Análisis

Podemos-Sumar: un choque de trenes que ninguno supo atajar

Díaz y Belarra ponen fin a un matrimonio político que deja herido al espacio a la izquierda del PSOE

El 5 de diciembre fue la ruptura total de todos los puentes entre Podemos y Sumar y se saldó con la salida de los primeros de la coalición en el grupo parlamentario al Grupo Mixto. Es algo definitivo y sin vuelta atrás. No fue una sorpresa puesto que el divorcio entre ambas fuerzas era solo cuestión de tiempo y llega después de casi dos años de desavenencias continuas en las que el ambiente era irrespirable a nivel político. La pelea por la hegemonía de la izquierda a la izquierda del PSOE ha tenido como consecuencia directa la separación total de dos fuerzas que en el pasado hacían piña. ¿Cómo han llegado Podemos y Sumar a un punto de no retorno?

El «dedazo» de Iglesias

Pablo Iglesias sale del Gobierno para disputar a Isabel Díaz Ayuso la Comunidad de Madrid. Un mes después cedería también el liderazgo de Podemos tras su batacazo en las urnas. El exlíder morado deja en manos de Yolanda Díaz su vicepresidencia en el Ejecutivo, también el liderazgo del espacio de Unidas Podemos y la señala como cabeza de lista de Podemos a las próximas generales. Una designación «a dedo» que molestó a la ministra gallega, según reconoció tiempo después, antes de que un año más tarde el propio Iglesias admitiera haberse equivocado. «No tengo claro que fuera lo correcto. Quizás lo que tendría que haber hecho era dejarlo en manos de los partidos para que organizaran unas primarias», dijo en una entrevista y dejó plasmado en su libro de memorias. Díaz, desde el minuto uno actúa de manera individual y comienza a tejer su plan. Un movimiento con el que superar la marca Unidas Podemos, que ya considera amortizada y desgastada.

La foto que rompió todo

Díaz asume los mandos del espacio de Unidas Podemos en el Gobierno, pero los partidos comienzan a pedir reuniones de coordinación a nivel orgánico, es decir, con todos los partidos que conforman la coalición. Esto no ocurre y la vicepresidenta se distancia totalmente de los partidos. En ese mes tiene lugar un acto organizado por la entonces vicepresidenta de la Generalitat Valenciana , Mónica Oltra, que produce el primer enfrentamiento entre Sumar y Podemos. El acto «Otras Políticas» se celebra sin la presencia de ninguna de las dirigentes de Podemos. Es el germen del inicio de Sumar y también el de la ruptura con Podemos. Iglesias pidió a la propia Díaz que no acudiese a ese acto en el que no estaban convocadas ni Ione Belarra ni Irene Montero. Iglesias y Díaz tuvieron una discusión muy fuerte por la fotografía y el significado de ese acto, según inciden fuentes de ambos espacios. La relación entre ambos quedó tocada y se rompería después, antes de las generales.

Andalucía

Las elecciones andaluzas fueron concebidas como el primer experimento de frente amplio. La confección de las listas acabó entendiéndose como el primer pulso de Díaz con Podemos. Lo ganaría Díaz al conseguir que la candidata Inma Nieto (IU) encabezara la coalición frente al candidato morado. Esa negociación se extendió hasta el final y se cobró con los morados fuera de la coalición registrada. Todo con el reproche de Pablo Iglesias que acusó a Díaz de «negociar en los despachos» el devenir de la izquierda. Justo todo lo que ella había venido a impugnar.

Magariños

Díaz lanza su proyecto de escucha después de haberlo pospuesto en varias ocasiones, por la guerra de Ucrania. Arranca finalmente el 8 de julio 2022 en el Matadero y tras seis meses de «escucha activa» presenta su candidatura en Magariños, donde los morados se resisten a acudir sin haber firmado un acuerdo previo en el que se garantice su poder.

La advertencia de Iglesias

Tras Magariños las relaciones no mejoran. El partido morado pasa a rearmarse internamente y ante sus correligionarios y su exlíder pronuncia unas palabras que acaban recrudeciendo aún más la relación. «Cuidado con faltar al respeto a los militantes de Podemos. Te hemos hecho ministra. Respétanos». Un mensaje que lanza ante un millar de militantes y que se produce después de que los morados denunciaran que Díaz había dejado sola a Irene Montero frente a la virulencia con la que se la atacó por su responsabilidad en la Ley del «solo sí es sí», que acabó con más de mil reducciones de penas a agresores sexuales.

La tensión en Moncloa

Hubo dos momentos en los que el Ejecutivo de coalición estuvo verdaderamente en peligro y en los que la cuota Podemos en el Ejecutivo estuvo a punto de extinguirse. El primero de ellos fue en lo más duro de la guerra de Ucrania y en sus consecuencias económicas para España. Podemos llegó a acusar al PSOE de ser «el partido de la guerra» por su determinación a enviar armas al pueblo ucraniano para defenderse de la guerra de Putin. La vicepresidenta Yolanda Díaz se posicionó al lado del presidente Pedro Sánchez, mientras la ministra de Derechos Sociales y líder de Podemos criticaban el envío de armamento.

En ese momento, el presidente del Gobierno y la vicepresidenta del Ejecutivo mantuvieron una conversación en Moncloa en la que se puso encima de la mesa la posibilidad de romper el Gobierno de coalición si no cesaban los ataques por parte de los morados tanto en el Gobierno como en el Congreso de los Diputados. La ley del «solo sí es sí» impulsada en Moncloa por el Ministerio de Igualdad, con el aval del Ministerio de Justicia, provocó –por la modificación del Código Penal de algunas de las penas más altas de los delitos de cárcel para los violadores– reducciones en cascada de sentencias a agresores sexuales y también excarcelaciones.

La negativa de Igualdad a modificar la citada normativa también provocó una crisis entre socios, en la que Yolanda Díaz acabó defendiendo a los morados para no dinamitar su espacio en el momento más álgido de su proyecto político personal.

Autonómicas

Sumar no llega a las elecciones del 28M y Díaz tiene que hacer equilibrios para hacer campaña por fuerzas a las que quiere unir para las generales pero que de momento compiten entre sí, como Podemos, Más Madrid o Compromís. Unidas Podemos perdería un millón de votos y saldrían de gobiernos autonómicos clave como los de la Comunidad Valenciana, Aragón o Baleares, perdiendo representación en Madrid, Islas Canarias o Madrid capital, entre otros.

El veto a Irene Montero

Sin lugar a dudas el punto de no retorno se produjo tan solo hace seis meses. Tras la convocatoria anticipada de elecciones generales después del batacazo de la izquierda en las elecciones autonómicas y municipales, Sumar y Podemos se pusieron a trabajar contrarreloj para tratar de llegar a un acuerdo para presentarse juntos en las generales. Sumar tenía que negociar con hasta una quincena de partidos de sensibilidades distintas y para poner de acuerdo a todos había un precio a pagar. Irene Montero, el activo político más importante para los morados no podía participar en las listas. Podemos denunció el veto de Díaz a su ministra y estuvieron a punto de romper. Por «responsabilidad» para frenar a PP y Vox firmaron el acuerdo con Sumar para el 23J en una coalición en la que lograron cinco escaños y el 23% de los recursos económicos en el Congreso.

Fuera de Moncloa

Al veto a Montero se suma el de tener un ministerio en el nuevo gobierno. Díaz filtró el nombre de Nacho Álvarez (número dos de Belarra en Derechos Sociales) como representante de los morados, lo que acabó quemando al dirigente. Los morados pedían que Montero continuase al frente de Igualdad y el movimiento se entendió como una estratagema para que no fuese Díaz quien negaba a los morados. Moncloa había pedido a la vicepresidenta que les cediese un ministerio con nombre propio y ella se negó. Este paso, unido al hecho de que los morados no tuviesen en el Congreso ninguna portavocía para presentar iniciativas en el Congreso, fue determinante para el portazo definitivo de esta semana. Deja una primera consecuencia, el fracaso del «frente amplio» de la vicepresidenta.