Jorge Vilches

11M: Cambió el resultado electoral

La movilización en los dos días previos al 14-M condicionó a la gente tanto como la torpe reacción del PP

ÁLVARO GARCÍA
Estado en el que quedó uno de los vagones de Atocha tras los atentados del 11MLA RAZÓNLA RAZÓN

Empiezo con el dato: el 11-M cambió hasta 30 escaños, dando así la victoria al PSOE, lo que era impensable antes de los actos terroristas. Es evidente que el impacto emocional alteró la decisión electoral de los ciudadanos. A ese shock contribuyeron no solo las muertes, sino la pésima reacción del Gobierno, la instrumentación que hizo el PSOE, las movilizaciones callejeras, y las noticias falsas que aumentaron el miedo y el odio.

Los atentados consiguieron su finalidad vistos los resultados del 14-M: debilitar la coalición internacional provocando la derrota del PP y la victoria del PSOE. Fueron determinantes. La demostración está en la comparación con los sondeos y las elecciones locales de 2003. Nada anunciaba un cambio de ciclo.

Las encuestas coincidían. La Razón daba un 43% para Rajoy y un 37% a Zapatero; y El País, por ejemplo, corregía esa cifra bajando un punto al PP y subiendo otro al PSOE. El CIS corroboraba: el popular se mantenía en el 42% y ZP no superaba el 38%. El debate era si habría mayoría absoluta o no. Julián Santamaría (q.e.p.d.), sociólogo, ex director del CIS, y vinculado al PSOE, declaró que el PP ganaría las elecciones aunque los socialistas se acercaran. Además, los comicios locales de 2003 habían conservado el poder del PP con un ligero ascenso del PSOE. Solo un cataclismo podía dar un vuelco a la situación.

El objetivo político de los atentados era movilizar a la opinión “antiAznar”; esto es, canalizar la crítica al PP, por el Prestige o la “foto de las Azores”, hacía un voto de castigo. Los autores intelectuales del 11-M conocían el rechazo de los españoles a la guerra en Irak. Según las encuestas hasta un 90% repudiaba ese conflicto aunque España no participara directamente. Quienes pensaron el atentado, además, sabían que los nuevos votantes, ciudadanos de 18 a 20 años, estaban muy movilizados contra la guerra y Aznar. Al resto, hasta dos millones, solo había que sacarlos de la abstención con un impacto emocional.

La movilización en los dos días previos al 14-M condicionó a la gente tanto como la torpe reacción del PP. El arrastre emocional fue evidente. La responsabilidad de las muertes se trasladó del asesino al político: las decisiones de Aznar habían provocado los atentados. Entonces no se podía saber, pero Fernando Reinares señaló después que Irak no fue la causa de los atentados sino el pretexto porque se planificaron antes de la guerra. Pero entonces se exaltaron los ánimos y se jugó con las emociones. No era nuevo. La capacidad del terrorismo para influir en el voto se demostró en EEUU: Bush arrasó en las urnas tras los atentados del 11-S. El modelo estaba probado.

El 14-M la participación aumentó 8 puntos, que en su mayor parte fueron al PSOE. Además, hubo transferencia de votos a los socialistas desde otros partidos. Fue así que Zapatero consiguió 3 millones de votos más en 2004 que en el año 2000.

Por supuesto, los sociólogos vinculados al PSOE negaron la influencia electoral del atentado. Dijeron que días antes existía un “empate técnico”. Belén Barreiro, premiada luego por ZP con la presidencia del CIS, afirmó que la principal causa de la derrota del PP era su “autoritarismo”. En esa construcción del relato, Enrique Gil Calvo, marxista, afirmó que los terroristas habían impulsado la “recusación” de Aznar. Con esto parecía que los asesinos nos habían dado una lección democrática. El universo socialista concluyó que los atentados no fueron determinantes, que el “cambio de ciclo” era anterior, y que el 11-M solo “despertó” a los indecisos. Hombre, dos millones de votos “despiertos” son muchos.

La verdad es que, como desveló Haizam Amirah en “Foreign Policy”, los islamistas necesitaban un Gobierno que rompiera la coalición internacional retirando las tropas. España era el “eslabón más débil”. Atentaron así el 11-M para influir en las elecciones. Ganó ZP, retiró las tropas y el terrorismo tuvo un triunfo.