Entrevista

«Pedro Sánchez es el mayor traidor que ha tenido España. Es un traidor por vicio»

El veterano comunicador asegura que «lo que está tragando para seguir en el poder, las humillaciones continuas, son inéditas»

La bibliografía de Federico Jiménez Losantos es la crónica de la democracia española, desde «Lo que queda de España» (1979) hasta este último libro, «El camino hacia la dictadura de Sánchez» (Espasa, 2024). Por sus páginas se desliza con contundencia, sin medias tintas ni subterfugios, su preocupación por la pérdida de la libertad y de España. Como buen liberal desconfía de cualquier Gobierno, y los socialistas han dado motivos no solo para maliciar lo peor, sino para denunciar su querencia autoritaria. El proceso comenzó con el felipismo, tal y como contó en «La dictadura silenciosa. Mecanismos totalitarios en nuestra democracia» (1993), siguió con Zapatero, al que dedicó muchas columnas, y se aceleró con Pedro Sánchez, como reflejó en «La vuelta del comunismo» (2020). La obra que ahora ve la luz cierra, de momento, el ciclo sobre la deriva del socialismo español.

¿El camino a la dictadura es el proceso para la fusión de los tres poderes en el PSOE?

Por supuesto. Es la ley de 1985. Pero Zapatero fue peor que González. Su Gobierno, como dijo Mayor Oreja, llegó en los trenes de Atocha del 11-M. Fue un Gobierno de ruptura, contra la Transición, la unidad nacional y la alternancia en el poder. Por eso Zapatero resucitó la Guerra Civil, para meter a ETA y echar a la derecha de la política. Zapatero no pudo consumar su plan porque lo echó la crisis económica. Ahora, Sánchez tiene el mismo plan. Su objetivo es la creación de un régimen bolivariano, una dictadura matizada por la corrupción.

¿Cuándo se acelera ese proceso?

Cuando en 2017 no se derrotó al golpe. Rajoy no revirtió los errores de la Transición, como cerrar el Estado autonómico, y ahí se perdió todo. Sánchez es la continuación del golpe, se pone a su cabeza, y asalta las instituciones para el cambio de régimen. Es cuando va a por el CGPJ, el Tribunal Constitucional, el de Cuentas y demás, y usa la pandemia para gobernar en un régimen de excepción ilegal.

Es un golpe de Estado peculiar.

Es el tipo de golpe bolivariano, que consiste en vaciar de contenido las instituciones y cambiar el sentido de la Constitución. Esto supone sacarnos de la democracia y de la Unión Europea.

Parece el programa de Podemos.

El programa de Sánchez es el de Podemos. No hay ninguna ley de este Gobierno que sea socialdemócrata. Son todas comunistas, importadas de Argentina y Venezuela para controlar la sociedad. La cultura de la cancelación es propia del comunismo, Podemos la importa, y el PSOE lo asume cuando llega al poder. Desde que Sánchez forma Gobierno con Pablo Iglesias, todo lo que ha hecho es comunista.

Este proyecto necesita un relato. ¿Qué papel está jugando la prensa sanchista?

«El País» tenía cierta autonomía con Felipe González. Con Zapatero llegó el «comando Rubalcaba», que fue el ordeno y mando. Pero con Pedro Sánchez baja tantísimo el nivel intelectual que «El País»solo repite consignas. Y las repiten en todos los medios con el mismo fervor. Esa forma de hacer propaganda es una práctica comunista. En el PSOE antiguo no pasaba.

Dices en el libro que el camino a la dictadura necesita aniquilar a la derecha.

El sanchismo aprovecha los demonios de la derecha y su división. El PP se rindió tras Rajoy porque quiso ser el ministerio de la oposición. Luego vino el hundimiento de Cs. Pero ha sido Sánchez, que ha destruido todos los partidos, incluido el PSOE. Destruyó Podemos, al PP de Casado, a Cs y va camino de hacer lo mismo con Vox. Sánchez es un elemento tan disolvente que no deja nada vivo. El PP sobrevivió por Ayuso. Y Feijóo ha conseguido dar la vuelta a la situación ganando todas las elecciones.

¿Cómo ha afectado a Sánchez que el PP se reconstruya como alternativa?

Sánchez acelera el golpe con la ley de amnistía. Pero es entonces cuando se produce la rebelión de los jueces porque entienden que es el fin mismo del Estado. Al tiempo, la gente sale a la calle con banderas españolas, como en 2017 en las calles de Barcelona. Es la España latente, la que se moviliza en situaciones de riesgo.

Entonces, ¿hay esperanza?

Claro. Vamos a un año crucial en el que se decide si somos una democracia europea o una dictadura bolivariana. La diferencia con los procesos bolivarianos en América es que aquí existe un partido de oposición muy fuerte, el PP, y unas instituciones judiciales que se han puesto en pie con contundencia. Por eso el sanchismo va contra los jueces. Es lo que marca su camino hacia la dictadura.

¿Entonces la acusación de «lawfare» es el relato del dictador?

Totalmente. Necesitan propaganda. Hemos llegado a un punto en el que no distinguen la verdad de la mentira.

¿Al electorado del PSOE le da igual la mentira?

La mentira puede ser una herramienta revolucionaria, lo dijo Lenin. Con tal de que no llegue la derecha al Gobierno todo vale. También lo hizo Pablo Iglesias, que si hubiera cogido la bandera española habría llegado al poder y no nos lo quitamos en 25 años. Pero no lo hizo porque esta izquierda identifica la nación con el franquismo.

Pero en 2014 Sánchez salió con una bandera de España de 14 metros.

Sánchez es un oportunista, como los clásicos dictadores. Al principio, en 2016, quiso un gobierno en solitario con apoyo de Ciudadanos. Me lo dijo Iván Redondo. En eso estaban Carmen Calvo, Ábalos y se supone que Sánchez. Lastra y el grupo de Puebla querían un pacto con Podemos y seguir el plan de Zapatero de cambiar el régimen. Pero fracasaron en las urnas y dieron el giro. Se olvidaron de Ciudadanos, y adoptaron el programa comunista para seguir el camino de la ruptura, su plan actual.

¿Puede la corrupción frustrar este plan?

No. Solo les impide libertad de acción. Al votante de izquierdas le da igual la corrupción del PSOE. Han llegado a un nivel de inmoralidad que no les importa. El plan continúa. Sánchez va a seguir adelante con un referéndum sobre la monarquía.

¿Por qué la izquierda odia la monarquía?

Porque no es suya. Piensan en un sistema plebiscitario, no en un poder que responda a razones históricas. Además, tienen un cabreo estético con la Princesa de Asturias y una Familia Real irreprochable. Si a esto añadimos la pulcritud constitucional del Rey en sus discursos, ahí tienes la explicación a su odio. Felipe VI cree firmemente en la unidad de la Constitución y de España para la libertad. Esta izquierda casposa no puede ofrecer nada contra esta monarquía.

¿Vamos a tener la España de los referéndums?

La derecha no puede aceptar los referéndums. Espero que no haya una derecha idiota que crea que puede ganar un referéndum. ¿Quién cuenta los votos? ¿Indra? ¿Prisa? En los regímenes bolivarianos se pierden las elecciones a las 4 de la mañana. España y la monarquía parlamentaria no se votan. La Constitución funciona.

La Disposición Transitoria 4ª para fusionar Navarra con el País Vasco es constitucional.

Eso está perdido por culpa de UPN, que dejó de ser español y se rindió, y por los socialistas navarros. En Cataluña como mucho se puede empatar. Pero hay un fenómeno muy curioso: la deslealtad y el desprecio continuo de los nacionalistas está aumentando el sentimiento popular de que se independicen y se arruinen. En Aragón y Valencia hay más gente a favor de echar a Cataluña que independentistas en Cataluña.

Cuentas en el libro que vamos al Estado plurinacional, y que eso es enterrar a la nación española.

Pedro Sánchez es el mayor traidor a la nación que ha tenido España, más todavía que Fernando VII. Porque este Rey creía en su legitimidad. Sánchez es un traidor por vicio, por amor ilimitado al poder, porque es un psicópata, no tiene sentimientos. Lo que está tragando para seguir en el poder, las humillaciones continuas, son inéditas. La traición de Sánchez solo puede tener una respuesta: no pactar nada con él, y menos el CGPJ. Es la única manera de que el camino a la dictadura de Sánchez se detenga.