Elecciones

Illa presiona a Junts y ERC para «vetar a la extrema derecha» independentista

El candidato del PSC fuerza a Puigdemont y Aragonès a adoptar una postura sobre Aliança Catalana

El primer secretario del PSC, Salvador Illa, interviene en el acto de la fotografía de las candidaturas del partido PSC 07/04/2024
El primer secretario del PSC, Salvador Illa, interviene en el acto de la fotografía de las candidaturas del partidoPSCEuropa Press

Salvador Illa, el candidato socialista a la presidencia de la Generalitat, lleva días avisando del papel del populismo en las próximas elecciones y, sobre todo, su posible influencia en la investidura del futuro presidente. En las últimas horas ha redoblado su presión sobre Junts per Catalunya y Esquerra Republicana para «vetar a la extrema derecha» porque alimenta «el discurso del odio».

Illa ha sido claro: «Me gustaría que Junts y ERC dejaran claro que vetan el paso al discurso del odio que representan aquellos dos partidos», ha señalado en una entrevista. Las encuestas están dando una composición parlamentaria endiablada. La presencia de Vox está garantizada según los sondeos aunque puede perder algún diputado quedándose con una representación de entre 7 y 9 diputados, frente a los 11 actuales. Pero, Aliança Catalana de Silvia Orriols, una formación independentista, xenófoba y racista que está llevando a cabo una campaña muy activa en las redes sociales puede obtener representación. Los analistas demoscópicos auguran un diputado por Gerona y dan como muy posible su irrupción en el Parlament con tres parlamentarios por Barcelona.

¿Esquerra y Junts serán capaces de recabar los votos de la extrema derecha para lograr que la Generalitat siga teniendo un presidente independentista? Esto es lo que se pregunta Salvador Illa y, de momento, no tiene respuesta ni por parte de Aragonés ni por parte de Puigdemont. Orriols sí ha contestado y de forma muy beligerante. «Si quieres cerrar el paso a los discursos de odio empieza por cerrar las mezquitas salafistas», dijo en las redes. La incógnita no es baladí porque Silvia Orriols es alcaldesa de Ripoll ya que la mayoría alternativa del resto de formaciones no se pudo concretar al impedirlo los tres regidores de Junts per Catalunya. En Ribera d’Ondara, ERC expulsó a tres regidores que pactaron con Aliança Catalana una moción de censura para echar al alcalde socialista. «Si nos expulsan, que nos expulsen. Nosotros trabajamos para el pueblo», dijeron los ediles ya de ERC.

Estos hechos desatan las alarmas en los constitucionalistas y el PSC lo ha verbalizado. Los independentistas saben que el discurso anti islámico y xenófobo de Orriols cuaja en una buena parte de su electorado que se refugia en «los catalanes primero» en materia de servicios y apuesta por la mano dura con la inmigración y la seguridad con frases como estas: «Permitir la entrada masiva de inmigrantes musulmanes es un error que podemos pagar muy caro, pueden acabar imponiendo, cuando sean mayoría, la sharía, la misoginia y la homofobia»; «en una Cataluña islámica habría violaciones en grupo, mutilaciones genitales y matrimonios forzados»; «intentar preservar el grado de civilización que hemos conseguido con tanto esfuerzo y sacrificio no es racismo sino sentido común»; «la situación amenaza la continuidad de la identidad catalana», o «las instituciones fomentan el racismo desviando los recursos a la población migrada y desincentivando la natalidad autóctona». Eso sí, dicen no ser ni racistas ni xenófobos.

Sin olvidar que Aliança Catalana conecta también con todos aquellos que consideran que ERC y Junts han claudicado ante el Estado y han incumplido sus promesas independentistas. Carles Puigdemont sabe que este discurso cuaja y Junts per Catalunya se afana por poner un discurso férreo contra la inmigración para evitar una vía de agua en su electorado y en marcar una posición altamente reivindicativa. ERC, a tenor de lo sucedido en esta pequeña población de Lérida, también.

En la campaña el enfrentamiento entre el mundo independentista por esta cuestión será duro, pero el día después todo puede cambiar y ERC y Junts pueden aceptar el voto de la extrema derecha independentista para mantener el poder. Lo hicieron en 2015, 2017 y 2021 pactando con la extrema izquierda anticapitalista porque eran independentistas.

Las mayorías parlamentarías son complejas y, según los resultados, Junts y ERC podrían necesitar a Aliança Catalana para mantener la Generalitat aunque pierdan las elecciones. ¿Prescindirán de estos votos? De momento, el silencio es la respuesta. Si rechazan estos votos los independentistas el escenario de repetición electoral es posible. Junts tiene posiciones cercanas con Aliança Catalana, pero ERC no, lo que podría abocar a los republicanos a enfrentarse a una trilogía de vértigo. Aceptar los votos de la extrema derecha independentista y gobernar con un presidente independentista; no aceptarlos y bloquear un gobierno del PSC forzando una repetición de las elecciones; o no aceptarlos y dejar que el PSC gobierne en minoría, algo que hoy les rompe las costuras. Junts podría situarse en un escenario similar y ambos deberían dilucidar antes si apoyan como presidente a la lista más votada en el mundo independentista. «Se tendrán que mirar en su propio espejo», comenta un politólogo. La envenenada situación que denuncia el líder socialista será con seguridad uno de los vectores de la campaña y tarde o temprano Aragonés y Puigdemont deberán retratarse, cosa que se hace difícil porque la extrema derecha puede ser su tabla de salvación.