara Baja, tuvo en las últimas elecciones autonómicas la misión de movilizar el voto separatista y desmontar las traiciones de Esquerra Republicana por sus pactos con Pedro Sánchez. “Laura ilusiona a la gente frente a los cabizbajos de ERC”, decían en JuntsxCat, la coalición impulsada por el fugitivo de Waterloo. Borrás enfatizó una campaña contra la gestión de los republicanos al frente de La Generalitat y restó importancia a su imputación por el Tribunal Supremo por delitos de prevaricación en su etapa como Directora de la Institución de las Letras Catalanas. “Eso aquí nadie lo tiene en cuenta”, zanjan en su equipo. En efecto, Borrás salió elegida diputada en el Parlament y el tema volvió al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC). De manera que esta mujer grandullona y simpática lideró una candidatura elegida en primarias, muy a la medida de Puigdemont, llena de altos cargos de La Generalitat, alcaldes, dirigentes regionales y hasta empresarios como el presidente de la Cambra de Barcelona, Joan Canadell.
Laura Borrás Castanyer nació en Barcelona en una familia acomodada de la burguesía catalana. Hija de un prestigioso médico, se caso también con otro médico, Xavier Botet, miembro de una elitista familia propietaria de la casa modernista Caadeús i Botet, en Igualada. Padres de una hija conocida “youtuber”, Marta Botet, la pareja no esconde su elevado tren de vida, a tenor de la declaración de bienes que hizo en el Congreso. Como Directora de la Institución de las Letras Catalanas, declaró unos ingresos de casi cien mil euros, participaciones en algunos fondos de inversión y un piso en una de las mejores zonas de la Ciudad Condal. Una de sus pasiones son los coches, adquirió un Jaguar XF en el año 2102, un Toyota Yaris poco después y ahora se pasea por Barcelona al volante de un BMW. Pero esta buena posición social no la impidió mezclarse con la gente en los barrios “indepes” y captar ese voto no de izquierdas invocado por ERC. La estrategia de Borrás fue exhibir gestión, junto a un discurso soberanista que permita atraer al catalanismo de antiguos votantes de CIU. Pero desde su llegada a la presidencia del Parlament, su discurso y nombramientos se han radicalizado.
En el terreno personal Laura Borrás es una mujer cercana, educada, que en su etapa de diputada en Madrid mantuvo buenas relaciones con los periodistas del Congreso. Su estilo es extremado en todo, muy a la imagen de la ex primera dama norteamericana, Michelle Obama. Tiene una elevada estatura de casi dos metros y viste como una auténtica señorona. Prendas sastre, abrigos de capa, faldas de tablones con vuelo a media rodilla, cinturones de marca y tacones altos. Todo ello adornado con collares y bisutería, con sus colores favoritos, amarillo, azul, negro y blanco. Borrás luce también una larga melena que agiganta su figura y despliega una buena oratoria en varios idiomas, castellano, catalán, inglés e italiano, fruto de sus estudios en universidades europeas y americanas. Su formación como literata y su etapa de profesora especializada en la difusión cultural en entornos digitales la hacen dinámica en el trato con los demás. Esta cualidad supieron verla también los militantes de JuntsxCat que la eligieron candidata por una abrumadora mayoría del setenta por ciento. Ahora, cercada por este asunto de las privilegiadas “licencias de edad”, se escuda en su puesto institucional y muchos la ven como candidata a La Generalitat en unas próximas elecciones autonómicas.
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