Minisubmarino
La Armada Española se pasa a los minisubmarinos: se encargarán de las misiones especiales
La élite de la Armada se prepara para una nueva era en la infiltración secreta con minisubmarinos tácticos capaces de transportar hasta ocho militares y ser lanzados desde aviones o buques de guerra
La Fuerza de Guerra Naval Especial (FGNE), la unidad de élite de la Armada Española, se encuentra en la antesala de un importante salto cualitativo en sus capacidades. La planificación actual contempla que, para finales de 2026 o principios de 2027, estos equipos de operaciones especiales dispongan de una nueva herramienta que redefinirá sus misiones de incursión en teatros de operaciones complejos.
En concreto, el refuerzo llegará en forma de nuevos vehículos tácticos de buceo, conocidos por sus siglas TDV. Se trata de minisubmarinos de última generación diseñados específicamente para una tarea crucial: la inserción de personal en zonas costeras de manera completamente discreta, minimizando los riesgos y maximizando las posibilidades de éxito en entornos hostiles.
Este proyecto, lejos de ser una simple aspiración, ya ha comenzado su andadura administrativa. La reciente aprobación del Documento de Necesidad Operativa ha supuesto la luz verde definitiva para iniciar el proceso de licitación que determinará qué empresa se encargará de su construcción y entrega a la Armada.
Más allá del mar: despliegue desde el aire y buques
Precisamente, una de las grandes bazas de estas plataformas es su polivalencia en el despliegue, lo que les confiere una notable flexibilidad táctica. Su diseño contempla la posibilidad de ser lanzados directamente desde el aire, empleando para ello los aviones de transporte A-400M del Ejército del Aire y del Espacio. Según informa el medio Defensa.com, esta capacidad, sumada a la de ser desplegados desde buques, amplía de forma considerable su radio de acción.
Por otro lado, ya se ha clarificado un aspecto clave de su doctrina de empleo: estos minisubmarinos no serán operados desde submarinos de la clase S80 Plus, al menos en una fase inicial. Esta decisión los define como un sistema de infiltración autónomo que dependerá de la coordinación con medios aéreos o de superficie para su puesta en acción, a diferencia de lo que ocurre en otras marinas de nuestro entorno. Esta decisión estratégica se produce mientras el programa de sumergibles de la Armada sigue adelante, con hitos tan importantes como la futura puesta a flote del submarino S-82 de esta misma clase.
Asimismo, esta versatilidad operativa se complementa con una estudiada combinación de velocidad y sigilo. Los vehículos tácticos podrán alcanzar hasta 30 nudos en superficie, permitiéndoles cubrir grandes distancias con rapidez antes de la fase de aproximación final. Una vez sumergidos, su velocidad se reducirá a unos 6 nudos para garantizar una infiltración indetectable hacia el objetivo, con una capacidad para transportar entre seis y ocho militares completamente pertrechados.