Cargando...

Defensa

Las grandes gestas de la Aviación española: cuando el cielo no era límite

El Ejército del Aire conmemora en 2026 el centenario de los «grandes vuelos», con ánimo de trasladar el «espíritu» de aviadores pioneros que hicieron historia

Hubo un tiempo en que volar era una aventura no exenta de riesgo y pruebas sin límite para auténticos titanes del aire, precursores de una era que estaba por desarrollar hasta límites impensables entonces. Tras la Primera Guerra Mundial, «los aviadores se quedaron en paro, pero tenían que comer», explicaba días atrás a un grupo de periodistas uno de los guías del Museo de la Aeronáutica y Astronáutica de España, ubicado en Cuatro Vientos (Madrid), poniendo en situación sobre el despegue de los retos que afrontaron a partir de ese momento los «caballeros del aire» que habían surcado los cielos de Europa en lides bélicas. Pero también muchos otros que nada habían tenido que ver con la Gran Guerra.

Así fue cómo entre 1919 y 1925 surgieron «raids» aéreos, vuelos de larga distancia que ponían a prueba la resistencia de aviones y pilotos. En España, el germen está en las exhibiciones realizadas en Le Mans (Francia) en 1908 por el pionero norteamericano Wilbur Wright –el vuelo de 12 segundos con su hermano Orville había abierto las puertas de la aviación cinco años atrás–.

El teniente coronel Marcelino Sempere, ante la réplica del Plus Ultra del museo de Cuatro VientosDavid JarLa Razón

Muestras que tuvieron entre un público expectante dos testigos de excepción: los oficiales de ingenieros Emilio Herrera y Alfredo Kindelán. Según relata el historiador Carlos Lázaro, ambos, «militares con el título de pilotos de globo y dirigible, se convirtieron en devotos del aeroplano e instaron a sus superiores para que adquirieran aeronaves en el país vecino».

El espaldarazo definitivo lo dio Alfonso XIII, que visitó la escuela de los Wright en Pau y se interesó a partir de entonces por la evolución de la aviación, que se abrió paso en dos vías, según el mismo investigador: la militar, «a través de los oficiales de ingenieros que establecieron en Cuatro Vientos su centro de ensayos», y la vía civil, por medio de «entusiastas que recurrían a su propia hacienda o al patrocinio de otros para poder costearse un aeroplano».

Protectorado de Marruecos

El embrión de la aviación militar española, como ha sido generalmente admitido, se contempla que vio la luz el martes 7 de marzo de 1911. Dos años más tarde se firmó el real decreto por el que se creaba el Servicio de Aeronáutica Militar.

Los avances logrados desde entonces se retomaron tras la pausa que impuso la pacificación del Protectorado de Marruecos, culminado tras el desembarco de Alhucemas, que acaba de cumplir 100 años.

Ya en 1926 tuvo lugar el vuelo del Plus Ultra, con el que se consigue por primera vez atravesar el Atlántico Sur desde la península ibérica, uniendo España con Brasil, Uruguay y Argentina, con un solo avión.

El general José Luis Figuero Aguilar, durante la presentaciónDavid JarLa Razón

La proeza, acogida con entusiasmo, abría el camino a los enlaces aéreos que acercarían a los habitantes a ambos lados del océano, y que permitieron a los aviadores españoles retomar la ansiada aventura de llegar «más alto, más lejos, más rápido», una meta mencionada en el aeródromo madrileño por el jefe del Servicio Histórico y Cultural del Ejército del Aire, el general José Luis Figuero Aguilar, para quien «el entusiasmo por encontrar nuevas soluciones y superar nuevos retos es algo que creo está imbricado y nace en el ADN del aviador». Así lo dijo durante la presentación del Centenario de los Grandes Vuelos de la Aviación Española, con ánimo de «trasladar el espíritu» que impregnó a los precursores de la «obra universal y humana de la conquista del aire».

"El mejor museo de Europa"

Ese «entusiasmo» que trasladó Figuero Aguilar al repasar los eventos y protagonistas que abarcarán este centenario lo demostró el propio general, pero no menos el director del Museo de la Aeronáutica y Astronáutica, el coronel Félix Manjón –«no uno de los mejores, el mejor de Europa» etiquetó al recinto– o el teniente coronel Marcelino Sempere, doctor en Historia y Geografía, que relató a LA RAZÓN, junto a una réplica del Plus Ultra –el original se encuentra en Argentina–, detalles de los vuelos más importantes en el hangar madrileño dedicado a aquellas grandes proezas aéreas.

El general Figuero Aguilar desgranó una celebración que contará con exposiciones, congresos, conciertos y exhibiciones aéreas de la Patrulla Aspa en Palos de la Frontera, en Las Palmas o en Melilla. «Cada uno de estos vuelos daría para un magnífico guion de una película», apuntó.

El general puso el foco en las labores de preparación de estas travesías, cuando los aviadores pioneros se lanzaron a cruzar el océano. «Parece que no es tanto hoy en día, pero indudablemente hacerlo por primera vez supuso una situación muy demandante», dijo, mencionando los estudios sobre las rutas que no se habían hecho antes o el progreso tecnológico necesario para completar estas «gestas».

Vuelo de exhibición de la Fundación Infante de OrleansJulián CabreraLa Razón

Hizo además hincapié en el «papel de los mecánicos. Prescindieron de la radio para poder llevarlos», destacó. Precisamente se celebrará un congreso en León, donde se encuentra la Academia Básica del Aire, sobre esa «labor impagable».

Uno de los guías voluntarios del museo resaltó la peligrosidad que afrontaban: «La mayoría fracasaban y estas hazañas son posibles gracias a los supervivientes, que ponían en un riesgo enorme sus vidas». De hecho, explicó que, a su llegada a los destinos, eran recibidos como «héroes».

El primer hito en el calendario será el Congreso Internacional de la Historia de los Grandes Vuelos de la Aviación Española, que se celebrará del 14 al 16 de octubre en el Real Alcázar de Sevilla.

El general Figuero también adelantó que el Ejército del Aire está gestionando que los familiares de los aviadores participen en los homenajes. Y también se está preparando un documental. Para planear, dirigir, coordinar y hacer un seguimiento de todas las actividades programadas se ha configurado una comisión, cuya presidencia ha aceptado el Rey Felipe VI.

Inaugurará la conmemoración un acto militar de homenaje al Plus Ultra en Palos de la Frontera (Huelva), en el muelle desde donde partió el hidroavión Dornier Wal de fabricación alemana hacia Buenos Aires en enero de 1926, que se cerrará con una exhibición aérea de la Patrulla Aspa. El periplo del Plus Ultra, «un desafío técnicamente enorme», lo asumió la tripulación compuesta por el comandante Ramón Franco, el capitán Julio Ruiz de Alda, el teniente de navío Juan Manuel Durán y el sargento mecánico Pablo Rada.

Aterrizar en el desierto

Otro de los vuelos que se van a conmemorar es el de la Escuadrilla Elcano (abril de 1926), entre Madrid y Manila, que iniciaron tres Breguet XIX hacia el antiguo territorio colonial. En alguna fase del trayecto uno de los aparatos sufrió una avería y debió aterrizar en el desierto, pero los otros dos continuaron hasta completar el recorrido. Los pilotaban los capitanes Martínez Esteve, Loriga y Eduardo González-Gallarza, que llevaban como mecánicos a Calvo, Pérez y Arozamena en una misión «no solo con valor técnico, sino también diplomático».

El 10 de diciembre de 1926 salía de Melilla la Patrulla Atlántida, al mando del comandante Rafael Llorente y compuesta por tres hidroaviones, con destino a la Guinea española. El día de Navidad llegaron a Santa Isabel, capital de Fernando Poo.

En 1929 el avión Jesús del Gran Poder, partiendo de Sevilla, realizó un vuelo directo hasta Bahía (Brasil) y desde allí continuó un recorrido por Iberoamérica que finalizó en Cuba. Conforman la tripulación los militares Ignacio Jiménez y Francisco Iglesias.

Dos años después, los pilotos Carlos de Haya –posterior inventor del giroscopio que permitió el vuelo nocturno sin visibilidad– y Cipriano Rodríguez (Cucufate), volaron desde Sevilla a Guinea por la línea más corta atravesando el continente africano, logrando dos récords mundiales de 5.000 y 2.000 kilómetros en circuito cerrado.

Desde la base aérea de Getafe, en Madrid, partió el 18 de marzo de 1933 con el piloto civil Fernando Rein Loring una avioneta con destino a Manila (Filipinas), adonde arribó tras recorrer 15.000 kilómetros en 12 etapas.

El 10 de junio de ese mismo año tuvo lugar la proeza de volar sin escalas desde Sevilla a Cuba. Unos días después Mariano Barberán y Joaquín Collar despegaron de La Habana con destino a México y desaparecieron sobre la vertical de Villahermosa (Tabasco) sin que se hayan encontrado sus restos ni los del avión.

El vuelo de una avioneta entre Santander y México el 12 de mayo de 1935 cierra el listado. En este caso fue un piloto civil, Juan Ignacio Pombo, que recorrió 15.970 kilómetros llenos de vicisitudes, entre ellos un ataque de apendicitis en pleno vuelo.

Una exhibición puso el broche a la presentación de las actividades con una ventana a la historia a la que se asomaron en vuelo los Bücker Bü-131 y Bü-133 y una Comper CLA-7 Swift de la Fundación Infante de Orleans, habituales en Cuatro Vientos.