La salud del Rey
Las luxaciones son el principal obstáculo en la rehabilitación del Rey
En la intervención prevista para mañana, el equipo del doctor Cabanela valorará la posibilidad de reemplazar la prótesis de cadera que lleva el Rey, una vez se haya comprobado que no quedan restos de infección, o de implantar un espaciador con antibióticos –una pieza temporal– para, pasados dos o tres meses, colocar la prótesis nueva. En ambas situaciones, con más convalecencia de por medio en el segundo caso, Don Juan Carlos afrontará después una importante labor de rehabilitación, estricta e individualizada. El principal obstáculo al que se enfrenta el Monarca a partir de ese momento es el mayor riesgo de luxación de la articulación, derivado de las intenvenciones anteriores y de que la calidad ósea de la zona puede estar comprometida.
Movimientos a evitar
Es posible que la nueva prótesis a implantar tenga su cotilo –la parte superior donde encaja la cabeza del fémur– modificado con forma de malla para minimizar el riesgo de que se salga. Pero, en cualquier caso, «tendrá que evitar una serie de movimientos para que la cadera no se luxe. En concreto, se le aconsejará que no cruce las piernas pues este gesto es arriesgado para un paciente operado de cadera», explica a este diario Fernando Gómez Castresana, ex presidente de la Sociedad Española de Cirugía Ortopédica y Traumatología.
Por su parte, la jefa del servicio de Rehabilitación del Hospital Quirón de Barcelona, Silvia Ramón, asegura que «la elección del cirujano es determinante –con el profesor Cabanela auguramos una cirugía exitosa–, pero es igualmente de vital importancia que vaya seguida de un programa rehabilitador. Los objetivos de la rehabilitación incluyen el control del dolor, el inicio de ejercicios respiratorios de inmediato, ejercicios asistidos de movilización de cadera (en flexión y abducción), de rodillas y tobillos dentro de las primeras 24 horas; ejercicios de potenciación muscular suaves (en forma de isométricos suaves de glúteos y cuádriceps); a partir de las 48-72 horas inicio de sedestación en sillón con reposabrazos; a partir de entonces y según dolor y tolerancia, ponerse de pie (bipedestación) con ayuda de un caminador y el fisioterapeuta que coadyuvará en el proceso de recuperación funcional».
«De forma progresiva –añade–, se iniciará la deambulación con caminador el tiempo que precise el paciente, ya que es preferible la estabilidad en la marcha con caminador y evitar el riesgo de caídas, que son más frecuentes con la utilización de bastones ingleses (muletas). Igualmente se debería potenciar la autonomía en todos los ámbitos de la vida diaria de forma precoz».
Los especialistas consideran muy complicado que el Rey llegue a caminar a partir de ahora sin apoyo de un bastón o muleta. Algunas fuentes consultadas estiman en un 30 por ciento las posibilidades de esa autonomía al caminar. Otros, como Javier Vaquero, jefe del Servicio de Traumatología del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, consideran que el uso de bastón deriva de «la confluencia de las secuelas de las tres intervenciones de cadera, la prótesis de rodilla, la operación del tendón de Aquiles, la columna... Todos esos factores acarrean pequeñas dificultades de forma aíslada, pero en conjunto invitan a pensar que será necesario el bastón». De hecho, a causa del problema en la espalda, «se aconseja utilizar una ortesis lumbo-sacra (faja) semirrígida al empezar a caminar, para evitar reagudización del dolor de hernias discales lumbares intervenido en marzo 2013; compensando posibles diferencias de longitud entre ambas extremidades inferiores una vez haya iniciado la deambulación», añade la doctora Ramón.
Antes de todo ello, el quirófano será testigo de la decisión de implantar una nueva prótesis, quizá más larga, para mejor agarre en el hueso, o situar una provisional mientras se analiza y estudia la presencia de patógenos para luego –en un plazo que podría ser de hasta tres meses– intervenir de nuevo para colocar la definitiva. Después el Rey empezará su carrera para volver a caminar.