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El PSC a ERC: "Lo de Cataluña se negocia en Cataluña"

Comienza una semana clave en las negociaciones para cerrar la posible investidura de Illa como president

 El primer secretario del PSC, Salvador Illa, durante su intervención hoy en el nuevo Consejo Nacional del partido en la que presentó su informe político en el cual el PSC mantiene negociaciones con ERC para la formación del Govern de la Generalitat tras su victoria del 12M.
El primer secretario del PSC, Salvador Illa, durante su intervención hoy en el nuevo Consejo Nacional del partido en la que presentó su informe político en el cual el PSC mantiene negociaciones con ERC para la formación del Govern de la Generalitat tras su victoria del 12M. Andreu DalmauAgencia EFE

Marta Rovira, la secretaría general de ERC, volvió a Cataluña. Los republicanos querían vender la vuelta de su líder como una victoria y también como un bálsamo para las heridas que arrastran desde las elecciones que les llevaron a una derrota electoral sin paliativos. Rovira se esmeró en su discurso en clamar por la independencia como elemento crucial en la argamasa de un partido trinchado, que ha sancionado a sus líderes por juego sucio, y que tiene dos sectores enfrentados. Los que consideran que la negociación con el PSC es una oportunidad para rehacerse y reorganizarse tras el descalabro electoral, y los que con la ideología en la mochila quieren repetir elecciones como un mal menor que evite un partido rendido a sus servidumbres.

Rovira se aplicó con esmero. «Estamos aquí para acabar lo que comenzamos», dijo en lo que muchos vieron un remake de lo «volveremos a hacer», clamó por la unidad independentista y, al tiempo, dejó abierta la puerta de la negociación para investir a Salvador Illa. El sábado apuntó que «el consorcio tributario es un espacio de soberanía», a sabiendas que dista mucho de su pretensión de pacto fiscal y que como adelantó LA RAZÓN ya se intentó poner en marcha en 2008 en el marco de un Estatuto que es plenamente constitucional y da cobertura al concierto, al trabajo en común en la gestión y recaudación de impuestos entre las administraciones tributarias de España y Cataluña. Y remató poco después en una entrevista en Nació Digital pidiendo una reunión con Pedro Sánchez para hablar de la «financiación singular».

La respuesta fue inmediata desde la sede del PSC en la calle Pallars de Barcelona. «Lo de Cataluña se negocia en Cataluña», dijeron a LA RAZÓN con contundencia. En 2006, Artur Mas ya quiso puentear al PSC pactando con Zapatero la presidencia de la Generalitat. José Montilla se plantó con una frase que todavía hoy marca una forma de hacer «la sede del PSC está en la calle Nicaragua y no en Ferraz», le dijo a Zapatero. Mas lo entendió porque se quedó cuatro años en la oposición. Junts trató tras estas elecciones con la vía Madrid amenazando a Pedro Sánchez con el fin de su gobierno si no obligaba a los socialistas catalanes a abstenerse en su hipotética investidura. Illa le dijo en TVE en varios idiomas que eso no iba a pasar y el presidente respaldó las palabras de su candidato.

Tras varios intentos fallidos, Junts reculó. Ahora lo intenta Rovira que quiere marcar su perfil dentro de ERC y para darse esa relevancia considera que es importante una foto en Moncloa. Una «sui generis» forma de «lo volveremos a hacer», sin duda. La propia secretaria general republicana, que no cuenta con Oriol Junqueras para nada más allá de las muestras de cariño cuando volvió a pisar España, liderará esta semana unas conversaciones con Illa que reconoce que «van bien». Ella misma marcó la fecha para cerrar el pacto a finales de julio y la semana que hoy comienza se considera clave. Illa no tiene previsto verse con Rovira hasta que «el acuerdo esté más maduro».

Mientras, Rovira también seguirá manteniendo conversaciones con Junts aunque la vuelta de Puigdemont cada día está más lejos por su situación judicial ante la amnistía y aunque volviera su investidura es imposible porque no tiene votos suficientes. Además, ERC sabe que la hipotética vuelta de Puigdemont y su detención solo sería un acicate para los junteros en su idea de repetir elecciones. Aunque vista la manifestación convocada por la Asamblea Nacional Catalana, ahora investida como brazo ejecutor de Junts per Catalunya de la mano de Lluís Llach, que apenas movilizó a 1500 personas el sábado en Barcelona, la fuerza de Carles Puigdemont en la movilización popular está muy mermada.

No parece que una lista conjunta sea el as en la manga del independentismo para forzar la repetición electoral. En diferentes momentos se ha planteado esta posibilidad que Junts rechazó en un primer momento para recuperar músculo a costa de ERC, que todas las encuestas la señalan como el mayor damnificado, y luego recuperó con la cumbre que se celebró en Waterloo a la que los republicanos enviaron un cargo de tercera fila. Contó con el respaldo de la ANC y Òmnium, pero las otrora grandes movilizadoras del independentismo están en sus horas más bajas. Nunca se puede descartar porque las fuerzas independentistas siempre recuperar ímpetu con golpes de efecto, pero la desconfianza y las malas relaciones impiden este acercamiento.

Rovira esta semana estará muy activa porque ERC está en ebullición con asambleas territoriales convocadas para analizar la situación y contemplar las posibilidades de un acuerdo con el PSC. Se tendrá que emplear a fondo porque ella ha sido el adalid «del anti PSC entre la militancia», dicen desde el sector de Junqueras que continua su periplo por todo el territorio con su objetivo de alcanzar la presidencia en noviembre. No se inmiscuirá en las negociaciones porque es consciente que se resuelva como se resuelva el que lo lidere, o la que lo lidere, quedará chamuscada para el cónclave de dentro de tres meses.