CGPJ

Sánchez niega la reforma de los jueces que Moncloa negocia por escrito con el PP

El presidente rechaza en público que vaya a aceptar por escrito cambiar el sistema de elección de los jueces

Comparecencia del presidente del Gobierno en el Congreso
Comparecencia del presidente del Gobierno en el CongresoAlberto R. RoldánLa Razón

Como ya ha ocurrido con otras negociaciones de alto nivel en esta Legislatura, en el proceso siempre hay versiones tan opuestas que es imposible no concluir que alguien miente. En ésta ocasión, en la negociación para desbloquear la renovación del sistema de elección de los jueces, la principal contradicción reside en lo que Moncloa negocia por un lado con el PP, y lo que, por otro lado, anuncia el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que está ocurriendo o que va a ocurrir.

Si se atiende a la versión que trasladan desde Moncloa y desde el PP, las negociaciones están ya en la fase de terminar de redactar el documento con el acuerdo.La negociación avanza bien, y sobre la base de un texto que sí recoge la exigencia de reformar el sistema de elección de los jueces. Además, en esa negociación entre los segundos niveles, Moncloa habría aceptado que el pacto sea por escrito y lleve la firma del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Sin embargo, Sánchez lo niega tajantemente en público. Ayer, volvió a hacerlo en el Congreso ante sus socios, donde volvió a insistir en su negativa a comprometerse con la reforma del sistema de elección de los vocales del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), como exige el PP, y como pide la Comisión Europea.

Ante Unidas Podemos y ERC, aliados del presidente y que también quieren su cuota en el reparto de la “tarta” judicial, Sánchez reclamó al PP que “sea democrático”, negando así que lo esté siendo hasta ahora, y advirtió de que las propuestas de reforma del sistema de elección de los vocales ya han sido rechazadas por el Congreso. “Asúmanlo y cumplan la ley. Hay que aceptar el resultado de las urnas y las decisiones de la mayoría parlamentaria”, increpó al principal partido de la oposición. Y todo envuelto, además, en un tono muy bronco hacia los populares, a pesar de estar en pleno proceso de conversaciones.

El PP, con la llegada de Alberto Núñez Féijóo a Madrid, ya rectificó, en aras a facilitar el acuerdo, la exigencia de que la renovación y la reforma del sistema de elección, para dotarlo de más independencia, fuesen parejas. Aceptó que esa reforma se quedara en un compromiso de futuro, siempre y cuando la renovación de vocales pendiente se ajustara ya a unos criterios de idoneidad.

Sánchez tiene margen para sacudirse ese compromiso, aunque esté incluso por escrito, y trampear la puesta en marcha de esa reforma una vez que haya conseguido la renovación del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional (TC). Dar la patada hacia adelante y dejar en manos del futuro CGPJ la propuesta de reforma de elección de sus vocales es un brindis al sol, porque las decisiones tienen que pasar el filtro del Parlamento, y PSOE y sus socios se oponen a esta modificación. Sánchez no deja ningún espacio abierto a que el PSOE pueda votar en el futuro con el PP para sacar adelante esta modificación.

El PP habla de compromiso serio sobre la reforma, y mantiene que para que haya acuerdo tiene que quedar muy claro que se modificará el sistema actual. En el entorno del presidente del Gobierno se plantea todo en términos muy distintos: apuntan que se trata de buscar algo así como una salida, casi de farol, para renovar el CGPJ y el TC sin más atadura que la de hacer ver que en el futuro puede hacerse el cambio.

En el futuro, y habrá que ver en qué términos, si se hace caso de lo que transmiten desde la izquierda. El relato que está difundiendo Moncloa utiliza a su favor la flexibilidad que está ofreciendo Feijóo. “Ya no habla de que los jueces elijan a los jueces, sino que pide que los jueces tengan un peso importante, determinante, en la elección de los miembros del Consejo. Los matices son importantes, y muestran hasta qué punto Feijóo está preparando el terreno para rectificar”.

Hasta ahora, y en el ámbito público, el presidente del Gobierno no sólo no está poniendo en valor la mano tendida del jefe de la oposición, sino que está subrayando su supuesto inmovilismo en la negociación.

Pero la dirección popular prefiere seguir sin entrar al quite, y poner en valor los “avances” del diálogo huyendo del cuerpo a cuerpo con el Gobierno hasta que termine la negociación y se pueda valorar, si hay acuerdo, lo que se ha movido cada parte sobre hechos y no sobre declaraciones de intenciones.

A diferencia de la etapa anterior, ahora el peso de Vox sobre las decisiones del PP es mínimo, y la crítica de Santiago Abascal no tiene efecto sobre la estrategia de los populares. Sí pesa más sobre Sánchez lo que pueda hacer o decir Podemos, como ayer se vio en el Congreso. El jefe del Ejecutivo lidió con el portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, quien en el Parlamento puso en duda la disposición real de los populares a llegar a un acuerdo e instó a Sánchez a promover un cambio de las mayorías parlamentarias necesarias para nombrar a los vocales del Consejo.

En la reunión en Moncloa, Sánchez y Feijóo pactaron ampliar la mayoría reforzada de tres quintos en la cúpula judicial a todos los futuros nombramientos y resto de resoluciones.

En la izquierda interfieren también en la negociación abierta con el argumento de que “no es aceptable que Feijóo pretenda cambiar las reglas, y que colaboraremos, después de una legislatura perdida. “Entramos en fase electoral y ahora parece que les corre prisa, para justificar que nosotros no les hagamos lo mismo si pasamos a la oposición, y esto no les puede salir gratis”.