Munición
El Ministerio de Defensa se acaba de gastar 120 millones de euros: con ellos ha comprado esta munición tan necesaria
El Gobierno ha autorizado un contrato de casi 120 millones de euros para garantizar durante los próximos cuatro años la munición de las Fuerzas Armadas, tanto para la instrucción como para las zonas de operaciones
El Consejo de Ministros ha autorizado un importante contrato para el suministro de munición a las Fuerzas Armadas, con un valor estimado de 119,7 millones de euros. Esta inversión busca garantizar que las diferentes unidades militares dispongan del material imprescindible para el desarrollo de sus misiones, tanto en territorio nacional como en las operaciones desplegadas en el extranjero, reforzando así su capacidad y preparación.
En concreto, el acuerdo se centra en la adquisición de proyectiles del calibre 12,70 x 99 mm, una munición de gran potencia utilizada de forma extendida en ametralladoras pesadas montadas en vehículos, aeronaves y buques. El contrato establece una duración inicial de cuatro años, con la posibilidad de una prórroga de dos años adicionales, lo que asegura una línea de abastecimiento estable y predecible a medio plazo. Mientras se asegura el suministro de proyectiles convencionales, el futuro del armamento ya apunta hacia la tecnología avanzada, donde la munición inteligente capaz de operar en enjambres representa la próxima revolución en el campo de batalla.
De hecho, la finalidad de esta inversión es doble, respondiendo a las necesidades operativas más inmediatas de los ejércitos. Por un lado, esta munición es fundamental para realizar los ejercicios tácticos y las maniobras de adiestramiento, que constituyen la base de la preparación de los soldados. Por otro, es un recurso indispensable en las diversas zonas de operaciones donde España mantiene contingentes, tal y como informa Defensa.com, siendo un elemento clave para su capacidad de autodefensa y disuasión. El compromiso de España con la seguridad internacional se extiende más allá de sus propios contingentes, como demuestra el hecho de que España está ayudando a modernizar el ejército de nuevos miembros de la OTAN.
Un pilar para la operatividad y la disuasión
Asimismo, la autorización de este gasto persigue un objetivo estratégico de fondo: asegurar la reposición constante de los arsenales. El consumo de este tipo de material es continuo debido a la intensa actividad de las unidades, por lo que resulta imperativo reponer las existencias con regularidad para evitar una merma en las capacidades operativas. Se busca, por tanto, no solo cubrir el desgaste habitual, sino también mantener un nivel de «stock» que garantice la autonomía de las Fuerzas Armadas. La criticidad de mantener los arsenales bien provistos ha quedado demostrada en conflictos actuales, donde incluso potencias como Rusia han sufrido duros golpes tras la destrucción de depósitos clave.
Por otro lado, disponer de un flujo de suministro garantizado durante varios años aporta una certidumbre logística de gran valor. Esta previsibilidad permite a los mandos militares planificar con mayor eficacia tanto los calendarios de instrucción y adiestramiento a gran escala como las rotaciones y los requerimientos de las tropas desplegadas en misiones internacionales, consolidando la preparación de las unidades ante cualquier escenario posible.