Víctimas del Terrorismo

El diablo se viste “De Prada”

Las víctimas han cedido sus reivindicaciones de verdad, memoria, dignidad y justicia al estado de derecho esperando una «tutela moral efectiva»

El magistrado, José Ricardo de Prada.
El magistrado, José Ricardo de Prada.Fernando VillarAgencia EFE

Del balance imposible de víctimas de ETA, conocemos las mortales (21 de ellas eran niños), pero no el número exacto de heridos, secuestrados, extorsionados y desplazados por el terrorismo nacionalista vasco. Además, tenemos que añadir el constante dolor que supone para sus víctimas, ver como los asesinos disfrutan de un statu quo penitenciario que no tiene parangón con el resto de presos, ni siquiera con los terroristas «yihadistas».

Las víctimas han cedido sus reivindicaciones de verdad, memoria, dignidad y justicia al estado de derecho esperando una «tutela moral efectiva» para que haciendo un uso justo de la justicia, los terroristas no encuentren espacios de impunidad para la justificación de sus atrocidades, y lo que es peor, no se rían de su pena.

Nadie nunca se ha creído el perdón de los terroristas de ETA, un perdón instrumentalizado por la propia banda y que solo busca reducir condena. La forma de realizarlo es mediante un formulario tipo creado para la ocasión que carece de individualización, y por tanto adolece de ese componente cognitivo de quien quiere reparar sus errores. Aunque este edulcorado, el arrepentimiento del etarra sirve para demostrar que la víctima tiene el respeto de las instituciones.

Ahora la justicia elimina el requisito legal del perdón del terrorista para obtener beneficios penitenciarios, no tiene que mostrar arrepentimiento ni reconocer el daño causado y mucho menos buscar la reconciliación con sus víctimas. Esta doctrina, tan perversa para una sociedad sana, y que puede extenderse a otro tipo de criminales, hace que el diablo, ETA, se vista con su mejor traje para blanquear su pasado sanguinario. El perdón no cura el dolor, pero alivia el sufrimiento.