La crisis del PSOE explota: Felipe González vuelve a hacer el vacío a Sánchez

La fractura dentro del PSOE se ha vuelto imposible de ocultar. En un día en que el Rey Felipe VI preside el acto oficial por el 40º aniversario de la entrada de España en la Unión Europea, Felipe González ha vuelto a hacer el vacío al presidente del Gobierno Pedro Sánchez. Aunque fue invitado a la ceremonia, González ha preferido no asistir y en su lugar estará en un homenaje a Alfredo Pérez Rubalcaba, organizado por la fundación que preside, junto a Eduardo Madina, histórico rival de Sánchez en las primarias de 2014 y uno de los críticos más visibles del actual liderazgo.

Este gesto de González no es casual. Desde que la crisis interna del PSOE comenzó a hacerse pública, el expresidente ha sido una voz recurrente que ha expresado su preocupación y críticas por la gestión del partido. En varias ocasiones, González ha advertido sobre la necesidad de unidad y ha lamentado las divisiones internas que, según él, perjudican al PSOE y al país. Su distancia frente al sanchismo se ha hecho cada vez más patente, y su participación en actos paralelos junto a figuras como Madina refleja un respaldo claro al PSOE tradicional, representado por Pérez Rubalcaba.

Mientras Sánchez y su núcleo más cercano y su entorno familiar siguen acorralados por múltiples tramas de corrupción, la credibilidad del Ejecutivo se deteriora. Ahora se une también el caso de Santos Cerdán, jefe de gabinete de Moncloa y hombre de máxima confianza de Sánchez a quien un informe de la UCO lo implicaría en el supuesto cobro de comisiones a empresarios por la adjudicación de obras. Además, José Luis Ábalos, exministro de Transportes y otro estrecho colaborador, está salpicado por investigaciones relacionadas con presuntas irregularidades en la gestión pública motivo por el que la UCO registró el pasado martes su domicilio en Valencia. A ello se suma el apoyo de Sánchez al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz quien está ya rozando el banquillo. Estas polémicas no solo minan la confianza ciudadana en el presidente del Gobierno, sino que alimentan las críticas internas dentro del PSOE y agravan la crisis del partido, aumentando la distancia con el sector tradicional que representa Felipe González.

Además de rechazar la invitación al acto institucional, González también ha participado en debates y encuentros políticos que refuerzan su imagen como un referente del PSOE clásico y una alternativa moral frente a la crisis que atraviesa el partido. La víspera del 40 aniversario de la UE González participó en un debate en Toledo titulado: "Un camino compartido: 40 años de España y Portugal en las Comunidades Europeas", junto al presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y el expresidente portugués Aníbal Cavaco Silva.

En el homenaje a Rubalcaba, junto a Madina, el expresidente deja patente su distancia con lo que está ocurriendo y su apuesta por una renovación interna que pasa por un regreso a los valores y figuras que aún hoy gozan de respeto en amplios sectores del socialismo español. Y es que la falta de unidad y las tensiones internas ponen en jaque la estabilidad del Gobierno y la capacidad del partido para afrontar los próximos retos políticos.

El PP también lo planta

Pero no solo Felipe González da plantón a Sánchez. Desde el Partido Popular también harán el vacío al acto en el que estará presente el presidente del Gobierno y ni su líder, Alberto Núñez Feijóo ni otros miembros del PP estarán presentes. "No creemos que debamos estar en ese acto con él', han señalado. Los populares han mostrado su respaldo a la Corona, algo que subrayan como "'innegable", pero aseguran que "en este clima de degradación institucional, provocado por Sánchez, su partido y su Ejecutivo, no podemos participar en festejos junto al presidente del Gobierno".

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, tampoco asistirá al acto institucional convocado por el Gobierno, sumándose así al plantón del Partido Popular.

La decisión evidencia el profundo malestar del principal partido de la oposición con el Ejecutivo y consolida la estrategia de distanciamiento institucional que viene adoptando el PP en las últimas semanas.