País Vasco

Los niños, la munición para perpetuar el legado etarra

Emular un disparo a una persona disfrazada de guardia civil, ¿puede ser delito?

Oñate
Este año, esta celebración ha estado marcada por un vídeo que se ha hecho viral en las redes, donde aparece un niño con una pistola falsa que apunta a un cabezudo de la Guardia Civil, el cual simula su huida del municipio con una maleta.La Razón

Es habitual que la izquierda abertzale trate de integrar a los niños en la doctrina de la causa proetarra. Son usados como la munición para la supervivencia de su legado, el que les permite en nombre del chantaje reclamar impunidad, pisar las moquetas institucionales, dictar leyes sin arrepentimiento ni condena y perpetuar, de generación en generación, el odio.

Primero fue el adoctrinamiento en las ikastolas, años y años de enseñanza al servicio abertzale. En otros casos, su lugar de adoctrinamiento han sido los juicios etarras a los que acudían junto a sus familiares para ver cómo juzgaban a sus padres miembros de la banda terrorista implicados en un asesinato. Ocurrió en el juicio de Capbreton donde los hijos del etarra Ibon Goieskoetxea, juzgado por participar en el asesinato de dos guardias civiles, asistieron como oyentes. Acudieron todos los días excepto cuando en el juicio se expuso la prueba balística sobre cómo fueron asesinados Raúl Centeno y Fernando Trapero. También la hija de Arnaldo Otegi, participó junto a la hija del exsecretario general del PSE, Jesús Eguiguren, reclamando que «los que trabajan por la paz salgan de la cárcel».

Los payasos proetarras Pirritx, Porrotx y Marimotots han hecho bailar a los niños la canción de las «llaves» un tema que reclama la libertad de los presos etarras.

Los ayuntamientos impulsaron concursos de dibujo infantil para festejar el cumpleaños de un etarra mientras éstos pintaban su libertad y hasta las marionetas han portado la bandera del mapa del fin de la dispersión. Los niños han estado en la primera fila de las «korrikas» –carrera popular– por los presos o han gritado contra concejales vascos o guardias civiles.

El pasado 22 de junio, en Oñate (Vizcaya) la manifestación fue el acto principal dentro de la dinámica «Fan hemendik» –Fuera de aquí– con la que el bastión abertzale pidió la expulsión de la Guardia Civil del municipio. La cartelería de actos ya anunciaba una lista de eventos, organizados por el Gaztetxe del municipio, para doblegar a los guardias civiles.

La imagen de un niño de menos de diez años, portando una escopeta simulando disparar a la cabeza de un cabezudo que escenificaba ser un guardia civilbuscaba amedrentar. En la pancarta de los vecinos se podía leer: «¡Qué! ¿Todavía aquí?». Los posters de convocatoria anunciaban la marcha con dicho cabezudo caricaturizando a un guardia civil con el brazo en alto. Previo a ello, el 6 de junio organizaron la sesión de «pintadas de un mural» o el 11 de junio, charlas sobre «tortura en Euskal Herria» en la casa de la cultura municipal de Oñate. El 20 de junio fue el día de los pintxos y concierto en el Gaztetxe para culminar con dicha manifestación el 22. Todo contó con la complicidad del Ayuntamiento de Oñate y los cachorros de Otegi fueron los impulsores de estas actividades. Y es que Sortu apoyaba el acto ya que sus juventudes (Ernai) lo promocionaron a través de sus redes sociales, además de que son estos jóvenes proetarras los que participan activamente en el día a día del Gaztetxe.

Imagen de un cabezudo que emula al un guardia civil con el brazo en alto.
Imagen de un cabezudo que emula al un guardia civil con el brazo en alto.Redes

Los niños son el vehículo para avanzar en la euskaldunización y poder utilizarla como arma ideológica. Tratan de «resetear cerebros», muchos de ellos en el entorno familiar ya que el ejemplo es el mayor maestro.

La presidenta de Covite, Consuelo Ordóñez, lleva años denunciando que le preocupa que «las nuevas generaciones en el País Vasco y Navarra estén creciendo con una presencia asfixiante de ETA en las calles en forma de pintadas, pancartas o manifestaciones para exigir la excarcelación de los terroristas». "El culto a ETA está lejos de desaparecer". Por su parte, la AVT ha impulsado un «escape room» antiterrorista para concienciar a los más pequeños.

Oñate sería como el Etxarri Aranaz o Alsasua vasco. «Es un pueblo muy fanatizado, donde la gente está muy radicalizada». «Es un fracaso que un crio, en 2024, coja un rifle y simule disparar contra un guardia civil», apuntan miembros de la Ertzaintza contra quienes también han aparecido pintadas en contra de su presencia.

El intento de expulsar a los guardias civiles se lleva celebrando desde hace años. En 2018 organizaron un escrache en la puerta del cuartel y en 2016 les dejaron ollas a presión que simulaban las bombas utilizadas por ETA para atentar contra los agentes y sus familias.

Apuntar con una pistola de juguete a un disfraz de guardia civil, ¿es considerado una gamberrada, una simple cosa de niños o es consecuencia del adoctrinamiento o la educación que reciben?

¿Gamberrada o delito?

Según explica José Carlos Velasco, socio de Fúster-Fabra abogados, con los hechos ocurridos en Oñate se podría hablar de un tipo penal como el recogido en el artículo 578 que dice que «el enaltecimiento o la justificación públicos de los delitos comprendidos en los artículos 572 a 577 o de quienes hayan participado en su ejecución, o la realización de actos que entrañen descrédito, menosprecio o humillación de las víctimas de los delitos terroristas o de sus familiares, se castigará con la pena de prisión de uno a tres años y multa de doce a dieciocho meses». Sin embargo, el tipo penal no es aplicable a los menores o niños como el de la imagen, «pero sí a sus progenitores o a sus tutores responsables que estén a su cargo según el artículo 3 de la Ley Orgánica de responsabilidad del menor».

Velasco destaca que el simple hecho de utilizar a niños o a menores para cometer actos delictivos o acciones contra la integridad moral (como el acoso) o física (como el simular un disparo a un agente de la autoridad) implica que los tutores o mayores de edad sean responsables de estos hechos delictivos. «Estas circunstancias, son trascendentales debido a que el ciclo formativo de estos niños apenas ha comenzado. En esta etapa temprana, sus ideas no están solidificadas del todo y, por lo tanto, educarlos en un entorno de odio o desprecio hacia un sector específico de la sociedad, puede moldear sus pensamientos de manera negativa. Su inocencia e inexperiencia mental, que son propias de la infancia se ven pervertidas cuando se les inculca una visión distorsionada y llena de rencor hacia los demás». Además, advierte de que «la juventud que crece en estos territorios recibe, día tras día, información sesgada y parcializada de adultos cuya opinión y prejuicios se imponen sobre el derecho a una educación objetiva y equilibrada de los niños». Por ello, «es necesario que se tomen medidas para proteger el derecho de los niños a una educación justa y equilibrada, y para responsabilizar a aquellos que, con el fin de imponer sus propias ideologías, ponen en peligro el desarrollo y bienestar de las futuras generaciones». «La utilización de menores para perpetuar discursos de odio y cometer actos delictivos es una práctica deplorable que debe ser condenada», resume el experto penalista de Fúster-Fabra abogados.

El profesor en la Universidad del País Vasco y coordinador de «Historia y memoria del terrorismo en el País Vasco», José Antonio Pérez, ve «terrible» la escena de Oñate . «Me imagino que se ha orquestado». Sin embargo, asegura que no existe una generalización de este tipo de cosas en las aulas hoy. «Hay una difusión de ideas culturales más favorables al nacionalismo pero no tanto al nacionalismo violento». «La radicalización que veo en las aulas, con chavales de 18 -20 años, se produce más por esa escisión vivida en el mundo abertzale, con un sector marxista-leninista, sin tanta relación con el pasado que desplegó ETA que lo dan como por amortizado; es más una radicalización de carácter extremista, el colonialismo...». Por lo que considera que la educación y la responsabilidad de estas acciones está más en el entorno familiar o en la calle.

Existe el riesgo de que una generación sin memoria vuelva a repetir uno de los capítulos terribles de la historia.