Política

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Feijóo y Casado chocan a puerta cerrada por el centro

Génova se reivindica y los «barones» achacan la mejoría al «giro» a la moderación. Oposición ante el runrún de que Álvarez de Toledo y Cosidó serían portavoces.

Dirigentes del PP, ayer, en la reunión del Comité Ejecutivo que analizó los resultados de las autonómicas y municipales. Foto: Alberto R. Roldán
Dirigentes del PP, ayer, en la reunión del Comité Ejecutivo que analizó los resultados de las autonómicas y municipales. Foto: Alberto R. Roldánlarazon

Génova se reivindica y los «barones» achacan la mejoría al «giro» a la moderación. Oposición ante el runrún de que Álvarez de Toledo y Cosidó serían portavoces.

Los resultados de las autonómicas y municipales no cierran el debate estratégico en el PP. La posibilidad de mantener la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid sirve a Génova de trinchera para ganar tiempo e intentar blindarse para los próximos cuatro años. Ayer Pablo Casado sentenció en la reunión del Comité Ejecutivo que después de este domingo comienza «la refundación del centro derecha». Pero el análisis de Génova y el de los dirigentes territoriales no es exactamente coincidente, aunque se escenificara el cierre de filas. En la Ejecutiva que siguió al «golpe» de las generales intervinieron todos los dirigentes territoriales. Ayer, sin embargo, sólo tomó la palabra la candidata al Parlamento Europeo, Dolors Montserrat. Pero el discurso de Casado sembró dudas, aunque ahí nadie enmendara que se fuera demasiado complaciente con los resultados del domingo y reivindicativo de la gestión, como si no hubiera habido «giro» obligado a la moderación tras el 28-A. Sobre la reunión pesó el runrún, alimentado desde el equipo de Casado, de que iba a nombrar como portavoces parlamentarios a Cayetana Ávarez de Toledo, en el Congreso, y ratificar a Ignacio Cosidó, en el Senado. Esta hipótesis no es del gusto de la mayoría, sobre todo en lo que toca a Álvarez de Toledo, que tiene una fuerte oposición interna. Génova pospuso esta decisión y se limitó a dejar en funciones a Cosidó en el Senado; a González Pons, en Bruselas; y a José Antonio Bermúdez de Castro, en el Congreso.

El debate ideológico intenso se produjo en el almuerzo privado que Casado mantuvo en la sede nacional con su poder territorial. Ese poder está dividido entre la cuota más de la cuerda de Casado, como Díaz Ayuso; los abanderados del centrismo, la mayoría; y los que estando con los moderados, prefieren callar. Feijóo fue el que debatió con más contundencia con Casado bajo la bandera de que el PP no puede perder el centro como hizo en el pasado, o al menos dio la impresión de que hacía. Casado le negó que se hubiera derechizado. Feijoo insistió en que la mejoría se debe a su rectificación de las últimas semanas. Y Casado insistió en que no pueden perder de vista a Vox y apeló a los resultados del «focus group» (sociología analítica) para avalar sus decisiones en generales, autonómicas y municipales. Lo que salga del «focus group» no vale para nada, según Feijóo. Tanto Feijóo como el presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, insistieron en público en la necesidad de mantener la rectificación hacia la moderación. Otros líderes, como la valenciana Isabel Bonig, reclamaron que se escuche más a los territorios. Hay recelos a que tras el 26-M Génova vuelva a mirar a la derecha y «a escuchar a Aznar».