Política

Elecciones generales

Iván Redondo, el “teutón” que impuso a Sánchez “divertirse” en campaña

La estrecha relación de Iván Redondo con el presidente del Gobierno puede cuantificarse en una media de ocho llamadas diarias. Ante el 28-A le aconsejó la “doble D”: divertirse y desconectar.

Pedro Sánchez e Iván Redondo en Sevilla el pasado mes de octubre antes de una reunión con Susana Díaz / Foto: Manuel Olmedo
Pedro Sánchez e Iván Redondo en Sevilla el pasado mes de octubre antes de una reunión con Susana Díaz / Foto: Manuel Olmedolarazon

La estrecha relación de Iván Redondo con el presidente del Gobierno puede cuantificarse en una media de ocho llamadas diarias. Ante el 28-A le aconsejó la “doble D”: divertirse y desconectar.

«Haz que pase». Y pasó. De romper por dos veces el suelo histórico del PSOE a convertirlo en la fuerza más votada con el aval de más de siete millones de españoles. De la hiel a la miel de la política en solo dos años y medio. Centenares de personas rodeaban la madrileña sede de Ferraz el día que Pedro Sánchez presentó su dimisión tras el traumático Comité Federal del 1 de Octubre. 939 días después la calle volvía a estar cortada por la Polícía ante una afluencia masiva de personas que esta vez jaleaban al otrora descabalgado secretario general, ahora presidente del Gobierno «in pectore». La épica que separa ambos momentos forja la leyenda política de Sánchez, el grueso de la estrategia para llevarla a cabo corresponde a Iván Redondo. El gurú o «spin doctor» tiene una capacidad anticipatoria que roza el augurio. Siempre varios pasos por delante. Planteó la eventualidad de una moción de censura un año antes de que se llevara a cabo, cuando un renacido Sánchez acababa de recuperar las riendas del PSOE. Previó también que saldría adelante, cuando la mayoría se mostraban escépticos. En este caso no fue su olfato, si no los movimientos de baja intensidad con los nacionalistas vascos.

Pero fue durante la campaña por el liderazgo interno cuando arrancó el contacto fluido entre el hoy presidente en funciones y Redondo. «Nos hicimos amigos», resuelve. Fue entonces cuando se fraguó también una estrategia que el líder socialista ha explotado en los momentos más decisivos de su reciente trayectoria: el «todos contra Sánchez». Apelar al victimismo y a su debilidad frente al aparato le sirvió para conseguir la victoria frente a Susana Díaz, pero también para convocar las elecciones ante el bloqueo a sus «presupuestos sociales» por parte de PP, Ciudadanos y los independentistas y para sortear uno de los momentos más polémicos de la última campaña: los debates electorales. Redondo hace de la necesidad virtud y ve la oportunidad en la crisis abierta. Un optimismo que palpita en su estrategia «win-win» (ganar o ganar). Esto quedó de manifiesto en el apoyo de los soberanistas a las cuentas públicas: si las avalaban, Sánchez se mantendría en el poder; si no lo hacían, éste podría vender su rechazo como coartada para adelantar las elecciones libre de toda carga por las posibles alianzas ocultas con estas formaciones. Fue el gurú de Sánchez quien apostó por adelantar los comicios, frente a otros dirigentes socialistas que preferían mantener abierto el diálogo. Una estrategia que ahora se ha demostrado exitosa, pues los objetivos que se fijaron entonces de cara a las urnas fueron tres: ganar, que la derecha no sumara y no necesitar a los independentistas. Todos se han cumplido y Sánchez no salió de Moncloa hacia Ferraz en la noche electoral hasta que no tuvo certeza de ello.

Esta visión con ciertas dosis de liderazgo y el hecho de que el presidente confíe ciegamente en su criterio despierta recelos en algunos sectores del partido que le ven como un «outsider» y le responsabilizan de los deslices del Gabinete. Se criticó abiertamente la idoneidad del lema «Haz que pase» y la gestión de la asistencia o no a los debates en campaña. La insistencia en acudir al que contara con la presencia de Vox también lleva la firma «Redondo», artífice de haber dado alas desde la izquierda al partido de Santiago Abascal. Un auge que no ha tenido las dimensiones que se esperaban, pero que sí ha servido para debilitar a la derecha tradicional. A raíz de la polémica de los debates, el gurú del presidente se volcó más si cabe en la campaña, acompañando al líder socialista en cada feudo en el que se lo jugaban todo por un puñado de votos y encargándose de que sus mensajes llegaran a la prensa. De marcado carácter «teutón», Redondo se reconoce un «maniático de la metodología», pues aunque lo suyo es un «arte», también requiere la aplicación de un «método». Entre los patrones que le impuso al candidato durante la campaña destaca la «doble D»: «Tenía que divertirse y desconectar». Aunque reconoce que Sánchez «lo supervisa todo», la distensión tenía que jugar un papel importante para disfrutar lo vivido. La estrecha relación entre Sánchez y Redondo podría cuantificarse en una media de al menos ocho llamadas al día entre ambos. Esta afinidad quedó de manifiesto el mismo día del debate de Atresmedia. El asesor fue el elegido para poder acompañar al candidato durante los momentos previos a la cita. En uno de los planos cortos se captó un momento de abierta carcajada entre ambos a cuenta, reconocen fuentes conocedoras del momento, de que habían descubierto que Albert Rivera llevaba la tesis del presidente entre los múltiples «souvenirs» que exhibió desde su atril. «Somos capaces de salir del personaje y desdramatizar. Nos solemos reír bastante», reconoce el propio Redondo. La risa, en este caso, obedecía a que ellos ya llevaban el movimiento preparado de regalarle el libro sobre Abascal. «Siendo Sant Jordi -el debate se celebró el 23 de abril- sabíamos que nos sacaría algo de eso», apuntan desde el entorno presidencial. En el apartado libros, también cabe reseñar que el «Manual de Resistencia» se empezó a fraguar incluso antes de llegar a La Moncloa y ante la previsión de un posible adelanto electoral. La fecha de su presentación tampoco fue baladí, no en vano, se agendó apenas unos días después de que Sánchez anunciara la convocatoria anticipada de los comicios.

En estos días de compás de espera entre campañas, Redondo ha aprovechado para desconectar en Alicante, territorio conquistado también en estas elecciones del 28-A, y para recuperar viejas costumbres como sacar a pasear a su perro Currillo. En la próxima contienda, el asesor presidencial centrará sus esfuerzos en Madrid, tanto en la Comunidad donde hay opciones ciertas de gobernar como en el Ayuntamiento donde se pelea por aguantar la posición y promover la suma de izquierdas. Redondo volverá a las jornadas maratonianas de las que ha desconectado por unos días, esas en las que apenas encadena cuatro o cinco horas de sueño, porque cuando dan las 7:00 ya está con toda la maquinaria en marcha. Los maitines de Redondo.

El descanso que a él le falta es el que ha impuesto a Sánchez como receta para sobrevivir a la ardua campaña electoral. Se procuraba que el candidato pudiera descansar entre los actos de mañana y tarde.