Terrorismo
Fallece el camionero que auxilió al primer guardia asesinado por ETA y después se hizo agente de la Benemérita
Fermín Garcés, en una heróica acción, llegó a perseguir a los pistoleros sin lograr darles alcance
Esta madrugada ha fallecido el guardia civil retirado Fermin Garcés, el camionero que socorrió al José Antonio Pardines Arcay, primer agente de la Benemérita asesinado por ETA en 1968. Nacido en abril de 1922, será enterrado en Navarra.
El atentado ocurrió el 7 de junio de 1968, en la localidad guipuzcoana de Villabona. Pardines, de 25 años, regulaba el tráfico en una zona de obras de la carretera Nacional I, junto a su compañero de patrulla Félix de Diego Martínez.
Pardines estaba en un extremo de las obras y su compañero en el otro, a dos kilómetros de distancia. Un Seat 850 Coupé, con matrícula de Zaragoza, ocupado por los miembros de ETA Iñaki Sarasketa y Francisco Javier Echebarrieta Ortiz, “Txabi”, se detuvo junto a Pardines. El agente debió de encontrar algo sospechoso en la matrícula porque solicitó la documentación del vehículo y se dirigió a la parte trasera de este para mirar el número del bastidor y contrastarlo con el que aparecía en los documentos que le habían entregado. Comprobó que no coincidía y, en ese momento, “Txabi” sacó la pistola y le disparó. Cayó boca arriba. Volvió a dispararle tres o cuatro tiros más en el pecho para rematarle.
Pasaba por el lugar el camionero Fermín Garcés, que venía desde Francia con una carga de madera, y presenció el crimen. Con una mano, agarró a Sarasketa por el hombro, pero lo soltó tras ser encañonado por el terrorista. Echevarrieta tiró al suelo la moto de Pardines y, ya junto a su compañero, huyeron a bordo de su coche en dirección a Villabona (“Vidas Rotas”).
Así describe el camionero Garcés los acontecimientos que se sucedieron a continuación: “Al guardia civil le habían disparado cuatro o cinco tiros una vez caído en el suelo, y sangraba por la boca. Inmediatamente me dirijo a los ocupantes de un segundo vehículo que estaba detrás de mi camión, y les digo que se den la vuelta porque acaban de matar a un guardia civil, y que avisen al otro guardia que había al principio de las obras, a un kilómetro más o menos de distancia, cosa que hacen. Después les digo a los ocupantes de un tercer vehículo que tenemos que perseguir a los asesinos, que han huido en dirección a Tolosa, a ver si conseguimos darles alcance para ver su matrícula, iniciando la persecución a toda velocidad, pero no logramos alcanzarles. A un kilómetro más o menos de distancia había una empresa papelera y paramos allí para poder llamar por teléfono y avisar de lo que había ocurrido. Se lo dije a los de la papelera y desde allí llamaron a la Guardia Civil, creo que al cuartel de Tolosa”. (“Sangre, sudor y paz”)
Por su valiente acción, se le ofreció al camionero que pidiera, un camión, una recompensa, lo que estimara oportuno y solicitó ser guardia civil, que era lo que había deseado siempre dada la admiración que sentía por la Benemérita. Esta madrugada ha fallecido.
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