Cataluña

ERC tensa el pulso con Sánchez por la «mesa de diálogo»

«El PSOE solo entiende el palo», dicen los soberanistas, mientras Aragonès confirma su ausencia en la Conferencia de Presidentes de La Palma

ERC redobla su ofensiva contra el Gobierno para reunir la «mesa de diálogo». Los independentistas llevan meses demandando su convocatoria, que esperaban para el pasado mes de enero, mientras que el Ejecutivo central sigue dilatando los tiempos. «No hay fecha», aseguran fuentes gubernamentales, que defienden que «se celebrará», pero sin acertar a aterrizarla sobre el calendario. La interlocución con Cataluña no ha cesado durante todo este tiempo, de hecho, mañana se producirá la Bilateral entre el Estado y la Generalitat. Un foro en el que se tratan las cuestiones prácticas, más pegadas al territorio y a las problemáticas que verdaderamente afectan a los ciudadanos catalanes. Sin embargo, los soberanistas rechazan «hablar solo de cercanías», en alusión a la transferencia del Estado al Govern de las infraestructuras de Rodalies.

La cumbre que está «bloqueada», utilizando las palabras del propio Pere Aragonès, es la «mesa de diálogo», la que tiene un cariz más político y simbólico. Para el Gobierno esta foto no es ya una prioridad, inmersos en el ciclo electoral que nos llevará de parada en parada hasta las generales, a finales de 2023. En Moncloa quieren evitar un desgaste añadido y solo reunirán la «mesa de diálogo» una vez que se consensuen «contenidos concretos» sobre los que lograr «avances» o incluso alcanzar un acuerdo. Esto es, huir de la escenificación, promoviendo encuentros vacuos en los que escuchar las proclamas independentistas sobre el referéndum y la amnistía en las que no hay ningún punto de encuentro ni de futuro. Fuentes gubernamentales aseguran que estos contenidos no están todavía maduros, más allá de la apuesta por la «agenda del reencuentro» que Sánchez trasladó a Quim Torra y a Aragonès, mientras que desde la parte soberanista se asegura que hay cuestiones que tratar porque «normalmente estas reuniones públicas vienen precedidas o por tres o cuatro de carácter más discreto».

En este contexto, desde ERC tensan el pulso. «El PSOE solo entiende el palo», dicen fuentes de la formación, en alusión a la manera en que tienen de relacionarse con los socialistas, a base de amenazas y ultimátum. No en vano, todo queda en el terreno de la escenificación, porque desde ambas partes asumen que están «lejos de romper». «Hay conversaciones y unos tiempos que respetar», aseguran. Sin embargo, la liturgia continúa y, a pesar de las esperanzas del Gobierno, que esperaba que Pere Aragonès acudiera a la Conferencia de Presidentes que tendrá lugar la próxima semana en la isla de La Palma, el presidente de la Generalitat confirmó ayer que no asistirá. La decisión responde a su estrategia de promover una relación bilateral con el Estado, en lugar de acudir a los foros multilaterales. Desde el Ejecutivo no tiran la toalla y aseguran que tanto los equipos de Aragonès como los del lendakari Iñigo Urkullu han participado en los trabajos preparatorios de la cumbre de líderes territoriales.

También el portavoz de ERC, Gabriel Rufián se enfrentó al presidente del Gobierno en la sesión de control al Gobierno. Preguntó a Sánchez si considera que está cumpliendo «los objetivos sociales del pacto de Legislatura». Éste le respondió que sí, lamentando «las dificultades del contexto complejo de pandemia» en el que han tenido que desarrollar su acción ejecutiva y presumiendo de haber «propiciado transformaciones», sacando a relucir los buenos datos de paro o la gestión de los fondos europeos.

Pero la interpelación de Rufián no iba por ahí. El diputado de ERC le advirtió al Gobierno de que «el lobo» que representa Vox se «comerá» al PP, pero también «les morderá a ustedes», alertando sobre la «tentación» del Ejecutivo de «dejar pasar la oportunidad de la mesa de diálogo para desgastarnos». «Quien crea que si la mesa no funciona solo desgasta al independentismo, se equivoca. El fracaso de la mesa también es un fracaso de la izquierda española y cuando fracasa la izquierda española a nosotros no nos va mal», señaló, alertando del riesgo de que en este contexto lleguen al poder PP y Vox. Rufián exigió al presidente que «ponga políticas de izquierda sobre la mesa». «Y eso no es una reforma laboral aplaudida por Ana Patricia Botín», recriminó, para apuntalar que «resuelva el conflicto político en Cataluña, porque solo así evitará hacer las maletas de Moncloa». «Sánchez es presidente gracias a ERC», recuerdan.

Sánchez le respondió que «no se alegra del auge de la ultraderecha», recordando que ha ofrecido la abstención del PSOE al PP, si rompía los acuerdos con la ultraderecha en toda España. «Voy a cumplir 50 años en los próximos días, a mí nadie me da carnés de izquierda y menos ustedes», cargó contra Rufián, recordando sus palabras en el debate de la reforma laboral, cuando dijo que sería la reforma que habría aprobado Albert Rivera como vicepresidente. «Cuando dice eso no insulta al Gobierno, es un insulto a los sindicatos, que fueron los que lo firmaron. Usted a lo mejor considera que está más a la izquierda que UGT y CC OO que hicieron un ejemplo de patriotismo», señaló. Para finalizar, Sánchez recordó que «siempre tendrá la mano tendida a la mesa de diálogo» y que este mismo viernes se reunirá la Bilateral Estado-Generalitat.