España cambia de rumbo

«El Gobierno no prevé más recortes de gasto ni más ajustes de impuestos»

«Si el Gobierno hubiera pedido el rescate «a la griega» la caída del PIB el pasado año no habría sido del 1,3-1,4%, sino del 4 o del 5%»

Luis Díaz
Luis Díazlarazon

–No estábamos tan mal como se decía hace unos meses, ni tampoco estamos tan bien como parece ahora. ¿Cómo está realmente la economía española?

–El cuarto trimestre del pasado año ha sido seguramente el peor trimestre de la segunda recaída de la economía. Habrá que esperar a los datos definitivos, pero la caída del PIB estará entre el 0,7 y el 0,8% en términos intertrimestrales. El año se cerrará con una contracción del 1,3%-1,4%, ligeramente por debajo de la proyección que habíamos hecho. El comportamiento del mercado laboral ha sido muy negativo.

–¿Se puede ser medianamente optimista de cara al futuro?

–En el primer semestre de este año va a continuar la contracción de la economía, pero con menos virulencia que en el cuarto trimestre de 2012. Esperamos que en la segunda parte del año tengamos ya crecimiento cero o ligeramente positivo.

–¿Lo van a notar en los ciudadanos?

–Por supuesto, sobre todo desde el punto de vista de generación de empleo y de expectativas. La gravedad de los datos del cuarto trimestre es la consecuencia de las tensiones que vivimos en abril y julio del pasado año. Esas tensiones han tenido impacto en decisiones de inversión, de consumo... La mejora actual de la percepción que se está viendo en la prima de riesgo y en la Bolsa se va a notar también en los próximos meses. Se han eliminado dudas sobre el futuro del euro y también se empiezan a percibir las reformas que ha realizado España para corregir algunos desequilibrios básicos.

–¿Alguna vez fue a Bruselas con la petición de rescate en la mano?

–En abril las dudas se concentraban en el sistema bancario español coincidiendo con la publicación del informe del FMI sobre el sector. El mercado no discriminaba entre bancos buenos y malos; todos estaban bajo sospecha. Eso nos obligó a realizar un ejercicio de saneamiento y a aumentar la transparencia.

–¿Y se ha hecho?

–No ha habido ni un solo país en Europa que haya abierto los libros de los bancos como lo ha hecho España. De todos los bancos y de la totalidad de la cartera. No ha habido ningún sistema bancario que se haya sometido a tanta luz y taquígrafos. Era injusta la percepción que tenían los inversores de la banca española. El 70% de la banca podía hacer frente a cualquier escenario.

–¿El otro momento?

–Fue en julio. Hubo un momento especialmente delicado. En dos días tuve que viajar a Berlín, Roma y París. España estaba tomando medidas de ajuste duras, impopulares, pero los mercados no respondían. Lo he meditado algunas veces y he llegado a la conclusión de que, si el Gobierno hubiera pedido el rescate la caída del PIB en España no hubiera sido del 1,3-1,4%, sino del 4-5%. Algo parecido a lo que ocurrió con Portugal. Yo creo que lo mejor que se ha hecho el pasado año ha sido evitar el rescate «a la portuguesa», «a la griega» o «a la irlandesa».

–¿Pero se llegó a pensar?

–Nunca se llega a pensar. Se produce un rescate cuando vas a una subasta del Tesoro y no acude nadie. Y eso no llegó a ocurrir nunca, ni siquiera en el mes de julio.

–Tampoco se ha necesitado pedir ayuda al BCE. ¿No va a hacer falta?

–El rescate completo se evitó pese a los dos momentos delicados. La única ayuda que necesita España en estos momentos es que se disipen todas las dudas sobre el euro. Cuando se elimina ese riesgo, inmediatamente mejora la percepción de nuestra economía. El instrumento está ahí y es útil para eliminar la posible volatilidad de los tipos de la deuda. España no necesita una condicionalidad adicional.

–¿Ni siquiera para rebajar la prima de riesgo algo más?

–Vamos a tener dificultades porque hay riesgos. Pero, como señala el FMI y de acuerdo con los fundamentales de nuestra economía, la prima de riesgo de España tendría que estar en los 200 puntos básicos.

–¿Existen nubarrones en el horizonte para que eso no pueda ser posible?

–Las citas electorales de Italia y Alemania están ahí y tendrán influencia, como es normal. También espero que se den pasos concretos en la unión bancaria. Pero el mayor riesgo que tenemos en Europa es la recesión que afecta ya no sólo a los países periféricos, sino también a los centrales. Vamos todos ya en el mismo barco y si hay problemas van a sufrir tanto los pasajeros de primera como los de segunda. Lo que se pone de manifiesto es que nadie está a salvo en economías interrrelacionadas.

–¿Se entienden los esfuerzos de España en Alemania?

–Yo creo que sí. Consideran que somos un Gobierno serio, que ha tomado medidas. Estamos haciendo un gran esfuerzo de reducción del déficit y no nos piden más medidas correctivas. Esta credibilidad nos la hemos ganado a pulso y con el reconocimiento de todos los organismos internacionales.

–¿Se ha terminado el problema bancario en España?

–Las entidades financieras que han recibido ayudas son más solventes de lo que lo eran y están en una posición completamente distinta. El proceso de recapitalización está muy avanzado y se ha puesto en marcha la Sareb. No cabe duda de que gran parte del proceso está terminado y el resto, perfectamente encauzado.

–¿Ya no puede volver a saltar una sorpresa desagradable?

–No, no lo creo. Estamos poniendo las bases para que no vuelva a suceder otra crisis como la que hemos vivido.

–¿Y cuándo volverá a circular el crédito?

–El volumen de crédito tiene que reducirse en todos aquellos sectores que estuvieron endeudados en exceso. Pero a la vez tenemos que conseguir que haya un volumen de crédito disponible para las pequeñas y medianas empresas, y actividades como la exportación. Puedo adelantarles que el Gobierno va a hacer un enorme esfuerzo este año para que puedan financiarse todas las pymes que son competitivas y que tienen capacidad de exportación. La prioridad de la política económica este año es que las pymes y los autónomos tengan crédito de nuevo. Habrá medidas al respecto en las próximas semanas.

–La gran incógnita por desvelar es con qué déficit va a cerrar España 2012. ¿Es posible llegar al 7%?

–En una situación de recesión y de consolidación fiscal como ésta será valorado positivamente un proceso de corrección del déficit como el que se ha hecho en España. Con la introducción, además, de controles y de información adelantada, y con el esfuerzo que han hecho las comunidades autónomas. España va a ganar en credibilidad

–¿Pese a las comunidades que no cumplan?

–Bueno, eso vamos a verlo.

–Hay algunas, como Cataluña, que han reconocido que no lo van a hacer, y lo mismo se dice de otras como Andalucía o Valencia. Si no cumplen, ¿hay que darles más tiempo o ha llegado el momento de aplicar la Ley y las sanciones que en ella se establecen?

–A veces es más importante el ejercicio de transparencia y de puesta en marcha de controles sobre sus cuentas que el resultado concreto. El resultado concreto agregado, yo no voy a entrar en distinciones entre unas y otras, va a ser positivo. Y lo fundamental es que se está aplicando una Ley de Estabilidad Presupuestaria que permite disponer de indicadores adelantados sobre la situación de las comunidades.

–Pero esa misma ley es la que establece un proceso de sanciones para quien no cumpla los objetivos de déficit.

–Puede haber alguna que no cumpla, pero no todas están en la misma posición. Y también va a haber muchas que van a cumplir.

–Pero ¿qué debería pasar con las que no lo hagan?

–Tendrán que cumplir la Ley.

–¿Tiene consecuencias económicas y financieras la actitud de la Generalitat y su desafío independentista?

–Estamos viviendo una crisis extremadamente complicada, con severas consecuencias en todos los ámbitos. Y en estas circunstancias, un gobernante no puede generar más incertidumbre ni meter más ruido en el sistema, porque eso sólo sirve para agravar los problemas. Con tantas incertidumbres alrededor, plantear también una crisis política es una irresponsabilidad. En estas circunstancias el mero hecho de plantear un proceso secesionista es muy perjudicial, es una aberración desde el punto de vista económico.

–¿Cree que CiU y ERC irán dando marcha atrás en su amenaza secesionista por falta de apoyo o por desacuerdos?

–El Gobierno central está continuamente tendiendo la mano para ayudarles a superar las dificultades presupuestarias y de liquidez, y para garantizar los servicios fundamentales.

–Y en el diálogo que mantienen con ellos, ¿perciben que comparten los objetivos?

–Estoy convencido de que sí. No creo que haya ningún Gobierno que no esté convencido de que tiene que hacerlo.

–En el caso de la Generalitat, eso no es lo que sostienen en público.

–Este Ministerio tiene muchos cauces de diálogo con la Generalitat. Hablamos de políticas de I+D, por ejemplo, en las que la Generalitat está muy interesada. Somos quienes obtenemos los recursos para el Fondo de Liquidez Autonómico (FLA) y los responsables de la política bancaria y de un proceso de reestructuración que también ha afectado a las entidades catalanas. Y, por supuesto, también hablamos con ellos de políticas de fomento de la exportación, de la rehabilitación de alquileres y de otras reformas económicas.

–¿En esas conversaciones es donde han podido constatar que lo que dicen en público no concuerda con lo que sostienen en privado?

–Nuestra relación con los consejeros de la Generalitat es de colaboración. Y nos dan a entender que están alineados con el compromiso de buscar soluciones para salir de la crisis.

–¿Necesita Cataluña una financiación especial, mejor de que la recibe ahora?

–El Gobierno ya ha dicho que está dispuesto a analizar el sistema de financiación autonómica en un marco de diálogo constructivo.

–¿Por qué el nuevo retraso en la aprobación de la Ley de Unidad de Mercado? ¿Les está costando que las comunidades la acepten?

–La Ley de Unidad de Mercado es compleja y se está estudiando al detalle para que desde el punto de vista jurídico esté bien armada y se ajuste a la Constitución. Pero frente a lo que algunos han dicho, no es una ley recentralizadora, sino que lo que hace es dar carta de naturaleza nacional a las normativas comunitarias.

–¿Qué hay que hacer con las pensiones para garantizar su viabilidad a medio y largo plazo?

–Ya hemos planteado en el Pacto de Toledo que el problema no es el retraso de la edad de jubilación, sino la diferencia entre la edad legal de retiro y la efectiva. Y es ahí donde se tiene que actuar para acercarla. Esto afecta a las jubilaciones anticipadas.

–¿Y con eso ya está arreglado el problema de sostenibilidad del sistema?

–Con eso se mejora bastante. El Gobierno también va a actuar en el factor de sostenibilidad. Y para ello hay que tener en cuenta variables como la esperanza de vida, la situación de la economía, la inflación, la inmigración y el empleo.

–Esas variables exigirán nuevos ajustes; ¿en qué sentido irán?

-Ése es el factor de sostenibilidad, que es un proceso gradual. En pensiones es fundamental que todos los cambios que haya que realizar sean graduales.

–En todo caso, ¿Bruselas no les ha pedido que aceleren el retraso de la edad de jubilación?

–No hay ningún tipo de presión en ese sentido. Como ya les he dicho, la prioridad es ajustar la edad efectiva a la edad legal y el factor de sostenibilidad se afrontará en este primer trimestre del año.

–¿Y en qué se traducirá?

–Se irá viendo en las próximas semanas.

–Para salir de la crisis, ¿harán falta aún más recortes y más sacrificios por parte del ciudadano?

–Tenemos un Presupuesto muy austero, que ya recoge subidas de impuestos y ajustes en determinadas variables. Y Bruselas nos ha dicho que no hace falta nada más. Así que el Gobierno no prevé más recortes de gasto ni más ajustes de impuestos que los previstos en la Ley de Presupuestos de este año.

–¿Cuándo volverá a crearse empleo?

–Esperamos que en el segundo semestre la destrucción de empleo desaparezca e incluso, si no ocurre nada extraordinario, a finales de este año podamos empezar a tener datos de creación de empleo.

–¿Qué país va a quedar cuando se acabe la crisis?

–Habrá un país más competitivo, más productivo, menos dependiente y más consciente de lo que se puede hacer y de lo que no debemos volver a hacer. En el que seamos conscientes de que en los años de prosperidad se tienen que poner las bases para evitar la recesión futura. Y en el que también seamos más prudentes en nuestras decisiones de gasto, de ahorro y de inversión. Si seguimos estas pautas, creo que durante las próximas décadas vamos a crecer por encima de la media europea.

–¿Le preocupa que en la calle los ciudadanos piensen que los ajustes se están cebando con ellos para dejar igual a la élite política y financiera que erró en su gestión y que, en algunos casos, incluso metió la mano en la caja pública?

–Este Gobierno ha homologado los sueldos de los banqueros, ha profesionalizado la gestión de las entidades financieras con ayudas y ha acabado con los excesos en entidades financieras y comunidades autónomas, que están llevando a cabo la puesta en orden de sus cuentas públicas. Y este Gobierno también ha reformado el mercado laboral para que los ajustes no se hagan sólo echando a jóvenes con contratos temporales, sino también con moderaciones salariales. Entiendo la desazón de la sociedad española ante todo lo que está pasando, y asumo también que en estos momentos el gobernante tiene la obligación de ser especialmente ejemplar y transparente.

–¿Un señor como Bárcenas, en su delicada situación y con sus derivas jurídicas, puede acogerse a la «amnistía fiscal»?

–No voy a entrar en casos concretos. Pero sí les digo que es importantísimo que actuemos con la máxima transparencia, que generemos confianza y que demos ejemplo de austeridad hasta niveles extremos. Y que además hagamos política para resolver los problemas reales. Hemos adoptado medidas ante los desahucios, por ejemplo. Y en relación con las participaciones preferentes también hemos establecido las condiciones para que no vuelvan a repetirse los casos de mala praxis, se resarza a los afectados y los depositantes de ahorro estén tranquilos. Hoy pueden estarlo mucho más que antes.