Corrupción política

De los cheques de Naseiro en el Congreso a la «espantada» de la oposición en el Senado

Tres tesoreros del PP negaron que hubiera sobresueldos o «caja B» en el partido.

Rosendo Naseiro, Tesorero del PP desde 1987 a 1990
Rosendo Naseiro, Tesorero del PP desde 1987 a 1990larazon

Tres tesoreros del PP negaron que hubiera sobresueldos o «caja B» en el partido.

Los partidos de la posición tuvieron oportunidad ayer de reeditar el espectáculo mediático que ya se vivió en el Congreso con motivo de la comparecencia de Luis Bárcenas en la comisión de investigación sobre la financiación del PP, pero el «show» esta vez fue de naturaleza muy distinta al que tenían preparado: los constantes dificultades de audición, los problemas de memoria y los broncos intercambios de recriminaciones con los portavoces de los grupos parlamentarios –señaladamente con el de ERC, Joan Tardá– convirtieron la comparecencia de Rosendo Naseiro en un auténtico esperpento. «Si puede ser lo más conciso posible sin echar discurso para afuera, mucho mejor», este comentario, y otros por el estilo, trufaron la intervención que quien fuera tesorero del PP desde 1987 a 1990. Las dificultades para entender o escuchar las preguntas que se le hacían llevaron a Tardá a calificar de «vodevil» y «perversión de la democracia» lo que se vivió ayer en el Congreso. El parlamentario de Esquerra llegó a asegurar que cuando tuviera 82 años –la edad de Naseiro– iba a estar peor que el ex tesorero, a lo que este contestó que no creía que llegara nunca a esa edad porque «está muy gordo». En cualquier caso, Naserio dejó claro que nunca se realizaban sobresueldos y que no le constaba que existiera una «caja B» en su partido. «A veces ibas al mitin y te daban un talón, se lo daban a Fraga», admitió para recordar a continuación que «nunca se pagaron sobresueldos conmigo ni se firmaron recibos ni cosas privadas. Los pagos que hacía tesorería, lo he dicho muchas veces aquí, son pagos que eran por conducto normal».

Sin ningún impedimento a causa de la edad, y con un estilo completamente distinto, la comparecencia de Ángel Sanchís, tesorero del PP desde 1982 a 1987, tampoco fue por los derroteros que los parlamentarios de la oposición tenían previstos. «Creo todo lo que diga el señor Bárcenas, porque le conozco desde hace tiempo y me merece todo el respeto», dijo Sánchis, que reconoció que fue él mismo quien introdujo al polémico ex tesorero en el partido ya que le unía una estrecha amistad con su padre. Sánchis ofreció una pintoresca descripción de los comienzos de Alianza Popular, cuando él mismo pagaba la factura de la luz y Fraga costeaba los gastos de un partido con sólo nueve diputados y «casi en la indigencia» con aportaciones de «amigos y conocidos» a los que poco menos que se les pasaba la gorra para que contribuyeran. Para el ex tesorero no se puede juzgar con las leyes actuales las prácticas habituales de los partidos políticos, también el PSOE, en aquella época.

Carmen Navarro, actual tesorera y gerente del PP, fue la tercera persona en comparecer ante la comisión de investigación del Congreso. Navarro dejó claro que había sido nombrada para el cargo que ocupa actualmente para gestionar el presente y no para investigar el pasado y se negó ha contestar a preguntas relacionadas con la destrucción de discos duros en la sede de Génova al tratarse de un tema «abierto» en los tribunales. «Creo que bajo mi mandato se están haciendo las cosas bien y el Tribunal de Cuentas lo está confirmando», dijo.

De forma paralela a las declaraciones de los ex tesoreros del PP en el Congreso de los Diputados transcurrió ayer la comisión de investigación sobre la financiación de los partidos políticos en el Senado, aunque con distinto resultado. Tal como adelantaron hace dos semanas, los grupos de la oposición se negaron a participar en la misma, por considerar que se trata de una «farsa» que persigue distraer la atención de lo que ocurría a la misma hora en el Parlamento. Por ello, los portavoces de PSOE, Tontxu Rodríguez, Unidos Podemos, Pilar Garrido, y Ciudadanos, Javier Alegre, declinaron su potestad para realizar preguntas a los comparecientes y, tras leer con matices una declaración pactada, abandonaron la sala, dejando solo al Partido Popular. «El partido político al que pertenezco renuncia a formular cualquier pregunta a los comparecientes citados en esta comisión ante el plan de trabajo sectario, manipulador y viciado del PP», se quejaron. Antes, intentaron exponer los motivos por los que no harían uso de su potestad para interpelar, pero la presidenta de la comisión, Rosa Vindel, les llamó con insistencia al orden para que se centrasen en el objeto del encuentro y no en repetir los argumentos que llevaban semanas esgrimiendo contra la celebración de este foro sobre financiación. El PNV anunció que no asistiría a la comisión porque sospechaba que acabaría derivando en un enfrentamiento entre partidos en el que no quería entrar.

Ya en solitario en la sala, el portavoz del PP, Luis Aznar, intentó sembrar la duda sobre posibles irregularidades en la financiación de los partidos de la oposición. En el caso de Unidos Podemos, Daniel de Frutos tuvo que hacer frente a las acusaciones de ilegalidad en los sistemas de «crowdfunding» que vinculó con el blanqueo de capitales. También puso en apuros al gerente de Ciudadanos, Carlos Cuadrado, quien llegó a admitir «errores» de su partido en asuntos financieros, como pagos de sedes o contratación de personal, que el PP tildó abiertamente de «ilegalidades». La entrevista con el PSOE tampoco fue un camino de rosas para su portavoz, el PP anunció que sus servicios jurídicos estudian un posible «dopaje electoral», en referencia a que los socialistas pueden estar escondiendo créditos hipotecarios que se les han concedido y «ocultan que los bancos les han condonado» deudas.