Feijóo se lanzará contra Sánchez para dejar sin espacio a Abascal

En la marejada de escándalos que sacuden al Gobierno quieren pescar su ganancia los partidos de la oposición. El PP y también Vox, que busca ganar impulso con la corrupción, una de las palancas más efectivas para su parroquia. Este miércoles, un mes después de aquel informe de la UCO que provocó la caída en desgracia de Santos Cerdán, hoy en prisión provisional por liderar presuntamente una organización criminal en el seno de Ferraz, tiene lugar en el Congreso de los Diputados un pleno extraordinario. Al fin llegó.

Por primera vez, Pedro Sánchez acude al Parlamento para dar cuenta de las investigaciones judiciales que han puesto en la picota a sus dos últimos secretarios de Organización, los hombres fuertes de la estructura socialista. Una ocasión a la que Alberto Núñez Feijóo, según avanzan desde su equipo, acude con un duro discurso bajo el brazo. El objetivo es doble, por un lado «socializar el desgaste de la corrupción y el machismo» en el Gobierno y sus socios; y, por otro, dejar sin espacio a Santiago Abascal.

El PP no quiere que su rival por la derecha le adelante en el rechazo a Sánchez. Por eso, el líder de la formación exhibirá un tono «duro», sin «concesiones», decidido a «desmontar a Sánchez y, obviamente, a sus socios». Fuentes oficiales de Génova consideran «una anomalía» que el presidente del Gobierno llegue hoy a la Cámara baja todavía subido en coche oficial desde la Moncloa. «Es el padrino de Ábalos, Cerdán y Paco Salazar», el fontanero que trabajaba en Moncloa y que acaba de ser purgado por un supuesto caso de acoso sexual. A juicio del PP, hace tiempo que tendría que haber hecho las maletas y convocado elecciones. Pero si algo ha demostrado Sánchez a lo largo de su trayectoria política es la capacidad que tiene de resistir a pesar de todo.

Feijóo instará a Sánchez a confesar "todo lo que sabe"

Hoy, Feijóo retratará a Sánchez como «un fraude» y le instará a confesar «todo lo que sabe» sobre las tramas que «anidan» en su «gobierno, su partido y su entorno». Llevará un total de cincuenta preguntas, tales como: «¿Cesó a Ábalos porque conocía las mordidas?, ¿lo aforó aporque sospechaba que podría necesitarlo?, ¿habló alguna vez con Santos Cerdán del alcance de sus negocios corruptos? ¿Pactó con Santos Cerdán retrasar su renuncia al escaño para poder destruir pruebas?».

Además, apelará a los socios que sostienen a Sánchez en el poder. «A los puntales parlamentarios del presidente del Gobierno se dirigirá para pedirles que se dejen de milongas, esto va de Sánchez o de decencia». Terminada la sesión, como confirmó este martes en una entrevista con Más de Uno en Onda Cero, Miguel Tellado volverá a hacer una ronda con los grupos para testar si se mantiene el apoyo al Ejecutivo o si estarían dispuestos a apoyar una moción de censura. Pero lo cierto es que en el PP nadie espera que se produzca alguna disidencia.

Es más, algunos diputados auguran que los socios irán hoy con una estrategia que equipare al PSOE con el PP. «Nos darán caña también a nosotros para justificar que siguen apoyando a Sánchez», vaticina un destacado diputado nacional. Sobre Feijóo, lo que espera su bancada es simple: «Que ponga en su sitio a Sánchez». No es mucho pedir, añade otro diputado: «Lo tiene fácil».

El debate de este miércoles servirá para testar el estado de ánimo de la política nacional cuando la mitad del país ya se encuentra de vacaciones. Después de un congreso nacional del PP en el que la unidad ha sido la palabra más repetida, Feijóo acude al hemiciclo con un respaldo cerrado de todos los suyos y con nuevos equipos y mensaje. Su liderazgo atraviesa una suerte de primavera que quiere exhibir ante el estado de descomposición de la bancada contraria.

Ayer, en una sala de la Carrera de San Jerónimo, congregó a sus grupos parlamentarios a un encuentro a puerta cerrada en el que les que emplazó a no dar tregua al Gobierno. Nadie en el PP sabe cuándo serán las elecciones, pero la máxima es mantener la tensión porque pueden ser en cualquier momento. El reto es consolidar el trasvase de votantes del PSOE y que el rechazo social a Sánchez no lo capitalice Vox.