Ley del solo sí es sí

Una estudiante de matemáticas a la que drogaron y violaron en grupo ve cómo reducen la pena al agresor

Los jueces rebajan el tiempo de cárcel de uno de los jóvenes que la agredió, robó y abandonó desnuda cerca de la Universidad de Santiago de Compostela

Protesta en Valencia contra la sentencia de la agresión sexual
Protesta en Valencia contra la sentencia de la agresión sexualKai FoersterlingAgencia AP

Eran las 2:00 de la mañana de un fresco mes de octubre gallego. En el interior del pub Leblón, en las inmediaciones de la plaza de abastos de Santiago de Compostela estuvo Elisabeth (nombre ficticio para proteger su identidad), estudiante de matemáticas, aquella madrugada celebrando la fiesta de paso de ecuador de los alumnos de la Universidad de la capital. En un grupo cercano aunque desconocido estaba Evaristo quien, sin que la joven se percatara, le suministró una droga del tipo DFSA (drug facilitated sexual assaul, que traducido del inglés es droga que facilita la agresión sexual) con un fuerte poder analgésico. Elisabeth es una de las 109 víctimas que solo esta semana han visto cómo sus agresores o violadores se han beneficiado de la conocida como ley del «solo sí es sí».

La víctima no tiene recuerdos de nada de lo que ocurrió hasta las 6:40, cuando regresa su memoria. «Amnesia total», describen los hechos probados de la sentencia. Tras la sumisión química, se convirtió «en un ser dócil y privado de capacidad de análisis y defensa, careciendo de forma prácticamente total de capacidad de autodeterminación en la esfera sexual», señalan los jueces. Así, Evaristo la llevó a un lugar escondido cerca de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad y allí la desnudó. Ella sintió miedo y «trató de evitar ser penetrada cerrando las piernas», pero él la sujetó fuerte del cuello y consiguió someterla para violarla.

No lo hizo solo, otro chico que no fueron capaces de identificar se sumó al delito y terminaron penetrándola múltiples veces. El angustioso relato de los hechos describe cómo le introdujeron otros miembros corporales como el puño o el codo, lo que terminó por producir a la víctima un «desgarro vaginal y abundante sangrado». La sentencia da todo tipo de detalles sobre las lesiones que esta agresión sexual le produjo en sus partes íntimas (tardó dos meses en curarse), pero ninguno sobre lo que sucedió entre las 4:25 de la mañana, momento en el que los jóvenes la abandonaron sin ropa interior y el instante en el que ella recobró la conciencia. Sin la memoria que le hurtaron a ella el puzle no ha podido recomponerse del todo.

La Audiencia Provincial de La Coruña no pudo reconstruir el final de la escena, pero sí determinó que el principal acusado, además, le robó el monedero, una cámara de fotos y un reproductor mp3 (la sentencia es de 2011) por valor de más de 200 euros. Ahora los mismos jueces aplican la ley del Ministerio de Igualdad que ha ampliado las horquillas penales a la baja y como consecuencia directa está provocando rebajas de penas porque se debe aplicar la legislación más favorable al reo. Evaristo tiene hoy ocho meses menos de prisión que hace unos días. Su condena ha pasado de 13 años de condena a 12 y cuatro meses.

La semana que termina este viernes ha sido la más cuantiosa en cuanto a restas de años de cárcel de estos delincuentes. Ya desde el lunes se superó la barrera de las 300 rebajas de condenascon un abultado recuento en Andalucía y la comunidad Valenciana y no es descartable que antes del fin de semana se alcancen las 400. En total y según el recuento que lleva este periódico desde la entrada en vigor de la ley el pasado mes de octubre son 385 los beneficiados de la reforma del Código Penal.

Otro ejemplo es el de José (nombre ficticio) de 26 años, español y sin antecedentes penales que recobrará la libertad este mes de junio y no en 2025 como estaba previsto en la sentencia inicial. La madrugada del 4 de diciembre de 2016 salió con Carina, que entonces tenía 16 años, de la discoteca Metropol, en la localidad de Tui (Galicia). Ella estaba borracha y mareada y él se la llevó tirando del brazo hasta una callejuela donde le propuso tener relaciones sexuales. Carina se negó, así que José le hizo una propuesta alternativa, que le hiciera una felación. Aparentemente ella accedió y cuando se estaba agachando el hombre la empujó hasta hacerla caer al suelo de espaldas. «Con una mano rompió y arrancó los pantalones cortos y las medias que llevaba puestas y mientras le cubría la boca con una mano, la penetró vaginalmente, llegando a lamerla en varias ocasiones y escupiéndole en la cara», relata la sentencia. Todo sucedía «mientras Carina le rogaba que se detuviera», describen los hechos probados.

En el caso de José el alivio de su castigo es de dos años, los mismos que se ha quitado de encima Cecilio, otro español condenado por agresión sexual a la hija de su pareja cuando la menor tenía 14 años. Este convivía con la niña desde hacía ocho años, pero un día en 2017 entró en su habitación y por debajo de la ropa le tocó los pechos y la vagina en contra de su voluntad. Desde ese día estos tocamientos se convirtieron en una constante. «Ocurría cuando el procesado entraba en el dormitorio de la menor con la excusa de darle las buenas noches, o cuando la encontraba por casa y la madre estaba dormida o no estaba cerca», esclarece la sentencia. Un día el delito fue a más y mientras la niña estaba colgando unos cuadros, Cecilio se acercó y «empezó a frotar con su mano la vulva de la menor para a continuación introducirle en la vagina los dedos». El condenado, que lo fue a ocho años, se ha beneficiado esta semana de la rebaja de la ley del «solo sí es sí», quedando en seis años su tiempo de cárcel.

Precisamente este límite penal a la baja es lo que el Gobierno busca corregir para que no sigan produciéndose reducciones de condenas como estas. El Ministerio de Igualdad y el de Justicia negocian cómo articular legalmente esta intención sin volver a la legislación anterior que distinguía entre abuso y violación.