Castilla-La Mancha
Page y la teoría del mando a distancia
El presidente de la Junta marca distancias ante el acuerdo del PSOE con los independentistas catalanes
Las semanas en agosto pasan entre el tedio y las vacaciones, pero este 2023, sin duda, está siendo un año muy especial desde todos los puntos de vista. Lo normal es que después de una campaña tan dura como la vivida en mayo, todo el mundo se fuera de vacaciones, pero el hecho excepcional de haber vivido una convocatoria electoral en pleno mes de julio, ha hecho que también en Castilla-La Mancha los acontecimientos hayan cambiado su curso.
Esta semana, el presidente de la Junta, Emiliano García-Page, acudía a la toma de posesión de María Chivite como presidenta de la Comunidad Foral de Navarra. Desde hace ya varios años, Page se ha mostrado cercano a la presidenta navarra y ha hablado muy bien de ella.
De hecho, en su toma de posesión le preguntaban por la abstención de Bildu que posibilitaría su elección como presidenta. En este sentido, Page manifestaba que "lo que sé es que María es una persona muy cabal y estos últimos años ha dejado claro que no está en política a cualquier precio y estoy convencido de que estos cuatros años serán igual".
"Por mucho que podamos odiar a un partido político, si están en la legalidad, si se abstienen o no, benefician a unos o a otros; si van a la urna, ese voto computa, es lo mismo que pasa en España, si Bildu no apoya al PSOE indirectamente está apoyando a Feijóo, no nos engañemos, por lo que a partir de ahí, no es tanto el problema lo que hace cada uno sino lo que estamos dispuestos a vender o alquilar".
Por ello, concluyó diciendo que "tengo claro que la presidencia de Chivite no es una presidencia bajo alquiler, se ha mantenido siempre muy en la línea constitucional y estoy convencido de que va a ser así".
Sin embargo, ese mismo acto le sirvió a Page para marcar distancias considerables con lo que a la misma hora pasaba en la Carrera de San Jerónimo en Madrid. Y es que la elección de Armengol, de la que habló también muy bien y destacó su carácter dialogante, no ocultó su preocupación por el cariz que tomaban los acontecimientos en el Congreso de los Diputados.
Recalcó también en más de una ocasión su “falta de información”, pero dicho lo cual, Page no dudó un instante en hablar de legislatura con “mando a distancia que además está fuera de España”, en referencia a Puigdemont y su influencia en las votaciones de la Cámara Baja.
«La palabra autodeterminación no cabe en la Constitución, sea en la lengua que sea»
Por ello, García-Page insistió en que “la legislatura se encuentra en libertad vigilada” y expresó también sus conjeturas a la hora de determinar si podría comenzar o no. En relación a la cuestión de los idiomas en el Congreso, Page manifestó que “las lenguas son siempre una riqueza del país”, pero a la vez censuró la utilización política y el hecho de usarlas como “armas arrojadizas” entre la población para dividir.
De ahí que asegurase el pasado jueves, durante la toma de posesión de Chivite, que “la palabra autodeterminación, da igual que sea en gallego, euskera o catalán no cabe en la Constitución española”.
De esta manera, el presidente de Castilla-La Mancha vuelve a constituirse en la voz distinta, diferente de un PSOE que habrá de lidiar ahora con las negociaciones para formar gobierno.
El político castellano-manchego no va a permanecer como testigo impasible de los acontecimientos
Hay que recordar que fue el único barón socialista en revalidar su mayoría absoluta el pasado mes de mayo, después de que la pasada legislatura estuviese marcada también por sus constantes críticas a la política del Gobierno de Pedro Sánchez con su cesión a los independentistas en materias como los indultos o la modificación del Código Penal en cuestiones como los delitos de sedición y malversación. Lo que demuestra esta semana es que Page no va a permanecer como testigo impasible de los acontecimientos.
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