Opinión
Un Gobierno roto, pero pegado a la silla
Yolanda Díaz y Pedro Sánchez discrepan en muchos asuntos, pero ambos se aferran al cargo
Yolanda Díaz ha vuelto a discrepar de Pedro Sánchez, esta vez el motivo ha sido el plan propuesto por Donald Trump para Gaza. La parte socialista del Ejecutivo lo respalda, al igual que los países europeos y la oposición del PP, mientras que Díaz lo rechaza por completo. No es la única cuestión que suscita desacuerdo entre los socios: la necesidad de presentar Presupuestos Generales del Estado ante el Congreso de los Diputados o el calificativo de "chantajistas" que Díaz lanzó a Junts, son otros terrenos en los que chocan.
Además, no salen adelante las iniciativas principales de Sumar, como la disminución de la jornada laboral, pero tampoco las de Sánchez, quien ha tirado la toalla hasta el punto de que, en un acto de desidia, ni siquiera ha presentado la senda fiscal y el techo de gasto, cuya aprobación es previa a la presentación de las cuentas públicas.
PSOE y Sumar gestionan unos Presupuestos aprobados por un Parlamento anterior al actual y no tienen posibilidad de actualizar la política fiscal a las necesidades actuales. Por increíble que parezca, con este panorama de ruptura con los socios que le dieron el apoyo en la investidura y enfrentado públicamente entre sí en el Consejo de Ministros, Díaz permanece aferrada a su sillón, al igual que Sánchez.
El único diputado de la Chunta Aragonesista, partido miembro de la coalición Sumar, ha pedido convocatoria de elecciones y la reacción de la dirección de Sumar ha sido inmediata, desvinculándose de las afirmaciones.
Las novedades judiciales de los últimos días también deberían tener consecuencias. Los casos de Begoña Gómez y David Sánchez se han puesto cuesta arriba para el presidente, su esposa está al borde de ser procesada y eso sería una circunstancia inédita en una democracia seria. Por otra parte, si su entorno hubiese delinquido, hubiera sido imposible que lo hicieran sin su participación, por lo que la suerte de Sánchez está ligada a la de su entorno familiar y político.
Ni que decir tiene que el encarcelamiento de Cerdán y la situación judicial de Ábalos y Koldo hubieran desencadenado una convocatoria de elecciones en cualquier otro estado de nuestro entorno. Sin embargo, Sánchez ni se lo ha planteado, y Díaz y el resto de sus socios permanecen inamovibles al lado del líder socialista.
La única razón que ha dado el presidente para no adelantar comicios es que no va a permitir que gobierne la derecha. En definitiva, reconoce que la sociedad española no le apoya y que eso no le condiciona. Olvida que, en democracia, quien permite o no que gobierne una opción política son los ciudadanos.