13-F

Génova se blinda: «Ni un paso atrás»

La respuesta será culminar la renovación territorial y «acotar las voces díscolas». Mantendrán el pulso por el PP de Madrid.

El PP salva por la mínima la operación electoral en Castilla y León, pero con un marcador que fortalece a su principal adversario, el líder de Vox, Santiago Abascal. Las cuentas no han cuadrado como estimaban en el PP, sin que esto suponga que corra peligro el liderazgo nacional del partido:Pablo Casado será el candidato a las próximas elecciones generales, si bien Castilla y León no ha sido la tierra prometida que esperaban conquistar para dar la vuelta al mantra del «efecto Ayuso» y convertirlo en el «efecto Casado».

El PP queda obligado a registrar varias conclusiones de estos comicios. No eran necesarios, el anticipo electoral que se vio obligado a firmar el presidente de la Junta y candidato, Alfonso Fernández Mañueco, no ha sido entendido por los votantes del centro derecha tal y como pretendían que sucediera en el PP.

El PP tampoco ha gestionado correctamente las expectativas. Y aunque ha crecido con respecto a 2019 y puede sacar pecho de haber ganado las elecciones, esa mala gestión de los objetivos ensombrece un resultado que, además, le abre a Casado varias vías de agua que dan vida a los que apuntan contra su liderazgo.

«Si convocas elecciones es para ganar por una mayoría amplia, como ocurrió en Madrid, no para ganar por la mínima y sustituir a Ciudadanos, un socio más o menos cómodo, y estéticamente presentable, por Vox, un socio mucho más incómodo y con el que ni siquiera hay una estrategia clara de pactos ni de relaciones».

En la dirección nacional del PP saben que este aviso, que ya empezó a escucharse ayer, les llegará con fuerza desde dentro del partido, y también desde fuera, en las próximas semanas.

El objetivo: ganar en 2023

La respuesta a la tormenta consistirá en hacer nuevos gestos de reivindicación de la autoridad y del mando por parte del presidente nacional. «Ni un paso atrás». Ayer tarde dejaban ya esta reflexión en la séptima planta de Génova, desde donde la cúpula siguió el escrutinio electoral. Esto quiere decir que no alteran su calendario de renovación territorial y que tampoco asumen este resultado como una razón para ceder en su posición respecto al congreso de Madrid y la demanda de la presidenta, Isabel Díaz Ayuso, de tomar las riendas del partido regional.

El equipo de Génova se defenderá pasando al ataque: culminará la renovación territorial, actuará contra el reducto de «críticos» que dicen que «siguen» teniendo en el Congreso, y no pondrá fecha al cónclave madrileño. «Y a hacer política para ganar las elecciones de 2023».

Casado no sacrificará tampoco a ninguno de sus colaboradores. El secretario general, Teodoro García Egea, está blindado. Después del mal resultado de las elecciones en Cataluña, la respuesta fue sacrificar la sede nacional del partido con el anuncio de una mudanza que todavía está en proceso. Y en estas elecciones, el argumento de Génova es que la ajustada victoria de anoche ha sido gracias a su implicación en la campaña para tapar las debilidades de la organización regional. También señalan a Ayuso, por romper la guía del discurso de campaña sobre Vox al plantear la conveniencia de acuerdos entre los dos partidos. Esta táctica de echar balones fuera no basta, no obstante, para rebajar la presión que el 13-F deja sobre la cabeza de Casado y de sus principales «peones».

Además, bajo este discurso oficial hay otro análisis soterrado que sí asume la amenaza que representa en estos momentos Vox para el PP en su objetivo de alcanzar La Moncloa, aunque Mañueco siga cuatro años más como presidente de Castilla y León.

“Mejor perder un Gobierno que ceder a un pacto”

En Génova creen que este resultado electoral, y los que lleguen en los próximos meses, deben gestionarse en lo que afecta a la política de alianzas subordinando «todos los intereses al interés nacional», es decir, a que «siempre se tomen las decisiones más correctas para facilitar que Casado llegue a La Moncloa».

Y, a su juicio, esto implica que no pueden aceptarse, en ningún caso, las coaliciones de gobierno con Vox, «ya que esto mandaría al electorado del centro derecha el mensaje de que pueden repartir el voto entre nosotros y Abascal porque, al final, nos entenderemos y habrá un acuerdo que desbanque a Pedro Sánchez del poder. Mejor perder un Gobierno que ceder a un pacto que rebaje la urgencia del voto útil». El reto de Génova es que todos sus candidatos se sometan a esta estrategia al servicio de Casado.

En el anterior ciclo electoral autonómico el mando de la negociación de las alianzas se llevó desde Génova, en concreto lo tuteló el secretario general del partido. Y el resultado fue bueno para el PP porque representó el primer paso para sacar del terreno de juego a Ciudadanos.

En este nuevo ciclo electoral, Génova pondrá a prueba su capacidad para condicionar las decisiones de sus candidatos autonómicos y municipales si necesitan del aval de Vox en la investidura, y deberá revisar, asimismo, el principio de aplicar el modelo de Madrid al resto de contiendas electorales.

La enmienda llegará en Andalucía

Castilla y León se ha demostrado que no era Madrid, y la decisión de más Sánchez frente a menos política regional tuvo que ser revisada en el último momento de la campaña precisamente ante el aviso que estaban ya dando los sondeos.

La enmienda llegará en Andalucía. El presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, ha visto el coste de convocar unas elecciones sin conseguir que ante la opinión pública quede claro que es una convocatoria necesaria y no estrictamente oportunista. También ha comprobado que el capital nacional acaba no sumando si se convierte en un desembarco, y que el guión tiene que ajustarse al nuevo tiempo que vive el partido, y en el que voces, como la de los ex presidentes José María Aznar y Mariano Rajoy, no aportan valor añadido a las siglas. Además, soñar con mayorías amplias es arriesgado en un contexto en el que todos los gestores cargan todavía con el desgaste de administrar la crisis sanitaria.

Sin «remake» del 4 de mayo madrileño, el anticipo electoral sí ha podido servir para contener la explosión de las candidaturas provincialistas de la España vaciada, pero también ha confirmado que el PP necesita mejorar su alternativa de gobierno si quiere demostrar que tiene razón cuando pregona que Vox no es un fenómeno estructural dentro de la política española.