Análisis

Page: a nueve mil kilómetros de Coruña y del PSOE

Page no asiste al cónclave del PSOE en Coruña por encontrarse en un viaje oficial y de negocios en China

Podría tratarse de la distancia ideológica entre uno y otro, aun militando en el mismo partido político. Podría ser incluso la diferencia que existe entre sus formas de ser, parecer, pensar y entender el mundo, la vida y la política. Pero no, no sólo es eso. Los nueve mil kilómetros que hoy separan a Emiliano García-Page de Pedro Sánchez son reales y efectivos, pues el segundo ha convocado a su partido en la capital gallega y el primero se encuentra de viaje oficial, de negocios y empresarial en China. “No se pudo ir más lejos Page para no ir a la convocatoria de Sánchez”, se ha escuchado estos días. Sí, a Australia. Pero, por el momento, allí no hay tanto negocio directo que afecte a la comunidad autónoma. En China, sí.

De hecho, Page está siendo acompañado estos días de visita a China por representantes de los agentes sociales, empresarios y sindicatos, de cara a entablar relaciones comerciales para buscar y posibilitar inversiones de aquel país en la comunidad autónoma. No es la primera vez que lo hace, pues ya han sido varios los viajes de negocios que ha realizado el presidente de la Junta. Algunos de ellos con botín valioso como Puy du Fou o Toro Verde, que son negocios que ya se encuentran en Castilla-La Mancha y han comenzado su andadura de uno u otro modo.

Pero es evidente que hoy el morbo político estaba y residía en el encuentro que Page y Sánchez pudieran tener en La Coruña para revisar y fijar los nuevos posicionamientos ideológicos del Psoe en el panorama político actual. Básicamente, uno. El de la “necesidad, virtud”, como el propio Pedro Sánchez se encargó de explicar hace ya algunos meses en el Comité Federal del Psoe cuando se debatía el armazón de un nuevo gobierno socialista,

apoyado por los independentistas. Aquel día Page acudió a la cita de Ferraz y escuchó lo que unos y otros habían de decir. Fue el único que clara y nítidamente criticó los pactos que se proponían sobre la mesa para alcanzar la investidura. Y desde entonces, no ha vuelto a ver ningún contacto más.

En ese comité federal hubo voces cercanas a Sánchez que criticaron a Page y lo llamaron incluso “desleal”. Algunos de ellos, como el líder del Psoe de Galicia, que dentro de poco se medirá en elecciones contra el PP de Alfonso Rueda, con sonoros descalificativos. Dicen que fue aquella situación la que provocó directamente la salida del hermano gemelo del presidente de la Junta. Javier García-Page no pudo comprender ni soportar el trato que a su hermano dieron aquel sábado de octubre en la sede del que siempre había sido el partido de ambos.

Sin embargo, este desencuentro también ha sido criticado desde filas populares, al entender que podría tratarse más de atrezzo o discordia impostada, puesto que los diputados del Psoe de la región han votado lo mismo que el resto de parlamentarios socialistas, otorgando su confianza a Pedro Sánchez, el mismo líder al que critica Page.

El propio Paco Núñez, líder del PP en Castilla-La Mancha, lo ha dicho en innumerables ocasiones. Y esta misma semana, desde la Sagra toledana, el número tres de los populares, Miguel Tellado, ha instado directamente a Emiliano García-Page para que evite la aprobación de la ley de amnistía.

El presidente de la Junta ha dicho más de una vez que él no vota en el Congreso y que, en cualquier caso, es un demócrata y admite que se encuentra en minoría dentro del grupo parlamentario. Si hubiese tenido que desempeñar su actividad política en un escaño, probablemente habría abandonado o entregado su acta de diputado, según explicó en un programa de televisión de La Sexta.

El PP sigue siendo crítico y no traga con tales explicaciones. Page no ejerce su poder o influencia en torno a sus diputados para romper la disciplina de voto, en el caso de que pudiera hacerlo. Subraya que también se debe admitir el resultado de la vida interna de un partido y aceptar que sus postulados están en minoría.

Dicho lo cual, no se calla y busca el momento, la ocasión y la oportunidad, como hace ahora justo una semana, cuando habló del laberinto en el que veía metido a España y la camisa de fuerza con la que estaba siendo gobernada. Podría haber ido a otro lado para excusarse… Pero no, eligió China. Quizá Page pensó que era preferible irse hasta Pekín en lugar de a Coruña para no ser engañado como un chino.